37.CELOS

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Aubrey
Las clases estaban a una semana de comenzar y se me había ocurrido la gloriosa idea de invitar a Charlie a una especie de cena "romántica" aunque siendo sincera el romanticismo nunca se me ha dado, pero quería que supiera que lo amaba y me esforzará en demostrárselo.

Convencí a Maddy de cuidar a mis pequeños la noche de viernes, aunque "convencer" es un término muy cordial para decir que tuve que comprarle un par de cajas de chocolates, un bote de helado y la saga de Crepúsculo y otras películas románticas, pero lo tenía todo fríamente calculado, le llamaría y le propondría ir a algún sitio especial, cuando dijera que si, le diría que llegaría por el y en la parte trasera del auto traería un traje elegante que combinaría con el vestido que llevaría puesto, después lo llevaría a un lugar que es muy elegante y para el cual ya tenía reservación y después... No lo sabía pero las primeras partes de mi plan eran casi perfectas.
Marque a su celular y estaba tan nerviosa que sentía que las manos me temblaban al igual que las piernas y que el corazón saldría huyendo de mi cuerpo por mi boca.
Cuando contesto, todo se fue a la mierda —¿hola? — era la voz de una mujer y aparentemente una joven, ¿que mierda hacia con el teléfono de Charlie? — ¿quien habla? — estaba molesta, pero tal vez en mi nerviosismo había llamado a alguien más — ¿con quien desea hablar? — me estaba colmando — con Charlie, ¿quien habla? — insistí con mi molesta subiendo como la espuma  — ah, Charlie, esta ocupado, pero puedo pasar le su mensaje — suspire y trate de calmarme — soy Aubrey y quiero que me llame en cuanto este desocupado — estaba por colgar cuando ella hablo — así que es cierto, tu y Charlie están juntos, siempre lo supe que ustedes terminarían juntos, soy Mariam, ¿me recuerdas? — claro que la recordaba, si mi molestia estaba disminuyendo, con esto se había disparado — no, lo siento — mentí, no quería que se diera mucha importancia — estuvimos juntos en la escuela, tu, Charlie y yo, yo salía con Charlie ¿recuerdas? — pasaron unos segundos de silencio de mi parte — ah, ya recordé — ella soltó una risita fastidiosa — que bien, tengo que colgar, luego platicamos —y así abrupta mente me colgó.
Camine por la casa de lado a lado, como león enjaulado, con las preguntas resonando en mi cabeza, ¿que hacía ella con su teléfono?, ¿que lo tenía tan ocupado como para no contestar? Y ¿porque me estaba con portando como una demente?.
Me senté un rato y trate de calmarme, no era para tanto, es decir solo me contesto, no es como si ellos hubiesen estado fuera del trabajo ni nada... Era tan molesto, odiaba sentir celos, aunque reconozco que era celosa, era la primera vez que me sentía así y lo odiaba con el alma.

Espere un par de horas y el no me llamó, la hora de la reservación estaba demasiado cerca como para que pudiésemos llegar y como para que mis planes salieran  como había esperado, en resumen... Se jodieron mis planes.
Maddyson y yo nos quedamos viendo las películas de Crepúsculo y comiendo helado como dos adolescentes deprimidas.
— no te preocupes, algún buen motivo debe haber tenido para no llamar de regreso — decía ella, pero siendo sincera no creía que fuera un buen motivo.
Película tras película pasaron, al igual que las horas,  pero las películas terminaron y el no llegó, podía sentir el nerviosismo de Maddy sabía que algo andaba mal, pues aunque no lo dijera había notado los cientos de mensajes que le había mandado y que ninguno había sido contestado, al igual que mis siguientes llamadas.
Estaba preocupada, molesta, nerviosa y triste, pero me oculte tras un "no importa" cada que Maddyson preguntaba algo con respecto a Charlie.
Llegada las 2 de la mañana, Maddy había decidido ir a dormir, tenía algo importante que hacer el día siguiente y aunque se disculpo por dejarme sola, le reitere que estaba bien, que no había problema y que también me iría a dormir, aunque probablemente mi cara gritaba que mentía y que esa noche no dormiría.

A los minutos que se fue ella, me fui yo también. Fui a revisar a los pequeños que dormian  plácidamente, siempre lo hacían, eran tan tranquilos que en ocasiones me daba miedo que no estuvieran durmiendo, pero supongo que esa paranoia es normal.
Me quedé en el sillón que estaba en el cuarto de los niños, no sé porque pero tenía en el pecho un peso enorme y en la garganta un nudo, pero debía mantenerme tranquila, me lo repetía una y otra vez ya que si me ponía a jugar a la masoquista terminaría sufriendo más, si me ponía a pensar en todo lo que había planeado, el tiempo y esfuerzo que me había costado conseguir todo y más aún todo lo que le iba a decir, me dolía, por eso mismo lo dejé guardado en en pensamiento bloqueado por la frase "esta bien, no importa" aunque no me sentía bien y obviamente me importaba.
Pasadas las 4 de la mañana, empezaba a quedarme dormida, había decidido finalmente ignorar el hecho y ponerme a leer un libro hasta que el sueño se hiciera presente, pero cuando este empezaba a aparecer, las ideas de Charlie yéndose con Mariam me atormentaban.
Charlie, al igual que el sueño, no llegó esa noche, le había llamado un par de veces más, pero había recibido el mismo resultado. Me sentía tan triste, tan derrotada y tan tonta que era difícil de explicar.
Pero aún con todo y eso debía ir a trabajar, pues había pedido el viernes con la promesa de presentarme el sábado, no me sentía con ánimos para hacerlo, pero mi jefa había sido amable al dejarme faltar y debía corresponder a su amabilidad.

Los Infortunios Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora