Creo que si la gente tuviera que definirme en una palabra esa podría ser: Rara, o tal vez loca, o explosiva también.
Pero yo diría que soy: Carrie. Sí, así, simplemente Carrie. Solo soy yo.
Y si quieres saber más sobre mi singular vida, te invito...
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La navidad es mi época favorita del año, es especial. Y no sé si es especial y por eso es mi época favorita o si es mi época favorita y eso la hace especial. Pero me encanta. Siento el amor por todos lados, la felicidad en cualquier lugar.
—¿Carrie, estás lista?—la voz de Paul al otro lado de la puerta me sobresalta.
—¡Si, pasa!—respondo, emocionada.
—Estoy hablando con Cris y Dam por Skype, di "hooola"—entra y me muestra su celular.
—¡Hooola!—saludo, emocionada—¿Qué tal Portland?—sonrío. Ambos se ven hermosos. Cris lleva un vestido al cuerpo de color lila, Dam lleva puesta una camisa manga larga y un pantalón elegante. La cámara solo enfoca sus rostros, pero por Whatsapp nos mandamos fotos de lo que usaríamos. Se ven más bellos de lo que pensé.
—Superr, ya te extraño—Cris hace un puchero. Se fueron anoche y vuelven pasado mañana.
—Yo también, tonta. Pero tenemos que pasar año nuevo todos juntos—recuerdo y ambos asienten.
—Es nuestra tradición—comenta Paul, divertido.
—Te ves hermosa, por cierto—alaga mi novio con una sonrisa.
—Tú también, tontuelo—sonrío.
—¡Chicos, nos vamos!—la voz de mamá se escucha desde abajo.
—Debemos irnos, queridos—dice Paul.
—Sí—hago un puchero—, no lloren por mí—bromeo.
—Ni que fueras yo—dice mi primo, haciendo como una chica que bate su cabello largo.
—Ay, no puedo con ambos—dice Cris, divertida.
—Nos amas, bye—digo y mando besos antes de separarme de mi primo para tomar mis cosas.
—¡Hablamos por Whatsapp!—exclama mi novio y luego abandona la cámara y deja a Paul despidiéndose de Cris.
Hace un rato saqué los regalos de su escondite y los organicé en una bolsa negra grande, tal cual Santa. Ahora tomo mi celular y cargo la bolsa por las escaleras.
—Ven, yo te ayudo, pequeña floja—dice papá, quitándome la bolsa.
Todos subimos a la camioneta de papá y emprendemos rumbo a casa de la abuela. Por el camino veo habitantes de la calle y sin darme cuenta, me encuentro llorando por ellos. Por que no deberían estar solos, sin comida y tristes en navidad.
—¿Papá, podemos parar un momento?—pregunto, con la vista fija en la ventana.
—¿Para qué, Carrie?—pregunta, mirándome por el espejo retrovisor.
—Tengo algo que hacer—respondo, sorbiendo por mi nariz.
—¿Qué pasa, querida?—pregunta mamá, desde el asiento del copiloto, volteandose un poco para verme.
—No quiero que la gente de la calle pasa una navidad triste—cuento, en un susurro.
—Eso es muy lindo de tu parte, Grinch, pero ¿qué quieres hacer?—pregunta papá, estacionando en una orilla.
—Compremos algo de comer y demos algún regalo, para que no se sientan solos—opino, tomando dinero de mi cartera.
—Me parece una maravillosa idea—apunta mi primo, sacando de su dinero también.
Al cabo de una hora, nos encontramos nuevamente con rumbo a casa de mis abuelos. Luego de haber entrado a un supermercado y haber comprado comida navideña y algunos detalles, salimos a las calles y les dimos a las personas más necesitadas. La felicidad en el rostro de cada persona a la que le di un detalle esta noche, quedará plasmada en mi memoria para siempre. Me hicieron tan feliz al regalarme una sonrisa.
—¡Mamaaaá, llegó Greg!—exclama mi tía Ana, luego de abrirnos la puerta—¿Cómo están? Pasen, pasen—nos abraza uno por uno. Ana hermana de papá, y mamá de mi primo Logan.
Aparte de ella mi padre tiene tres hermanos más. Carlos, Daniel y Pablo. Carlos es papá de Melissa, Daniel es papá de Mindy y Nick, y Pablo es papá de Paul. Amo a cada miembro de mi familia, pero sin duda, Daniel es mi tío favorito, es muy alegre y gracioso. Carlos es amable y tranquilo, pero muy callado, Ana es cariñosamente estricta y perfeccionista y Pablo, bueno, él es caso aparte, mi tío Pablo sólo está con nosotros en épocas especiales, como navidad y cumpleaños de los abuelos; el trabajo es su vida, por lo que no dedica mucho tiempo a su familia. Es una situación realmente triste.
—¡Carrie!—los brazos de Mindy no tardan en rodear mis caderas. —¡Hey, enana! ¿cómo estás?—pregunto, alzándola en mis brazos. Besa mi mejilla.
—¡Súper!—exclama, alegre.
—¡Oye, enana, baja de ahí! Yo quiero abrazarla también—la voz de Nick hace que volteemos a mirarlo.
—¡Hoola, hermoso!—saludo, entusiasmada. Bajo a Mindy con cuidado.
—¿Cómo está la prima más bella?—saluda, abrazandome.
—¿Disculpa? Creo que ese trono me pertenece—bromea Mel, llegando a nuestro lado.
—¿Quién te dijo eso? Mentir está mal—reclama Nick, divertido. Mi prima rueda los ojos—¿cierto, Mindy?—le pregunta a su hermana, alzando una ceja.
—Así es—asiente mi prima menor, sonriente.
—Ay, basta, mejor dejenme saludar a mí también—Mel se hace paso entre mis primos y me abraza por un largo tiempo.
—¿Por qué los renacuajos se reúnen sin mí?—exclama Logan, llegando al grupo.
—Otro más—se queja Mindy, divertida.
—Ni que fueras tan grande—se queja Mel, cruzando los brazos bajo su pecho.
—Cinco años de diferencia me dicen que sí—contraataca, divertido por la expresión de mi prima. Mel le saca el dedo del medio.
—Bueno ya, saludame y ya—digo, bromeando. Me acerco a mi primo mayor y lo abrazo.
—Entonces nadie saluda a Paul, solo Carrie ¿no?—dice Paul, llegando a mi lado.
—No pues, el día de las quejas. Que dramáticos andan—se queja Mindy y sale corriendo a los brazos de su madre. Reímos por su actitud.
Mis primos saludan a Paul y luego nos acompañan a saludar a los demás. Nos sentamos en el patio y actualizamos nuestros mejores chismes.
—Creo que deberíamos tener un grupo de Whatsapp, así nos enteramos de los chismes al día—comenta Mel, entusiasmada.
—Uy no, después son miles de mensajes al día—se queja Paul.
—Mejor lo silencias—apunta Nick, divertido.
—¡Claro! Lo malo es que aún no está lo opción de silenciar hasta que Cristo venga—bromea, haciendo que Mel le lance una mirada furiosa, fingiendo.
—¡Entonces no los incluimos y ya!—comenta mi prima, alzando la voz.
—Bueno, calma. Sí, haremos un grupo y hablaremos día y noche ¿de acuerdo?—cede Paul, rodando los ojos. Rio. Paul y Melissa siempre han tenido una muy buena relación, algo rara, pero muy buena. Siempre pelean pero terminan haciendo las paces al instante.