~Mío~

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    -La de siempre carnal- el moreno me entregó una pequeña caja de madera y sonreí abriéndola rápidamente para observar su contenido.

-La comida de aquí es un asco- me metí uno de los rollitos a la boca disfrutando de cada sabor que explotaba al morderlo, Yalek se hundió más en mi hombro y volteé a mirar a mi amigo que comía tacos despreocupadamente, tendría que compartir mi comida con el castaño, -¡Come!- le acerqué la caja para que tomara lo que fuera a comer.

      -No...no tengo hambre...-no salió de mi hombro en ningún momento pero sabía que mentía, recordaba que hacía días que no comía apropiadamente, seguramente moría de hambre por muy acostumbrado que estuviera a privarse de la comida.

    -Wey no mames, estás esquelético, tienes que comer- mi mejor amigo me ganó la palabra provocando unas risas de mi parte ante su comentario.

      -No- negó con la cabeza despegándose brevemente de mí, suspiré resignado y cogí otro trozo de sushi mientras con la otra mano tomaba al chico por el mentón dirigiéndole una mirada seria que no admitía negaciones, apretó los labios intentando zafarse de mi agarre y no paraba de negar, al parecer no había entendido que mi mirada no admitía negaciones, con un movimiento le abrí la boca introduciendo el rollo de arroz en su garganta para luego cerrarla y no dejarlo que la abriera.

    -Ya chingaste pendejo- mi amigo solo nos miraba divertido y reía a carcajadas, Yalek fue víctima de un violento ataque de tos y yo lo solté para que pudiera tomar aire.

      -¿Qué te pasa?- me miró con reproche ignorando al moreno- deja de hacer eso...no soy un niño...

-Eh, no desperdicies así la comida; y sí, si eres un niño.

Quería molestarlo un poco, me parecía tremendamente divertido verlo enojado, parecía un ratoncito con rabia, adorable; ese adjetivo se había vuelto común al pensar en el ojiverde. Hernández comenzó a ahogarse con su comida pero eso no le impidió seguir riendo a carcajadas.

      -No soy un niño...- se levantó y se alejó, hasta el otro lado de la celda, volví a suspirar rindiéndome ante su infantil actitud y avancé hasta él para darle la vuelta y mirarlo a los ojos con una mirada que prometía que todo era broma, -N...no...no me mires así...-bajó la cabeza volviendo a sonrojarse- anda...sigue comiendo...-caminó hasta la pared y se dejó deslizar para quedar sentado en el suelo, comenzaba a notar que mi chico tenía una pequeña obsesión con el piso pero en ese momento tenía asuntos más importantes que atender.

-Si tú no comes yo no comeré.-Me crucé de brazos formando un pequeño puchero, en ese momento no me importaba mucho que tan absurdo era pero quería jugar el mismo juego que él.

      -Que maduro- una pequeña sonrisa se formaba en sus finos labios llenándole de un brillo especial, creo que era una de las cosas que me gustaban del pequeño castaño, su sonrisa a pesar de todo el dolor que parecía tener encima y que, evidentemente, no le era indiferente como a mí- come tú y yo comeré lo que sobre- ladeó la cabeza, mierda, sonaba muy tentador pero yo también tenía bastante hambre y si aceptaba seguramente no dejaría nada y él se quedaría sin comer.

-Nop, así no se juega esto, no comeré hasta que tú comas- lo miré desafiante, sabía que no se podía negar.

      -Eso es trampa...-volvió a hacer berrinche, listo, había ganado sólo que él aún no lo sabía- si me muero de hambre será mi culpa, ¿no?...

-Y si yo muero de hambre también lo será- sonreí divertido, tal vez era muy bajo apelar a sus cargos de consciencia pero yo jugaba para ganar y justo eso iba a hacer.

Los Recuerdos Duelen [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora