20. DUELE

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El sábado había llegado como un brisa impertinente, con los nervios acelerando mi corazón desde que desperté.

Tenía miedo, miedo del que dirán, y todo lo demás, miedo a verlo de nuevo y no saber si las piernas me responderían  o si terminaría desmayadome como me paso en el cuarto de Tara, tenía un miedo tan tremenda mente desgraciado que me obligó a devolver las tres manzanas que llevaba a la hora del desayuno.
—Manzanita, se que sientes miedo pero por favor no mates a tu madre de hambre — le dije a mi panza, era bonito pensar que un pequeño ser crecía dentro de mi, pero me aterraba la idea de que un día Charlie la o lo viera y  dijera, "¿no te parece que tiene mis ojos? " creo que en ese momento moriría.

Me veía en el espejo de cuerpo entero y como muchas futuras madres, mire con atención el pequeño gran bulto que estaba en la parte baja de mi vientre, preguntándome cuanto es que dolería, como es que sería y  si seria lo suficientemente buena para enseñarle lo que debe saber de la vida, más aun cuando ni siquiera yo lo sé.
Me puse el vestido y me observe, no se veía mi abultado vientre y me hacía ver bien, creo que cumplía su función, pero aún sentía que le hacía falta algo, busque entre los cachivaches que tenía por joyeria y encontré una gargantilla con una especie corazón metálico, era curioso, porque era lo que necesitaría para ver a Charlie sin morir.
Comenzó mi tortuoso camino a la mansión Rydel arrepintiendo me cada diez kilómetros de haber aceptado, pero la parte masoquista de mi cerebro quería verlo aunque doliera, saber que no me quería cerca, era como un dolor que necesitaba, solo debía pasar por esto una vez, sacarlo de mi mente y seguir mi vida tranquilamente mientras fingía demencia sobre el asunto de mi bebe.

Cuando estaba cerca de llegar frene el auto —cálmate Aubrey, solo es gente, gente que tiene más dinero del que veras en toda tu vida aunque ahorraras todo el efectivo que pasará por tus manos, gente que cree que eres una oportunista, que si se entera que estás embarazada va a creer que quieres quitarle dinero a Charlie, gente que cree que eres una miseria, que no eres inteligente, ni bonita, gente que desprecia a los que no tienen tanto como ellos, gente que hará lo que sea necesario por tratarte como mierda y que por desgracia llevan la sangre de tu bebe — deje caer dramáticamente mi cara sobre el volante y me dolió, después de auto insultarme por golpearme de la forma más tonta posible, retome mi discurso “motivacional” — pero tal vez no es tan malo, lo hacemos por mi madre, ella se lo merece, debemos apoyarla, tengo que estar bien, estoy bien, estoy bien, no estoy bien, no estoy bien, estoy de la mierda, debería huir, debería acelerar y fingir que jamás estuve aquí, pero no puedo, maldito sentimiento de culpa — después de "tomar valor" acelere hasta llegar a la entrada de la gran mansión, donde todos estaban reunidos como si la mismísima reina fuera a cruzar las puertas de esa casa, a lado de los ahí presentes parecía vagabunda, justo como me lo esperaba.

Estaba mentalmente preparada, sabía que lo primero que vería serían las primas políticas de Charlie, llegarían con su táctica de montaña rusa, primero dirían algo que parece lindo y luego me mandarían a la mierda —hola Aubrey, que lindo vestido — la interrumpí —gracias — dije sin mucho ánimo — hacia años que no veía un vestido de ese estilo, tal vez porque ya nadie los usa — suspiré — si bueno, gracias por ponerme tanta atención, no la necesitaba pero gracias, ahora sí me permites debo buscar a mi madre — no espere a que dijera más y seguí mi paso, aunque por dentro ciertamente sentía que me vibraba todo el cuerpo.  Después de ellas seguían las venenosas de sus madres, quienes se sentían tocadas por lo dioses y maltrataban a cualquiera, no tardó mucho en que me abordarán —miren quien llego, la pequeña Abril — me jodia que hiciera como si no supiera mi nombre, cuando se lo había repetido hasta el cansancio la última vez que vine, incluso la había cachado hablando de mí con otra mujer y luego fingir que lo había vuelto a olvidar, era desesperante — Es Aubrey señora... Que gusto verla —mentira — si que haz cambiado, al empiezan a notarse tu curvas — si eso era sarcasmo le hizo falta media tonelada de sutileza — lo se, y me gusta, sabe lo prefiero así, porque hay muchas mujeres que son más curva que mujer y terminan pareciendo un círculo, pero por suerte ese no es nuestro caso ¿verdad? — su rostro era un cuadro lleno de colores, se veía roja de coraje con ciertos tonos de humillación, ya que ella era un círculo de pura maldad — claro querida, fue un gusto conversar contigo, pero iré a saludar a más invitados — ja, eso no lo vio venir, era tan divertido verla huir en todo su circular esplendor.

Los Infortunios Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora