Me siento en el piso de mi habitación y organizo los regalos para mis amigos: Cristal, Serena, Francisco y Paul, con mi primo no nos dimos nuestros regalos anoche porque preferimos dejarlos para cuando estuviéramos todos juntos.
Ahora tengo que preparar el de Dam. Le compré, dicho y hecho, una camisa y un reloj, ambas cosas muy lindas a mi gusto. Hace rato fui a la oficina de papá y de la impresora saqué unas imágenes de nosotros dos que nos hemos tomado a lo largo de los años. Todas son imágenes muy lindas como: los dos sonriendo a la cámara mostrando nuestras bocas con espacios por dientes recién mudados, ambos en unos columpios en el parque que esa cerca de aquí, comiendo helado con todo el rostro sucio, las manos llenas de tierra de tanto jugar afuera y muchas imágenes más que van siendo distintas conforme vamos creciendo.
Me dedico a desplegar una cartulina pequeña que hallé en mis cosas del instituto, blanca y limpia, perfecto. Comienzo a escribir cosas que hemos pasado, momentos divertidos y algunos chistes malos que él ha hecho que se quedaron grabados en mi mente. Termino sonriendo enternecida por el resultado de esto al pegar las imágenes. Me encanta, ahora solo falta firmarlo.
Te ama: Rulitos. (Creo que ese es mi apodo favorito) ♥
—¡Primiiita!—la voz de mi primo me sobresalta. Cubro la cartulina con mi cuerpo.
—Claro, Paul. Pasa, bienvenido—ruedo los ojos.
—¿Interrumpo?—pregunta, burlón.
—No mucho—respondo con una sonrisa irónica.
—Ay ya, dejame ver qué estas haciendo—se acerca y se acuesta a mi lado.
—Nop—me niego, apartándolo con una mano.
—Uhh, de acuerdo, entonces veré esto otro—dice, fijándose en los regalos.
—Ni se te ocurra, Paul—amenazo con una mirada furiosa.
—Solo una miradita ¿Si, primita?
—No, primito.
—Ay vamos, por favor... Para Paul, para Paul, para Paul...—dice mientras busca su regalo—. ¡Aquí está! Para Paul, el primo más amable, hermoso y tierno del mundo, sin olvidar lo sexy que es.
—Uy si, claro. Ya quisieras que dijera eso—digo, divertida.
—A verr—abre un poco la bolsa y me levanto de un salto para raparsela.
—Dije que no—alejo la bolsa de su alcance, pero él ya no se fija en ella sino en la carta que le hice a Dam. Rayos.
—¡Ay pero que lindo! Demasiado cursi para mi gusto, pero perfecto para mi enamorado mejor amigo—dice, divertido.
—Ya, deja de husmear en mis cosas, Paul. Te denunciaré por acoso—digo, guardando la carta.
—Eso me queda mejor a mí, ¿quién era la que estaba hurgando en mi ropa interior hace una semana?—pregunta, divertido, alzando una ceja.
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Simplemente Carrie.
Novela JuvenilCreo que si la gente tuviera que definirme en una palabra esa podría ser: Rara, o tal vez loca, o explosiva también. Pero yo diría que soy: Carrie. Sí, así, simplemente Carrie. Solo soy yo. Y si quieres saber más sobre mi singular vida, te invito...