26. Una tarde de familia.

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A la mañana siguiente, todos nos levantamos tarde por habernos acostado en la madrugada

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A la mañana siguiente, todos nos levantamos tarde por habernos acostado en la madrugada. Así que no tuvimos que desayunar, sino esperar a que el almuerzo estuviera listo.

-¿Dios mío, es legal querer casarse con una presa de pollo? Esto está delicioso-digo, haciendo reír a mis primos a mi alrededor-. Oigan, no bromeaba-comento, divertida.

-No creo que sea legal, amiga-comenta Logan, nuestro primo mayor, sentado a mi lado.

-Agh, es una pena-hago un puchero, mientras termino de comer.

Al cabo de un rato, conforme pasa la tarde, mis familiares se va yendo y mi casa va quedando más vacía, hasta el punto que solo quedamos mis padres y yo.

-Bueno, ¿Quien quiere ver una película?-pregunta papá, lanzándose al sofá, algo cansado.

-¡Yoo!-respondemos mamá y yo al unisono. Reímos.

-Voy por algo para comer mientras-anuncia mamá.

-Tranquila, yo lo traigo, merecen un descanso de la cocina-valoro, sincera. Mamá me lo agradece con un abrazo y se sienta al lado de papá.

Voy a la cocina y tomo un bote de helado y unas galletas, también tomo tres cucharas y tres pocillos para servirnos el helado.

Llego a la sala y me siento al lado de mamá, mientras que papá pone la película. Una esposa de mentira.

Pasamos una divertida tarde de viernes en familia, viendo la película y luego cantando junto a papá con la guitarra. Al llegar la noche estaba demasiado agotada, así que, sin esperar a que mamá se fuera, me despedí de mis padres.

Entro al baño, me ducho y al salir me detengo a contemplar mi rostro. ¡Vaya, que ojeras tan inmensas! Suelo dormir bien, pero siempre las cargo, creo que eso ya es de familia.

Decido acostarme de una vez por todas, dejando mi celular a un lado luego de responder un mensaje de Damian. Ya tomó su vuelo.

(...)

Me levanto y encuentro en mi mesita de noche un papel de color lila, está doblado y dice: Para Carrie. Me apresuro a tomarlo, con el ceño fruncido y la curiosidad carcomiendo mi ser.

Hola, mi princesa.

Hoy me he tomado el tiempo de escribirte esto porque quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti y de la gran mujer en la que te conviertes día a día. Tuve que salir a trabajar más temprano hoy, pero te dejé el desayuno listo. Tal vez llegue tarde, invité a tu madre a cenar.

Que te vaya bien en el trabajo y en la iglesia, me llamas cuando llegues o si tienes algún plan.

Te ama: papá.

Sonrío y guardo la carta en una cajita donde tengo las cosas más importantes que recibo.

-Te amo más, papá-susurro a la habitación, mientras cierro el cajón donde guardo la cajita.

Bajo a desayunar y me encuentro con Paul en la mesa de la cocina.

-Hola, varilla-saludo a mi primo cuando paso por su lado.

-¿Cómo amaneces, enana?-pregunta en cuanto me siento frente a él con mi plato de hotcakes y un vaso con leche.

-Pues, siendo sincera y dejando de lado cualquier amago de mentira, amanecí... acostada-termino haciendo una mueca divertida y luego riendo. Mi primo rueda los ojos.

-Tú y tus chistes negros-bromea, divertido.

-Lo siento, es algo que los blancos tardan en captar-le sigo, burlona.

-Claro, es entendible-asiente, seguro-. ¿Qué harás hoy?-pregunta, interesado.

-Bueno, mi turno en la biblioteca empieza en media hora, de ahí vengo a almorzar, duermo un rato y luego voy a la iglesia. ¿Tú que harás?

-Lo único seguro que tengo ahora, es que iré a la iglesia. De resto, estoy abierto a cualquier invitación-dispone, echándose hacia atrás luego de acabar con su desayuno y poniendo ambas manos detrás de su cabeza, relajado.

-Oh, es una pena que no tenga ninguna invitación para ti-hago un puchero.

-Bueno, si, entonces voy a jugar un rato. Cris no se ha levantado aún, así que esperaré a que haga planes para los dos-se encoge de hombros y se levanta para lavar los platos.

-Tal vez debas sorprenderla con algún plan tú-opino, y dejo caer mis hombros, para restarle importancia.

-Huh, tienes razón. Pensaré algo divertido-dice, después de un rato, para luego salir y dejarme sola en la cocina.

Dejo mi desayuno sin terminar, así que lo guardo y cuando estoy por subir a arreglarme para irme a trabajar, escucho el timbre retumbar por toda la casa.

-Hola, rulitos-saluda Dam al otro lado de la puerta.

-Vaya, madrugaste-apremio, sonriente.

-Bueno, supongamos que sabía que tendrías que irte temprano así que vine a ofrecer mi servicio como chofer-cuenta, cálido.

-De acuerdo, gracias-sonrío-. ¿Y qué tal tu vuelo?

-Eh, creo que podemos hablar de eso después... Ahora solo quiero abrazarte, ven acá-me lanzo a sus brazos y nos quedamos suspendidos en el tiempo por los que parecieron solo segundos, pero pudieron haber sido siglos. Porque es que, a su lado, el tiempo es relativo.

-Creo que debo alistarme-apunto, mirando mi piyama.

-Vale, cariño. Estaré con Paul, me avisas cuando estés lista-sonríe y acomoda un mechón rebelde que antes estaba en mi rostro.

-Dale, no tardo-prometo y salgo corriendo escaleras arriba.

Necesito apurarme, no puedo llegar tarde una quinta vez, por que ahí si estaré en problemas. Me pongo mi uniforme, el cual consiste en un polo blanco, un pantalón beige y unas zapatillas; ato mi cabello en una coleta alta y aplico un poco de maquillaje a mi rostro. Lista. Quince minutos.

-¡Damiaaaan!-grito mientras bajo corriendo las escaleras-. ¡Damian, se me hace tardeee!-sigo gritando, cuando voy llegando a la puerta escucho los pasos apresurados de Damian detrás de mí.

-Vamos, vamos, vamos-susurra, cerrando la puerta detrás de si.

Me alcanza y me abre la puerta de su auto, subo y él rápidamente llega a mi lado.

-¿Biblioteca?-pregunta para asegurarse.

-Para allá mismo-respondo, revisando que no se haya quedado nada en casa, Damian pone el auto en marcha.

-Entonces, ¿cómo fue tu noche de acción de gracias?-pregunta, relajado, a pesar de ir lo más rápido que puede.

-Tierna y familiar. Me gustó mucho pasar tiempo con mis primos, porque tenía tiempo que no los veía al igual que al resto de la familia-respondo, viendo a lejos nuestro destino.

-Me alegra mucho, yo también la pasé muy bien-muerde su lengua mientras estaciona, concentrándose.

-¡Que bueno, espero escuchar toda la historia luego, eh!-le apunto con el dedo, amenazante.

-Seguro, me avisas para pasar por ti y almorzamos juntos ¿te parece?-invita, sonriente.

-Me parece perfecto. Te quiero, nos vemos-me despido, plantando un casto beso en su mejilla y bajando rápidamente del auto.

Ahora sí, a trabajar.

Nota de autora:

Espero que les guste!

Feliz día de reyes para todos😊

Besos, May💜📖

Simplemente Carrie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora