Me quedé ahí en el piso riendo como un loco, mis carcajadas resonaban y no lograba controlarlas; fueron en aumento cuando noté que Yalek se había despertado, se giró y cayo de la cama, no pude hacer nada más que reír con más fuerza e intensidad mientras él se levantaba y me buscaba con la mirada.
-Aki...-al verme corrió hacia mí llamándome- ¿qué hiciste?... ¿por qué?...perdóname...- se escuchaba preocupado, pero también lo sentía ausente, no me importaba en absoluto, era una vil estupidez- Ven...levántate...
Jaló de mi brazo hacia arriba sin mucha fuerza, no estaba muy seguro si reír o darle un puñetazo, fastidiado lo jalé hacia mí mientras daba otro trago a el líquido contenido en la botella que a esas alturas no estaba muy seguro de que era. Cayó inevitablemente sobre mí golpeando su cabeza contra la pared y trató inútilmente de quitarme la botella que sostenía en la mano.
-Sabes que odio que te metas cuando bebo- alejé el recipiente de su agarre- ¡ya no tengo 13 años!- Se puso en pie alcanzando la botella y arrebatándola de mi mano, estúpido Alva.
-No me importa si tienes 13 ó 40...esto no está bien...
Me estaba regañando por algo que ya había visto cientos de veces mientras se alejaba de mí como un maldito cobarde, me daba risa pensar que era el mismo hombre que me había enseñado a defenderme a base de partirme la cara hasta que caía inconsciente. Me levanté con cierta dificultad, no lo iba a negar mis piernas parecían ser de gelatina y todo daba vueltas a mi alrededor, me acerqué tambaleándome y podía sentir mis ojos inyectados por la molestia.
-¡Suelta – Mi – Botella!- mi grito fue acompañado con un puñetazo a la puerta metálica, supuse que me había hecho daño por la cara de preocupación que puso.
-¡No!- se alejó más de mí sin dejar de mirarme- ahora tendré que curarte la mano Aki...-ok, sí, me había hecho daño pero no me importaba en lo más mínimo, mi única preocupación era recuperar mi preciada botella y él no tenía el menor derecho de entrometerse con eso. Entonces hizo lo que jamás creí que Alva haría, cortó un trozo de sabana y lo mojó con el contenido de la botella.
-¿Qué te pasa?- grité al ver la estupidez que estaba cometiendo, eso era imperdonable- ajj, yo me largo de aquí- abrí la puerta y salí antes de terminar usando la botella para romperle algo dirigiéndome en dirección a la celda de Hernández, sin embargo apenas llegué a la mitad del pasillo un jalón por mi hombro me hizo perder el equilibrio y terminé en el suelo siendo arrastrado a no sé dónde.-Suéltame que me puedo cuidar solo, ¿qué no lo entiendes?, después de todo este tiempo aún no entiendes que ya no soy un niño.- me jodía en lo más profundo que no pudiera verme de otra forma, él siempre me había visto como un niño, por eso me había rechazado por tanto tiempo, por eso no siempre actuaba de escudo ante mí.
-Cálmate ya Aki...deja de hacer tanto ruido...te estas comportando como un crío...- su voz sonaba nerviosa e incómoda pero eso no evitaba que me hiciera sentir pequeño y torpe, me estaba molestando porque después de todo tenía razón, era un niño a sus ojos, mierda, que me llevaba seis años.
-¡Que me dejes de decir crío!- me zafé de su agarre y como pude empecé a avanzar a las escaleras con la intención de bajar a encontrarme con mi mejor amigo.
-Aki...-su grito resonó como si me llamara desde muy lejos- tampoco eres un perro...vamos...regresa...solo trato de cuidarte...no dejaré que te vayas...-me tomó por la cintura y de inmediato malos recuerdos vinieron a mi cabeza, comencé a patalear intentando librarme pero no conseguía nada, él estaba aferrado a mí y yo no era capaz de hacer que me soltara.
-Mimi mimimi...
-Por favor...cálmate...cálmate...ven conmigo...
Me quedé quieto permitiendo que me acariciara el cabello, me resultaba realmente tranquilizador, me giré para que quedara a horcajadas sobre mí, en ese momento me pareció la cosa más bella que hubiera visto nunca, Yalek era más bello que Alva en ese momento, sus toques eran suaves y torpes, adorables; tomé su rostros entre mis manos y lo besé con fuerza y cariño, le quería, le ansiaba a mi lado, sin embargo él se alejó de mí poniéndose en pie rápidamente, jaló de mis brazos pero algo dentro de mí dolía; me quedé ahí, rígido, con la mirada clavada en un punto blanco, me picaban los y cuando el dolor en mi pecho aumentó con una descarga eléctrica lo solté y coloqué mis brazos a mis costados.
Cayó hacia atrás y un golpe metálico resonó por todo el edificio, pasaron unos minutos en que no se movió pero yo también era incapaz de realizar el más mínimo movimiento, simplemente no me encontraba ahí, y siguió así hasta que sentí como tomaba mi pierna y comenzaba a jalar arrastrándome por el suelo y yo, no opuse resistencia.
Lo siguiente se resume en que llegamos a la celda y tomó el trozo de tela que había cortado antes terminando de vaciar el contenido de la botella en él, ya no me importaba, él me había rechazado, mis nudillos ardieron pero apenas y lo noté, luego otra tela se envolvió alrededor de mi mano.
Sólo podía seguir en silencio, un torbellino de sentimientos amenazaba con destrozar mi interior, ¿le quería?, ¿me importaba acaso?, mi respuesta era un no, yo no quería a ese niño de orbes verdes, pero entonces... ¿por qué dolía tanto?, una y otra vez pasaba por mi mente una verdad que yo me negaba a aceptar ¡Yo no quería a Yalek, quería que fuera Alva quien me propinara esas caricias y cuidados! Sin embargo, una parte de mí de la que no me había dado cuenta antes se negaba a aceptar esa afirmación como una verdad, una parte me decía que solo era Yalek, que sentía algo por él aunque lo tratara de negar; noté que no sentía ningún tipo de dolor físico, pero el emocional me estaba matando, sentía mis ojos picar pero hacía demasiado tiempo que ninguna lágrima se había deslizado desde ellos.
Me alzó la cabeza y se sentó acomodándome en sus piernas suavemente, comenzó a acariciar mi cabello y dentro de todo mi dolor alcancé a escuchar una dulce melodía que tenía demasiado tiempo de haber oído por última vez, no sabía de dónde provenía el bello sonido pero me era demasiado familiar, esa voz y ese suave toque yo los conocía y los había extrañado inmensamente. Comencé a murmurar, no me salía la voz, simplemente le rogaba perdón, todo era mi culpa, había dejado que le hicieran daño y jamás sería capaz de perdonármelo.
-Aki...tranquilo...estoy aquí...estoy contigo...- un dulce beso en mi frente fue como una confirmación de sus propias palabras, estaba ahí, realmente estaba conmigo, ¿o no?, suspiré, sabía que no era Alva pero esas palabras y el suave tacto en mi frente me lo recordaban demasiado, no podía ser, estaba perdiéndome en mi propia confusión y el dolor agudo en mi pecho no ayudaba en lo absoluto a calmar mis sentidos.- ¿Cómo puedo ayudarte?
Después de un rato logré reconocer la melodía, él me la había cantado tantas veces que me hubiera sido imposible olvidarla aunque hubiesen pasado 100 años sin él, había tratado de anular esos recuerdos de mi mente después de su muerte pero había cosas que simplemente no podría olvidar y una de ellas era su voz arrullándome por las noches mientras dibujaba círculos con su dedo sobre mi pecho, esas palabras que me llevaban a pasear por los bosques congelados donde él había crecido. Los recuerdos dolían, el pasado dolía y sin embargo comenzaba a sentir que ese misterioso pero reconfortante calor se acomodaba en mi pecho.
Entrelazó sus dedos con los míos y su otra mano descendió hasta que pudo acariciar mi mejilla tiernamente, gracias a sus caricias y su dulce canto fui cayendo en los brazos de Morfeo, a pesar del dolor, a pesar del pasado y a pesar de las pesadillas que llevaban años atormentándome.
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Hola...
La canción es la que Yalek canta...claro con voz de macho...bueno, bueno...voz de Yalek...
Si les gustó el capítulo pueden compartirlo con sus amiguit@s...y si no...pueden compartirlo con sus no amiguit@s y a tomar por saco...
Nos leemos luego...
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Los Recuerdos Duelen [BL]
Teen FictionDos chicos entraron a mi vida, demasiado parecidos para ser cierto, sobre todo porque yo vi morir a uno de ellos... "No puede ser, después de tanto tiempo, ambos terminaron en mis brazos; las posibilidades son muy pocas, hay un mundo entre nosotros...