5. UN BAILE Y UN PONCHE

162 16 1
                                    

Narrador omnisciente

La noche era tibia y en todo el lugar se percibía cierta pesadez extraña producto de la realidad, esa que decía que muchos no se volverían a ver, la falta de adultos era poco común, aun así, a nadie pareció molestarle en lo más mínimo.
En cuanto Aubrey entro una muralla de murmullos se formó a su alrededor, los mas constantes hablaban de que ella sería la futura reina del baile a lado de Ethan, aunque algunos detractores opinaban que, el hecho de que estuviera sola, dejaba en claro que Ethan no sería su "Rey", hubo varias voces que mencionaban a Charlie pero ninguna de ellas fue lo suficiente como para que fuera una posibilidad.

Sus ojos viajaron sobre el mar de rostros bien arreglados y en ninguno encontró a su viejo amigo. Frustrada y un tanto desesperada camino directo a la larga mesa de bocadillos y observando con algo de nostalgia las deformes galletas que suponían ser unas flores, los panecillos que parecían ser más una bola de masa con betún. Una sonrisa triste se instalo en su rostro al recordar como ella misma había tratado de hacer algunas galletas, y como Charlie se había acabado la charola entera argumentando que no sabían tan mal aunque al igual que aquellas galletas, sus posibilidades de entrar al club de cocina, se fueron por el caño.
Y una vez más, su pensamiento volvió a Charlie, deseaba verlo, verlo bien, sin esa arpía a su lado, y esperaría lo necesario para evitar que Olive arruinará su vida.
Tomo una galleta y al darle el primer mordisco casi la regresa a la charola, pero un par de risitas detuvieron su acción -Hola Aubrey, ¿que te parecieron las galletas? -pregunto una chica a la que jamás había visto antes.
-están bien... -trato de decir algo más pero el sabor horrendo de las galletas impidió que pudiese mentir un poco más.
- ves, te dije que no sabían mal - espetó un tanto ofendida la chica a su lado.
- bien, tenias razón - ambas miraron a Aubrey, quien aún sostenía la galleta con un solo mordisco y casi pidieron que se la terminará, así lo hizo -¿ya probaste los cupcakes? - había añoranza en sus ojos y no pudo evitar sentirse mal por ellas, pero ciertamente al igual que las galletas, los cupcakes dejaban un sabor amargo al tragarse, algo poco usual, pero que después del segundo, llegaba casi a pasar inadvertido. Estaba a punto de dar su opinión sobre estos, pero un chico se acerco al par de "cocineras", quienes asintieron al tiempo que volvían los ojos hacia Aubrey -prueba el ponche - dijo la chica que probablemente era consciente del horroroso sabor de sus postres.
Aquella corta charla sirvió para disipar le un poco los nervios, así que casi obediente, se sirvió de aquel ponche rosáceo en un conocido vaso rojo, la bebida se deslizó por su garganta dejando un gusto amargo que era difícil de ignorar, era el sabor del alcohol barato el que le había inundado la boca, iba a dejarlo y fingir que no le había dado ni un sorbo, pero necesitaba desesperadamente algo en que concentrarse o terminaría desquiciando se.

Los minutos pasaron largos como jamás habían sido y ella seguía bebiendo y comiendo, se sentía mareada pero lo atribuía a los nervios y al ponche.
Después de aproximadamente una hora y cuarto, llegaron, Charlie se veía raro, tenía una extraña sonrisa ladeada que era notoria a pesar de la tenue luz del salón, pensó lo peor y los latidos de su corazón se escuchaban a pesar de la música ruidosa y los gritos de los adolescentes que gritaban al son de una canción conocida.

Entonces trato de acercarse pero alguien se atravesó en su camino, Ethan.

- Aubrey, necesito hablar contigo - ella sintió como todas las lágrimas querían salir al mismo tiempo y el con tenerlas dolía.
- Perfecto, yo no- dijo con esfuerzo, hablar le pesaba y más aún hablar con él.
- por favor, es importante, vamos afuera - la tomo de la muñeca y comenzó a halar de ella.
- No iré, suelta me - él no la soltó, solo la miro con más intensidad y con una súplica implícita.
- Aubrey, por favor, no quiero que las cosas se queden así entre nosotros, me porte como un idiota por favor solo deja me explicarte - le dolía que el mencionara a un "nosotros" que aparentemente jamás existió.

Los Infortunios Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora