8. UNA PASTILLA

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Aubrey
El camino a la farmacia fue tenso,  no entre nosotras,  solo estaba tenso por el motivo del viaje. Estábamos tan calladas que casi podía escuchar mi propia respiración pese al ruido del exterior.
Llegamos una  farmacia lo suficientemente lejana a mi casa, lejos de la vista de los curiosos o los conocidos. 
Había una chica de cabello azul y cara de fastidio atendiendo.
— Bienvenida a Cheap and Healt, ¿en que te  puedo ayudar? — atendió con tono robotico y sin dejar de masticar su chicle.
— necesito... emm una pastilla del día después — la timidez que nunca había conocido, había aparecido de pronto, ella no dijo  más y fue a buscarla  detrás de algunos estantes.
— mira,  la pastilla funciona hasta  72 horas después de tener relaciones,  pero no son  mágicas,  tienen un 99 por ciento de efectividad,  toma,  espero que te funcione — la tome y la observe con detenimiento tratando de verla como una simple medicina y no como el remedio a mi temor luego le pague por ella antes de irme — muchas gracias —.
Había logrado dejarme  más asustada de lo que estaba antes de entrar, ese uno porciento era demasiado peligroso.
Salí y camine al auto sintiendo que el cuerpo me temblaba  — ¿que paso? — Maddyson se veía casi tan preocupada como yo y aparentemente estaba mordiendo se las uñas antes de que yo entrará.
— nada,  ¿nos vamos? — alzó la ceja — no,  tómala aquí,  tiramos la caja y así evitas que alguien se entere — tenía una mente malvada.
— ¿cuantas veces lo haz hecho? — ella sonrió como el gato de Alicia en el país de las maravillas.
— solo un par de veces, pero eso es asunto para otro día — no dudaba que le hubiera pasado,  conociendo como era su novio.  Pero volviendo a la pastilla,   me la tome esperando que algo extraordinario ocurriera  pero no paso nada.
— ¿fue todo? — ella se burló.
— ¿que esperabas?,  solo es una pastilla.
— tenía razón, pero la parte inocente de mi ser esperaba algo como un resplandor o una reacción, cualquier cosa, pero ciertamente solo era eso, una pastilla.

Después de eso volvimos a mi casa,  necesitaba pensar y Maddyson me ayudaba aunque no pareciera.
— ¿Se lo dirás? — inquirió.
—no,  no se,  digo  que necesidad hay de que lo sepa — ella me miró severa,  odiaba que hiciera eso porque justo después venia un golpe a mi cordura.
— porque el también era virgen y siendo honesta creo que no es tan malo,  digo,  son amigos y solo paso,  no creo que el te vaya a decir “ me violaste” o algo así,  es algo natural,  no veo cual es el problema, el te dio tu primer beso, no es muy diferente — ella tenía razón, nuevamente, pero el solo pensar en decirle me ponía la piel de gallina y el rostro enrojecido.
— mira,  piénsalo,  no te obligare a decirle nada,  si me lo pides me llevo ese secreto a la tumba,  pero piénsalo,  ¿si?, tal vez sea algo bueno para ustedes — sabia a donde iba y aunque trate de replicar con mi argumento base de “solo somos amigos”, a penas termino de decirlo,  miro su teléfono y su rostro se descompuso — debo irme, suerte engendro, nos vemos luego — y se fue dejándome llena de dudas.

Las horas pasaron dejando que la noche llegará pesada y llena de gritos silenciosos de mi parte, las preguntas de “¿se lo digo o no se lo digo?” y el constante sentimiento de cosquilleo en el estómago me hacia todo más difícil, había cruzado esa barrera con Charlie, habíamos estado juntos de la forma más literal, ¿como podría ahora mirarlo siquiera?.
Me sentía atacada por mis propios pensamientos tanto que ansiaba ver a mi madre y escuchar alguna de sus historias sobre sus clientes, sus amigos de la oficina o una típica sobre su jefe con problemas de memoria tenía ganas de verla y tal vez platicar con ella lo que pasó, pedirle consejo, pero si decirle a Maddy fue difícil, decírselo a mi madre era casi imposible, aún así  la espere por horas pero ella no llegaba,  estaba entrada la madrugada cuando el sueño ya me había vencido y el sonido de la puerta me arranco de los brazos de morfeo,  salí en silencio,  como una niña pequeña y desde arriba alcance a ver a mi madre entrar con un lindo y ajustado vestido rojo y del otro lado de la puerta el señor Rydel.
— Ya debo entrar Jack — dijo mi madre como alguien que dice irse sin querer hacerlo.
— porque no damos una vuelta más en el auto, no es tan tarde — pedía el señor Rydel o Jack como mi madre decía de una forma en la que nunca le había oído hablar le, con cariño.
— no,  no se puede,  tenemos que dormir,  mañana nos vemos, te lo prometo — mire al señor Rydel como nunca lo había imaginado, se veía sonriente y juvenil,  y viéndolo de ese modo era aun mas parecido a Charlie aunque este tenía algunos rasgos de su madre más marcados.
— Esta bien, ¿te parece si mañana vamos cenar? — mi madre suspiro.
— tengo que ver a mi hija,  quiero platicar con ella — el señor Rydel suspiro.
— Vamos todos juntos,  ya es hora de que lo sepan ¿no lo crees? — mi madre cambio su postura a una más tensa,  no veía su rostro pero veía como había cambiado de pronto — ya tenemos más de 6 meses juntos Elizabeth, creo que ya deben saberlo — se acercó y le dio un tierno beso en la mejilla — te amo Elizabeth y se que tu a mi también,  no tenemos que ocultarlo más,  descansa — mi madre asintió.
— esta bien,  mañana vamos juntos — el señor Rydel sonrió de una forma radiante.
— hasta mañana entonces — mi máma hizo una seña con la mano y después cerro la puerta,  no me había dado cuenta en que momento me había puesto de cuclillas,  pero mi madre cerro la puerta y al voltear un poco la mirada soltó un fuerte grito — ¡Aaahhy¡ —yo me espante al ver que me miraba —¡Aubrey!,¡¿que haces ahí?! — me levante.
— te escuche llegar pero como estabas ocupada te espere — ella cambio su rostro y palideció.
— ¿escuchaste... — asentí — hija yo... — comencé a bajar las escaleras mientras le decía
— máma,  tranquila,  me da gusto que estés saliendo con alguien,  pero quiero saber, ¿porque no me habías dicho nada? — sentía que los papeles habían cambiado y fuera como una madre preguntando a su hija el porque de su secreto.
— ven,  vamos por un café y te cuento todo... — caminamos a la cocina y mi madre puso una tetera en el fuego,  mientras está se calentaba,  me miró — ¿recuerdas cuando Charlie tuvo esa crisis? — sabia perfectamente de que estaba hablando,  hacia ya casi un año de eso,  habíamos salido a un bar con unos amigos y hubo un tipo que lo conocía de hacia tiempo,  pero siempre lo detestó,  el estaba demasiado ebrio y Charlie no había bebido más que una soda,  fue entonces que el tipo se acercó a el y comenzó a platicar “amistosamente” pero el solo quería fastidiar,  Charlie había evadido cada uno de los golpes verbales  que este había lanzado,  las burlas de su sobrepeso cuando era pequeño,  su falta de atención en la escuela y algunas cosas más,  pero cuando llego al punto de su madre,  la expresión de Charlie cambio por completo. El tipo no lo entendió ya que el le  sonrió pero era una sonrisa maligna,  era sádica,  aunque sólo miraba al piso mientras este tipo decía lo tonta que se veía la madre de Charlie con la cabeza calva y las ojeras tan marcadas,  dijo que parecía un estúpido panda,  esa fue la chispa que empezó el incendio,  Charlie se río a la par de el sujeto y eso daba miedo,  cuando este se descuido  tomo su rostro y lo estampó contra la barra tres veces,  estando en el piso se lanzó sobre el mientras no dejaba de sonreír como si  de una broma se trarara,  le daba golpes tan fuertes y tan precisos que el tipo no podía defenderse,  trataron de quitarlo de encima del pobre infeliz pero solo lograron ser golpeados,  Charlie se calmo cuando me acerque para alejarlo del idiota y estaba a punto de tirarme un golpe  pero sus ojos chocaron con los míos y se detuvo en seco,  es como si hubiera despertado de un trance extraño,  fue de las situaciones más raras que he vivido y jamás había visto a Charlie así,  daba miedo, el no era violento, pero cuando ese tipo menciono a su madre, terminó de atarle los guantes de boxeo  — lo recuerdo... — dije después de unos segundos, mi madre siguió.
— pues Jack estaba muy desesperado por tener noticias de su hijo así que vino aquí para ver si estaba aquí contigo, pero ninguno teníamos idea de dónde estaban,  el tiene o tenía la idea de que ustedes estaban juntos, y aunque si estaban juntos le dije que no de ese modo pero ese no es el tema,  después de que le aclare  eso,  le ayude a calmarse,  y esperamos hasta tener noticias de ustedes. Cuando nos llamaron de la comisaría el estaba muy preocupado y yo también pero tenía que estar tranquila hasta que los dejarán salir y pudiéramos aclarar todo el asunto — el agua estaba lista y sirvió agua para el café —  comenzamos a platicar y nos llevamos muy bien,  después de lo que paso,  el me invitó un café para agradecerme el apoyo,  después fue la reunión de generación, y decidimos ver que pasaba, nos dimos el chance de conocernos, y resulta que funcionó porque empezamos una relación muy bonita, y creo que en resumen es todo — me lo dijo a grandes rasgos,  pero eso me dejaba poner piezas en el rompecabezas,  por eso se arreglaba más,  por eso salía más con sus “ amigas”  sonreí,  pues era gracioso pero luego me di cuenta de algo importante.
— ¿Porque  me lo ocultaste? — ella bajo la mirada — después de lo que paso con tu pápa,  no quería pensar en nadie y cuando Jack llego pensé que no funcionaria así que no quise adelantarme a los hechos, por eso preferí no decirte nada,  pero ahora que lo sabes,  me siento muy contenta, me quitaste un peso de encima... — un bostezo se le atravesó — en fin hija,  mañana será un buen día y no debemos tener ojeras, así que a dormir — terminó su café y yo el mio,  la seguí mientras entre burlas amistosas le recordaba a sus “amigas" y lo guapa que se ponía,  mi madre solo se enrojecia hasta que cada quien llegó a su habitación.
Mañana seria un día  raro,  mi madre y el padre de Charlie juntos y felices,  pero al pensarlo llegue a un punto que había pasado por alto,  Charlie,  ¿como mierda lo vería sin ponerme como un jodido tomate?

Fui a mi habitación y trate de no pensar pero ahora que sabía que había pasado lo que había pasado, mi mente no dejaba de darle vueltas, me recriminaba una otra vez, me hacía dudar y repetirme que no era tan malo, o tal vez si. Eran un cúmulo de pensamientos que se entremezclaban con los sentimientos que no podía ignorar y el cosquilleo en el estómago que no me dejaba estar tranquila, ¿realmente había sido todo producto del alcohol y todo lo demás?, ¿porque Charlie no se detuvo?, el había comido menos que yo, el ni  siquiera había bebido tanto, el si pudo haberse detenido, ¿porque no lo hizo?

Rodé por mi cama hasta que me canse de pensar y empecé a dormir deseando no soñar con aquello que tanto me estaba jodiendo la existencia.

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Hola a todos y todas espero que les esté gustado y si no es así, pues díganme, que no soy adivina jaja, en fin espero les guste comente y voten para no sentirme tan ignorada... Los quiere.

Jessy🌺

Los Infortunios Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora