34. VERDAD

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Narrador omnisciente...

Habían pasado casi  dos meses desde  el nacimiento de los bebés, Charlie trabajaba en las mañanas con Malcolm y en las tardes se dedicaba a cuidar a los niños, Maddy y el se habían vuelto un gran equipo, Charlie ahora era un experto cambiador de pañales.
Todos parecían estar muy acostumbrados a la ausencia de Aubrey, aunque Charlie les hablaba a los niños de ella, les contaba de su gusto por leer y les leía de vez en cuando algunos de sus libros, también les platicaba de las veces que ella lo había cuidado cuando estaba mal y les susurraba lo mucho que la quería. La duda no lo dejaba en paz a pesar de que parecía estar en calma, no había momento en el que no la imaginará despierta, realmente la extrañaba y rogaba al cielo que despertará.

Pero en el hospital algo sucedía.

Los ojos de Aubrey vieron la luz una vez más ante la sorpresa de un para de enfermeras presentes  —¿Aubrey como se siente? — ella estaba muy atontada — creo que estoy bien... ¿Como están mis bebes? — el doctor llego después y comenzó a  revisar su expediente — ambos nacieron en buenas condiciones — Aubrey suspiro tranquila —¿puedo verlos? — no era consciente del tiempo que había estado inconsciente — Aubrey los niños ya no se encuentran en el hospital, pero quédese tranquila, el padre de los niños firmó por ellos — una enfermera intervino al ver el gesto de horror —pero los hemos visto cuando viene a visitarla y están muy bien cuidados, siempre está aquí a la hora de visita —  Aubrey abrió los ojos a más no poder, Charlie no sólo se había quedado con los niños, sino que también seguía en la ciudad —¿quien autorizo que se los llevara? — el doctor no supo decirle, solo le pidió que descansará aunque era imposible pues estaba tan  furiosa y confundida, después de lo que había leído, el coraje le seguía quemando las entrañas y la confusión hizo mella en su consciencia.

Por su parte una llamada a mitad de la noche traía felicidad a Charlie.
—Maddyson... Maddyson despierta — susurro  —¿que pasa Charlie? — dijo ella adormilada — despertó — Maddyson en su somnolencia preguntó —¿cuál de los dos? — Charlie sonrió ampliamente — Aubrey — Maddy le dio la espalda — arrulla la — cuando cayó en las palabras de Charlie se levantó de golpe —¿Aubrey? ¿Es en serio? — Charlie asintió —es la mejor noticia que me han dado a las... — miro su reloj — 3 y pico de la mañana — era difícil saber si era sarcasmo o en realidad estaba contenta, pero de cualquier modo era evidente la felicidad en el rostro de Charlie — podremos verla a partir de mañana, temprano, pero me pidieron que te avisara, dijo que quería hablar contigo — y era obvio lo que se venía — esperaba que lo olvidara, pero no tengo tanta suerte, como sea, igual debo dormir un poco será un gran día mañana — Charlie se disponía a salir y dejarla dormir aún sabiendo que  para el seria imposible, cuando Maddyson le hizo una pregunta que lo paro en seco —¿que vas a decirle? — el fingió no saber a lo que se refería — pues nada, le diré la verdad, que yo no mande los mensajes y creo que eso bastará — Maddy suspiro — de acuerdo, ¿solo eso? — Charlie sentía cierto grado de presión  — si...bueno no, no se, cuando la vea, sabré que decirle — Maddy había dado en el clavo y lo sabía pero era muy de madrugada para mantener esa conversación — ajá, como sea, trata de  no cagarla y hacer que te odie de nuevo — parecía una tarea fácil pero últimamente todo lo que hacía lo alejaba de ella así que sería realmente complicado conseguir que no lo odiase más aún.

Charlie hizo las llamadas que debía hacer, llamó al padre de Aubrey y a los chicos, todos estaban enterados y la mayoría estaba feliz, excepto Alice quien solo dijo un sarcástico “yey” y dijo que estaba muy cansada antes de colgar, Charlie noto el extraño cambio de actitud antes y después de mencionar a Aubrey y aunque no era tonto, prefería hacer como si no pasara nada, porque en realidad así era, al menos para el.
En los pensamientos de Charlie resonaba la posibilidad de hablarle de lo que sentía por ella ahora que estaba despierta.
—tal vez podría decirle, “Aubrey, yo... Yo..”, mierda ¿porque es tan difícil?,  debería ser fácil, se lo dije sin problemas antes, solo debería decirse lo... — suspiro antes de tratar de nuevo — “Aubrey, yo creo, bueno estoy seguro, yo, yo te”, si no puedo decirlo ni en voz alta, como se lo diré de frente, va a estar viéndome con esa mitrada curiosa que tiene, si es que quiere verme... — se decía mientras trataba de dormir, había sido valiente al decírselo mientras estaba inconsciente pero el verla a los ojos y decirle su secreto más profundo era todo una odisea.

Los Infortunios Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora