48. Un sueño hecho realidad.

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Me levanto sintiendo un peso en mi cabeza, ayer fue la fiesta de graduación

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Me levanto sintiendo un peso en mi cabeza, ayer fue la fiesta de graduación. Sí, por fin salimos del instituto. No voy a negar que lo extrañaré, sin embargo, son etapas y esa ya terminó.

Ayer bailamos toda la noche, la musica estuvo muy buena y nos divertimos demasiado, pero ahora eso pasa factura a mi cabeza dándome un fuerte dolor.

Mi celular suena en la mesita de noche y me acerco hasta él lo más rápido que puedo, ansiosa por callarlo.

—¿Quien es?—pregunto, contestando la llamada.

Buenos días, bella durmiente—mis oídos captan la voz de mi madre.

—¿Donde están ustedes?

Fuimos al súper para comprar algunas cosas, pero tu abuela nos invitó a almorzar ¿vienes?—pregunta haciéndome fruncir el ceño ¿que hora es?

—Eh..., sí, en un rato estoy allá.

De acuerdo, cariño. Te amamos.

Termino de hablar con mamá y me levanto de la cama, rumbo al baño. Detrás de mi espejo encuentro el botiquín de primeros auxilios y saco una pastilla para el dolor de cabeza que no tardo en tomarme con agua del lavamanos. Mi cabeza parece querer explotar.

Entro a la ducha, dejo que el agua se abra paso por todo mi cuerpo y echo champú a mi cabello. A lo lejos escucho mi celular sonando otra vez, pero dejo que la llamada se caiga, para seguir con mi baño. Termino de bañarme y salgo con una toalla enrollada en mi cuerpo y otra en mi cabello.

Mi celular suena otra vez y me acerco a contestar.

Buenas tardes, rulitos—sonrío ante la voz de mi novio.

—Hola, moco—saludo con la sonrisa intacta.

¿Que planes hay para hoy?

—Pues, justamente me estaba vistiendo para ir a casa de mi abuela ¿me acompañas?—invito, poniendo el celular entre mi oreja y mi hombro para abrir la puerta de mi armario.

Claro, ¿paso por ti en...?

—Dame veinte minutos y estoy lista.

De acuerdo, nos vemos en veinte, hermosa.

—Te amo. Bye.

Dejo mi celular caer sobre mi cama y me adentro en mi armario para ver que usar. Opto por un camisón de cuadros rojos con negro, un jean negro y unas botas el mismo color. Dejo mis rulos caer por mis hombros y aplico un poco de maquillaje a mi rostro.

Sonrío al espejo y mi celular me interrumpe.

—Dios mío, ¿quien es ahora?—digo en cuanto contesto.

Tu papá, tonta.

¿Qué pasa, pá?

—Te estamos esperando, Carrie.

Simplemente Carrie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora