— ¿Me estás vacilando?- pregunté incrédulo ladeando la cabeza con confusión, ¿de verdad me estaba diciendo que sólo se estaba divirtiendo molestándome?, debo admitir que me alegraba que al fin confiara un poco en mí como para hacer eso, pero se había metido con algo que era simplemente imperdonable, mi hombría tenía su dignidad como para volver a quedarme así por él.
— No...- su respuesta fue acompañada de una tierna risa que me acarició como el pétalo de una flor, podría vivir mil años escuchando esa risa, pero no por eso me iba a dejar, para su mala suerte su personalidad tan inocente y tierna sólo hacía que tuviera más ganas de empotrarlo en la pared.
— Pues, eso merece un castigo- las escenas que se formaron en mi mente me hicieron sonreír, y posiblemente mi sonrisa no era la más tranquilizadora, lo noté por la forma en que tragó saliva con dificultad dirigiéndome una mirada nerviosa— ¿estás listo para afrontarlo?- sus reacciones me hacían gracia, no lo iba a lastimar, era lo menos que quería, al menos no de una forma que solo le diera dolor, mi prioridad era llevarlo a lugares desconocidos para él de forma que ambos pudiésemos salir beneficiados. Negó a mi pregunta efusivamente, no era la primera vez y aun así se veía tan nervioso como si lo fuese. Me estaba entreteniendo con sus reacciones cuando se le ocurrió alzarse y enterrar sus dientes en mi cuello, se sentían diferentes a las veces anteriores pero no le presté mucha atención, estaba más concentrado en las corrientes eléctricas que iban a parar directo a mi entrepierna; no supe exactamente cuál era su propósito al volver a morderme, pero si lo quería era provocarme lo estaba haciendo de maravilla—. Pensé que habías entendido que no era buena idea jugar conmigo.
— No juego...su...suéltame...por favor...- se dejó caer sobre la cama con una mueca de dolor en su rostro, miré el agarre que tenía sobre sus muñecas y noté que era demasiado fuerte, comenzaba a hacerle daño; lo aflojé sin llegar a soltarlo y lo miré a los ojos.
— Lo siento Yalek, pero no dejaré que me hagas esto por segunda vez.
— No fue mi culpa...no la primera...- formó un lindo puchero que por poco me gana, pero lo ignoré volviendo al ataque.
— Sí que lo fue, tú me hiciste desmayar.
— Pero yo no sé lo que te imaginas...- mantenía su puchero, yo me obligaba a mirar sólo sus ojos para no rendirme ante su ternura— eso ha sido culpa de tu mente...
— Tal vez, pero esta vez ha sido completamente tu culpa- contraataqué a lo que él simplemente tragó saliva sonrojándose para luego cerrar los ojos y voltear la cabeza— mírame- ordené manteniendo mi tono de voz.
— No...- lo dijo apenas en un murmullo, pero fue suficiente para que lo escuchara.
— ¿Me desobedeces?- use mi tono amenazante a pesar de que me estaba divirtiendo bastante con la situación. No dijo nada, solamente mordió su labio provocando un leve sangrado que no pasó desapercibido para mí, su sangre solo podía ser descrita de una forma, excitante—. Mírame- volví a ordenar consiguiendo que abriera los ojos lentamente y fijara su mirada en la mía.
— A...Aki...
— ¿Enserio tanto te molesta?- hablé serio, no quería herirlo ni que se hiciera daño a sí mismo, quería que pudiera disfrutar de la situación tanto como yo, lo cuál iba a ser imposible si lo hacía a la fuerza; estaba usando mi máximo autocontrol, a cualquier otro ya lo hubiera partido en dos, pero con Yalek no podía hacer eso.
— N...no...
Una risa se escapó de sus labios molestándome y agradándome por igual. Antes de que pudiera decidir qué hacer con mi pequeño y travieso ratón sentí algo húmedo y tibio que comenzaba a manchar mi mano; me fijé en la zona que se sentía extraña y me encontré con que su herida se había abierto causando una nueva hemorragia en su brazo; solté un suspiro quitando la venda, al ver la herida expuesta no pude resistir el impulso y comencé a lamer la tintura carmesí de su piel. Mi chico soltaba algunos quejidos, los cuales yo ignoraba gustosamente mientras el bulto en mi pantalón comenzaba a doler, más aún por la presión que ejercía la tela sobre él.
— Aki...duele...
— Se supone que los castigos deben doler.
Volvió a morder su labio haciendo que más sangre escurriera pintándolos de un hermoso tono carmesí; me decidí a dejar en paz su brazo para repetir el proceso con su labio herido. Se soltó repentinamente con una expresión de dolor deformando sus finos rasgos.
— A...Aki...- jadeó apretando los ojos y los puños, si continuaba así terminaría por herirse también las palmas de las manos, y eso le dolería más que lo que yo le estaba haciendo. Me senté a horcajadas sobre su cintura tomando sus manos y llevándolas hasta mis hombros.
— Me gustan los rasguños- susurré en su oído para luego retomar mi labor con sus labios, quejidos y jadeos eran ahogados en mi cavidad; el sabor a sangre que se mezclaba con su saliva me estaba volviendo loco, mordí su labio inferior sacando más sangre y un dulce gemido de su boca.
— Aki...
Bajé mi mano por su costado hasta sentir el borde de su playera en mis dedos, la tomé y comencé a subirla descubriendo su fría piel, la combinación de muestras temperaturas contrastantes era algo extasiante; sentía su respiración agitada y su pulso acelerado, mis dedos cosquilleaban sobre su piel rogando por más contacto; ruego que yo estaba más que feliz por cumplir en ese momento. Enterré mi cabeza en la curva de su cuello, donde me dediqué a morder y succionar dejando marcas en su blanquecina piel, al mismo tiempo una de mis manos viajaba por su torso descubierto y la otra se entretenía estrujando y jalando uno de sus pezones ganándome gemidos y jadeos por mi gran trabajo.
Rodeó mi cuello con sus brazos y aproveché su pequeña distracción para meter mi mano en su pantalón y torturarlo un poco por encima del bóxer, el volumen de su voz aumentó para luego cesar abruptamente; lo miré notando que mordía su labio, ahogando los excitantes sonidos que luchaban por salir de su garganta.
— Me gusta oírte- reclamé sus labios saboreando ese dulce elixir color carmesí que los coloreaba.
Me separé para entretenerme con su clavícula, de nuevo podía escuchar sus gemidos, pero el clímax que por poco acababa con mi autocontrol sucedió cuando sus uñas se enterraron en mis hombros, estaba a punto de caer ante el deseo sin consideración alguna, pero no podía hacer eso así que a regañadientes me separé un poco pidiéndole que quitara sus manos con la mirada. Inmediatamente su rostro se tornó rojo y me soltó rápidamente.
— Lo...lo siento...
— Recuerdo haberte dicho que me gustan los rasguños- me deleité con la vista que me estaba regalando y dejé que una sonrisa pícara curvara mis labios— pero, ¿sabes que no me gusta?- negó con la cabeza efusivamente, el deseo ardía en cada célula de mi cuerpo y él no ayudaba mucho, se encontraba debajo de mí con la piel manchada de sangre, mantenía sus manos a los costados de su cabeza mirándome sumisamente, cualquiera en su sano juicio caería en la tentación—. No me gusta que aún estés vestido.
Sin quitar mi sonrisa jalé su playera sacándola lentamente por su cabeza, para retomar sus manos volviendo a colocarlas en mis hombros; su rubor se intensificó dándole esa apariencia tan inocente que me llevaba a imaginar miles de escenarios que para muchos podrían ser enfermos, pero para cualquiera que me conociera eran lo más normal de mí.
— Y...yo...
— ¿Tú?- su repentino tartamudeo me enterneció—. Muérdeme, rasgúñame, aráñame, golpéame y destrúyeme; haz lo que quieras, soy tuyo.
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Hola...
Actualización de madrugada...¿Qué os parece?...
Por cierto, ¿Les gusta la nueva portada?, ¿Preferirían que volviera a poner la que tenía?...díganmelo por favor...
Si les gustó el capítulo pueden compartirlo con sus amiguit@s...y si no...pueden compartirlo con sus no amiguit@s y a tomar por saco...
Nos leemos luego...
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Los Recuerdos Duelen [BL]
Teen FictionDos chicos entraron a mi vida, demasiado parecidos para ser cierto, sobre todo porque yo vi morir a uno de ellos... "No puede ser, después de tanto tiempo, ambos terminaron en mis brazos; las posibilidades son muy pocas, hay un mundo entre nosotros...