—¡¿Qué rayos pasa con ustedes?! ¿Por qué no pueden simplemente dejarme leer en paz?—mi voz exasperada hace que el par de tontos, uno de ellos mi novio y el otro mi primo, me miren sorprendidos.
—Sólo queríamos que vinieras a jugar con nosotros—comenta el rubio, jugando con su cabello, nervioso.
—No era la manera, Damian. Mojaron todo mi libro, sabes lo importante que son para mí—respondo, molesta.
—Lo sentimos—dice Paul, tratando de acercarse a mí.
Me mentalizo y trato de calmar mi furia.
Asiento—Solo...quiero estar sola un rato—digo y me levanto de la silla.
—Carrie...—Damian toma mi mano, impidiendo que camine.
—Quiero estar sola, Damian. No te preocupes—intento sonreír y me suelto de su agarre.
—Lo siento...—susurra, o lo escucho como tal.
Camino sobre la arena, alejándome del lugar donde están nuestras cosas y los demás. Solo quiero pensar, calmarme y volver a la normalidad.
No sé si para ustedes les pase lo mismo que a mí, pero los libros han sido mi socorro desde niña, y los cuido como mi mayor tesoro. Y ellos lo entienden, pero no pensaron que al tomar agua del mar y echarmela encima, dañarían también el libro.
También pasa que me enojo o irrito muy fácil, y eso es algo que debo cambiar. Por que termino tratando mal a la gente que amo, y no está bien.
—Hey, ¿qué haces caminando sola, cariño?—la voz de mi padre me hace sobresaltar por el impacto, pero me relajo al saber que es él.
—Pensando, pa...—respondo, mientras él se amolda a mi paso—¿qué haces por aquí?
—Compré esto para comer, recién llegaba cuando te vi por aquí—cuenta, tranquilo. Lleva unas cajas blancas de aluminio, debe ser pollo o algo así—. ¿Y en qué piensas? Me extraña que no estés con los chicos.
—Si, sobre eso, es que pasó algo que me molestó—una sonrisa torcida se dibuja en su rostro, tratando de unir piezas o llegar al punto de lo que pasó.
—Ah, ¿quieres contarme?—inquiere, interesado.
—Es que, estaba leyendo en la silla bajo la sombrilla, mientras Paul, Damian y Cristal jugaban en el mar...ellos pensaron que sería buena idea que yo estuviese con ellos, me llamaron y les dije que en un rato iría. Pero ellos no esperaron, Cris se quedó en el agua mientras los chicos salieron y me vaciaron un frasco de agua en la cabeza, que mojó y dañó mi libro—cuento, desganada.
—Auch, eso estuvo mal—comenta, procesando la información—. Sin embargo, debes entender que ellos tenían una buena intención. Y a veces los humanos somos así; hacemos cosas pensando que las otras personas entenderán nuestras razones, que lo verán del mismo modo que nosotros lo vemos. Hacemos cosas buenas que se ven malas y malas que se ven buenas.
—Tienes razón...
—Lo material no debe afanarte, hija, ni mucho menos debes dejar que te aleje de las personas que te aprecian. Lo importante es lo que cada libro deja en ti, no la tapa o sus hojas—termina diciendo y asiento, cabizbaja.
—Siempre es bueno hablar contigo, papá—sonrío y lo abrazo.
—Lo mismo digo, pequeña—besa mi frente—. ¿Qué tal si volvemos con los demás?
—Vamos—acepto, tomando su mano.
Camino con mi padre a mi lado, sintiendo el agua llegar a mis pies y luego alejarse. Respiro profundo y me preparo mentalmente para disculparme por mi mala actitud.
Cuando llegamos con los demás, veo a Tiana y al papá de Dam bañándose a lo lejos, a mi madre comiendo un pedazo de pan y a mis amigos intentado hacer un castillo de arena. Me acerco a mis amigos, mi novio es el primero en verme, sonriendo abiertamente, se levanta.
—Dam, yo lo...—él me interrumpe y me abraza mientras habla.
—Yo lo siento mucho, hermosa. No quería dañar tu libro, prometo darte otro igual—mientras habla, Cris se acerca junto con Paul y se unen al abrazo.
—Sí, también te compraremos helado. En serio lo sentimos—comenta mi primo, alargando la ultima letra.
—Mucho helado, amiga—le sigue mi mejor amiga y yo solo sonrío, y trato de separarnos.
—Chicos, todo está bien. Los perdono y espero que puedan perdonarme también, hice mal al gritarles. Lo siento—me disculpo y ellos se relajan.
—Estás perdonada, amiga. Ya pasó—dice Cris, tranquila.
—Aunque...—alzo una ceja y me miran ceñudos—, acepto libros y helado sin ningún problema.
—De acuerdo—acepta mi primo, divertido.
—Bueno ¿me puedo unir a su construcción?—pregunto, mirando el bulto de arena.
—¡Claro! Necesitamos tu ayuda, queremos hacer el castillo más grande de todos, pero no sabemos como—cuenta Dam, haciendo un puchero.
—Ok, ya tengo una idea ¡manos a la obra!—exclamo, entusiasmada.
(...)
Nuestro vuelo sale en media hora, por lo que vamos tarde, muy tarde al aeropuerto. Pero no es mi culpa lo juro.
—No puedo creer que te hayas demorado tanto, hija—la voz de mi padre, irritado, me hace soltar un bufido.
—No fue mi culpa, no encontraba mi cargador—me excuso, de brazos cruzados como una niña pequeña.
—Si lo fue, cariño. Tienes que ser más ordenada, tenías tu habitación hecha un desastre y solo estuviste ahí tres días—reclama mi madre y me abstengo de rodar lo ojos.
—Está bien, tendré más cuidado—digo, sabiendo que igual llegaré a casa dejaré las cosas en el piso para ordenarlas al día siguiente, o tal vez a la semana, no hay mucha diferencia.
—Sólo espero que Tiana y su familia nos estén esperando allá, para que el avión no nos deje—comenta papá, mirando el reloj.
Acabamos de tomar un taxi, Dam y su familia se fueron antes porque pensaron que era mejor esperarnos allá, ya que mis padres tenían muchas cosas que empacar solo que ellos terminaron y luego yo no encontraba mi cargador y nos retrase más.
Paul siempre estuvo listo, pero igual nos esperó, así que se encuentra a mi lado molestándome.
—Espero que hayas mejorado en las clases de deporte, primita, porque nos va a tocar correr cuando lleguemos al aeropuerto, y mucho—lo miro desafiante y se echa a reír.
Pero sí, tiene razón. ¡A correr se ha dicho!
Nota de autora:
¡Regresé! Espero les guste♥
Besos, May💜📖
Pd: Gracias por leer, votar y comentar, lxs amo🌟
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Simplemente Carrie.
Teen FictionCreo que si la gente tuviera que definirme en una palabra esa podría ser: Rara, o tal vez loca, o explosiva también. Pero yo diría que soy: Carrie. Sí, así, simplemente Carrie. Solo soy yo. Y si quieres saber más sobre mi singular vida, te invito...