39. Adiós, cenicienta.

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Por fin llegamos a casa a tiempo, gracias a que los padres de Dam y Cris se encargaron de que nos esperaran diez minutos más ¡el avión casi nos deja!

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Por fin llegamos a casa a tiempo, gracias a que los padres de Dam y Cris se encargaron de que nos esperaran diez minutos más ¡el avión casi nos deja!

Subo a mi habitación y el reloj en mi mesita de noche me indica la hora: 11:50pm. Suelto un bostezo, ha sido un día largo. Suelto mis maletas en el piso y paso directamente al baño.

Cepillo mis dientes, lavo mi cara y peino mi alocada melena. Demasiado sueño para bañarme ahora, mejor mañana.

Termino mi noche poniéndome mi piyama y orando antes de dormir.

(...)

Hola, Carrie. Quería decirte que ya no trabajaremos hasta el próximo año, puedes venir por tu paga y disfrutar de tus vacaciones—la voz de mi jefe nunca me había alegrado tanto.

—¡Muchas gracias! Iré dentro de unos minutos, señor Ferrer. ¿Podría preguntarle por qué adelantaron las vacaciones?—pregunto, recordando que eran hasta dentro de una semana.

Ay, Carrie, lo que pasa es que preferí viajar y quiero que ustedes también descansen.

Que lindo de su parte, señor Ferrer.

Te dejaré tu paga con Gladys, el horario de hoy es hasta el mediodía—informa, entusiasmado.

—Estaré mucho antes, señor Ferrer.

Está bien, Carrie. ¡Feliz navidad!

Feliz navidad, señor Ferrer...—respondo, pero ya ha colgado. Él siempre de apresurado. Es un buen jefe.

Me emociona poder recibir mi paga hoy, con lo que llevo ahorrado de meses anteriores y esto, podré comprar hermosos regalos para todos mis familiares, amigos y para Dam también. No puedo esperar más.

—Mamaaaaá, papaaaaá, Pauuuul—grito mientras bajo las escaleras.

—¡¿Qué pasa, Carrie?!

—¡¿Estás bien, cariño?!

—¿Que retraso sufres ahora, primita?

Preguntan los tres al tiempo en cuanto llego a la sala, ruedo los ojos y le saco la lengua mi primo. Vuelvo a centrar mi atención en mis padres.

—¡Me pagarán hoy! Tengo que ir a buscar mi paga y no trabajo más hasta el próximo año, si quiero—cuento, entusiasmada.

—Me alegra mucho, mi niña. ¿Quieres que te lleve por ella?—pregunta mamá, sonriente.

—No, mami. Compraré los regalos para todos y prefiero que lo que compre sea sorpresa—cuento, segura.

—Mm, bueno—hace un puchero, en broma.

—Yo quiero un IPhone X—comenta Paul, viendome de manera divertida.

—Tan bobito, sigue queriéndolo, primito—le guiño un ojo, de la misma manera.

Simplemente Carrie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora