40. PERDIDA

68 3 0
                                    

Aubrey
Mi padre se había quedado en el auto con los niños esperando a que yo bajase con ropa, no me sentía bien saliendo sin despedirme pero no había podido contactar a Maddy así que me decidí por dejarle una nota. Pero apenas había tomado papel y pluma y ella entró sin molestarse en verme.
Fue solo cuando vio las maletas que me miró a mi —¿Te vas? — asentí —¿porque? — “porque el hijo de puta de tu ex novio, vino aquí buscando a tu primo, me golpeo y casi me viola, ah y pregunto por ti” pensé decirle pero no me sentía de humor — Maddy, creo que es lo mejor — me miraba como cachorro perdido — Aubrey, ¿que fue lo que paso? —su pregunta tenía un tras fondo que no me esforcé en entender, estaba mentalmente agotada y sentimentalmente jodida, me sentía como una gelatina temblorosa y sin  forma y ella no había reparado en los golpes de mi rostro, tal vez que la piel aún se viera enrojecida en vez de morada no le llamó en lo más mínimo la atención — Maddy, debo irme están esperando por mi — trate de desviar su atención para poder huir pero no funciono — solo dime, ¿porque te estas yendo? — tenia que ser sincera pero no quería hacerlo —ya te lo dije es lo mejor, me están esperando, nos vemos luego — comencé a caminar dándole la espalda y ella soltó una pregunta —¿y si Charlie vuelve? — me quede unos segundos en blanco, si Charlie volvía no habría nada que hacer, el se había ido porque creía que era mejor para todos, y tal vez lo era, había más en este mundo que el, había estado pensando tanto en el que me dolía, y el simplemente se había ido, sin pararse a pensar en cuanto me dolería — le das mis saludos — y sin dar otra palabra salí del lugar al llegar al auto mi padre me miraba con toda la calidez que no uso cuando era pequeña, pero estaba ahí y eso era lo importante.
—¿nos vamos ya? — asentí — gracias — susurre —¿porque? — en su rostro había mera confusión — por estar cuando te necesito, cuando parece que todos me han abandonado — el sonrió más para sí que para mi — Aubrey yo siempre estaré cuando me necesites, soy tu padre y aunque perdí mucho tiempo, no dejaré que otro segundo se me vaya si que sepas que eres mi prioridad — sentí ganas de llorar aunque últimamente me había vuelto demasiado sensible.

El camino fue más corto de lo que creí, la casa en la que mi padre vivía era demasiado grande para el solo y según me había dicho, hacía algunos meses estaba en planes de boda pero la mujer en cuestión... Bueno ella cambió de opinión, según mi padre ella solo lo quería por su dinero así que le hizo una treta, fingió quedarse sin  nada y esta lo creyó así que cuando lo supo se puso como loca y mi padre la dejó ir.
— de acuerdo, esta es la habitación que puedes ocupar, mañana mandare a que tenga una puerta para que puedas entrar a la de a lado, que será la de los pequeños, mientras tanto y si así lo quieres pueden dormir contigo en la misma habitación — asentí, la verdad no me sentía muy bien, la cabeza me dolía y en el pecho estaba esa sensación de preocupación que no me dejaba en paz, sabia que no habían mucho que la policía pudiera hacer contra Jonas y eso me asustaba bastante.
Aun así trate de mantenerme al margen, pedí a una compañera la tarea y me dispuse a hacerla, me dolía el rostro pero mas aun mi orgullo, crean lo o no me sentía muy tonta, había dejado que Jonas supiera que tenía un hijo al menos, eso era un riesgo colosal.
Había aún cientos de preguntas inundando mi cerebro la primera era ¿que había hecho Charlie para que Jonas estuviera tan enojado? ¿Que tenía que ver yo con todo ese asunto? Y ¿que pasaría si Jonas salía de donde sea que lo tenían?.
La preocupación que sentía por  Charlie se volvió enojo cuando me empezó a pasar por la cabeza el nivel de inconsciencia que tenía al hacer que un idiota como Jonas me buscará, más aún sabiendo que ponía a nuestros hijos en riesgo, o es que realmente estaba tan cansado de nosotros que no le importaba.
Miles de preguntas más estuvieron atormentado me pero que podía hacer, me había cansado de llamar a Charlie, siempre era lo mismo, su buzón estaba lleno así que no había tenido posibilidad de dejar un solo mensaje más.
Pensé y pensé pero ya estaba cansada, era demasiado para mi, era momento de dejar ir a Charlie, el había querido irse y ¿quien era yo para obligarlo a quedarse?, nadie, todos amamos y perdemos, alguna vez yo lo amaba y lo perdí, que más podría hacer sino seguir, esperar que su vida no fuera una tragedia y suplicar al cielo que estuviera bien, lo amaba pero no podía dejar que dañaran a mis hijos por el, si debía arrancar de mi todas su palabras, con tal de que ellos estuvieran bien, lo haría, aunque me significase sentirme una muerta en vida.
Amaba a Charlie, pero el siempre parecía estar huyendo de mi, no lo ataría más.
§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§

Los Infortunios Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora