~La última vez~

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[Nota de Autora:
Capítulo con intento de lemon,
no me hago responsable de ningún
tipo de daño a la salud que pueda
producirse por leer esto.
Si así lo prefieres puedes saltar al próximo capítulo.]

Al encontrarme de nuevo en ese mundo que mi mente creaba, aunque ya no estaba tan seguro de eso, los brazos de Alva me estrechaban nuevamente y su respiración pausada se colaba por el cuello de mi playera recorriendo cada centímetro de mi espalda en una suave caricia, dulce y suave. Me quedé quieto hasta que se removió incorporándose en la cama.

    -¿Qué es lo que te preocupa Aki?- no entendía la razón de sus palabras hasta que noté que mis manos formaban puños y temblaban ligeramente.

-No lo sé- no podía ser más sincero, no sabía porque me molestaba tanto el hecho de estar con uno o con el otro, extrañaba a Alva pero me sentía mal al pensar en Yalek, ¿cómo podía ser tan complicado?, yo sabía a quién amaba ¿o no?, me giré para abrazarlo con fuerza.

    -Entiendo- me atrajo más a sí, envolviéndome en su calor- Aki, no quiero que ni tú ni Yalek sufran.

-¿De qué hablas?

    -Aki, te amo- y de nuevo ese calor que se colaba en mi pecho llenándome de alegría cada vez que escuchaba sus palabras, ¿pero entonces porque quería escuchar las mismas palabras salir de los labios de Yalek?, Alva no me dejó seguir pensando porque continuó con sus palabras- y te conozco demasiado bien, te has encariñado con mi hermano y él contigo, lo entiendo, esa era la idea desde el principio así que todo marcha de acuerdo al plan, sin embargo...- su expresión reflejo abatimiento y un suspiro salió doloroso de su boca- dejarte duele más de lo que imaginaba.

-No me dejes Alva- la calidez había sido remplazada por la dolorosa presión de la verdad, él ya no era mío, la muerte me lo había arrebatado cruelmente once años atrás y solo podía verlo en sueños de los que solo recordaría su calidez dejándome la nostalgia de su presencia al despertar.

    -Tranquilo Aki, no planeo dejarte, pero ya no puedo estar contigo como antes, no debo- un suspiro se comió su voz- no debo interferir.

-Alva...-acaricié su rostro suavemente- si tú lo quieres me alejaré de él- por alguna razón pronunciar esas palabras me dolió pero yo quería estar con Alva, y tenía muy poco tiempo de conocer al hermano menor- si lo que no quieres es sentir que estoy jugando con él lo dejaré, pero por favor, no me dejes.

    -Aki- me sonrió pero podía notar el dolor aún en su expresión- ven aquí- abrió sus brazos recostándose de espaldas y sin dudarlo un momento más me lancé sobre él.

-Te amo.

Comencé a dejar pequeños besos en su cuello retirando poco a poco su ropa con mis dientes, él se dejó hacer soltando leves suspiros complacidos; continué hasta sacarle la camisa y poder recorrer su pecho humedeciendo su piel con mi saliva, su respiración se aceleraba mientras yo bajaba hasta el borde de su pantalón.

Me hinqué en medio de sus piernas mirando esa magnífica imagen que llevaba deseando por tanto tiempo, su respiración estaba agitada y unas cuantas gotas de sudor, tan pequeñas como el rocío, salpicaban su cuerpo, con un movimiento rápido desabroché su pantalón deslizándome de la cama para sacarlo y dejarlo caer al suelo, se incorporó al verme de rodillas frente a él y quiso levantarme, se lo impedí empujándolo hasta que se volvió a recostar dándome vía libre para hacer lo que quisiera, retiré la última prenda que le quedaba, muy despacio, disfrutando de cada centímetro de piel que era expuesta ante mis ojos.

-Eres tan perfecto- las palabras salieron de mi boca como si fueran miel, pegajosa y espesa, se deslizaron hasta su miembro jalándome con ellas hasta que pude posar mis labios en este arrancándole un gemido que me excito de sobre manera, volví a besarlo y lo enrollé con mi lengua para, acto seguido, introducirlo en mi boca con una lentitud tortuosa.

Nos conocíamos, ambos sabíamos lo que le gustaba al otro, nuestros límites y nuestros fetiches; así que sin meditarlo más comencé un vaivén que no tardó en volverse caótico cuando sus caderas se movieron marcando un ritmo que sin duda alguna lo llevaría al orgasmo, mis manos recorrían su piel mientras degustaba el más que conocido sabor ácido que comenzaba a chorrear por su miembro y él se deshacía en gemidos, seguimos así hasta que se corrió en mi boca y me separé tragando la mayor parte de la sustancia blancuzca que había liberado.

    -¿Has ganado experiencia con los años no?- preguntó irónico antes de jalarme y unir nuestras bocas en un beso profundo mientras exploraba mi cavidad saboreándose a sí mismo en ella- vamos, hazlo ya- ordenó una vez que nos separamos buscando aire.

Sus palabras fueron como una descarga eléctrica que me recorrió entero sacando mis impulsos más primitivos, casi desesperadamente nos deshicimos de mi ropa que termino en el piso junto a la suya y sin más preparación que mis labios sobre los suyos nos unimos en un candor asfixiante, no me podía mover, el simple hecho de sentir su cuerpo rodearme de esa manera me llevaba a un éxtasis inimaginable, sin embargo él creía que podía llegar aún más lejos y me lo demostró cuando sus caderas comenzaron a trazar círculos conmigo dentro, eso fue suficiente para llevarme a el colapso de cualquier límite, me hundí en él de forma brusca arrancándole más de un gemido y grito ronco por la excitación, me pegué más a él y sus brazos me rodearon con su calidez característica que unos instantes después fue remplazada por el dolor de sus uñas y dientes enterrándose en mi piel con cada movimiento que realizábamos, tantas emociones me hacían volar y olvidarme de todo, sólo importaba que estaba con Alva, era mí Alva y lo dejaría todo por volver con él.

Una y otra, y otra vez, me hundía en su cuerpo todo lo posible, en movimientos tan bruscos que mi sangre ya goteaba sobre su torso, producto de sus dientes que seguían aferrados a mi hombro ahogando los gemidos, que de otra forma serían incontrolables.

Sin poder resistirlo más se corrió por segunda vez mezclando su semen con mi sangre, dejando su pecho y abdomen, pintados de un extraño tono rosa mientras que yo daba las últimas estocadas para seguirlo llenándolo con mi propio líquido seminal.

Agotados no acostamos lado a lado sobre la cama dejando que nuestros pulmones jalaran aire trabajosamente.

-Te extrañé demasiado- dije con la voz entrecortada por el esfuerzo de respirar, era verdad, no había estado de esa forma con nadie en todo el tiempo que pasé encerrado en esa prisión, y el único que me había hecho sentir tanta paz luego de entregarse a mí había sido un chico que irónicamente compartía su código genético con el hombre a mi lado, no quería pensar en él justo en ese momento, se suponía que era mi tiempo feliz, mi tiempo de calma; pero su recuerdo se colaba en mi cabeza remordiéndome la consciencia, ¿por qué tenían que ser tan diferentes y tan parecidos al mismo tiempo?, ¿por qué incluso en el sexo no podía olvidarme de ninguno de los dos?

Esas y otras tantas preguntas cruzaban mis pensamientos torturándome pero ninguna me dolía tanto como las palabras de Alva.

    -Esta fue la última vez Aki, lo siento.

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Hola...

Lamento el sida visual que pueda haberles causado...pero yo les advertí...

Si les gustó el capítluo pueden compartirlo con sus amiguit@s...y si no...pueden compartirlo con sus no amiguit@s y a tomar por saco...

Nos leemos luego...


Los Recuerdos Duelen [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora