Los Recuerdos Duelen [BL]

~Me hundo y tú conmigo~

El niño despertó al segundo día; me sorprendía como podía perder la consciencia tan fácilmente. Estaba cubierto de sangre, la ropa que llevaba puesta debía; Aki debía quererlo mucho para prestarle su ropa sabiendo que se podía convertir en una fuente carmesí sin previo aviso.

Rune insistió en cambiarlo antes de que terminara de ser consciente de sí mismo, accedí a regañadientes subiéndolo a la cama junto al chico que balbuceaba cosas incoherentes; pero más tardé en dejarlo arriba que en que el chico despertó quejándose.

   ― Q...qué...d...do...

     ― Shh, tranquilízate, no te muevas- mi niño tan dulce como siempre habló en susurros con su suave voz comenzando a quitar la ropa que cubría el escuálido cuerpo del mocoso de Aki; me tensé inmediatamente con la sola idea, nunca lo había soportado, ese niño pelirrojo era mío, me había acostumbrado a que nadie lo viera y él no viera a nadie; el que estuviera desvistiendo a otro hombre era un nivel que nunca había tenido que enfrentar, aunque quizá en otra situación podría incluso disfrutarlo.

   ― ¿Qué...qué haces?...

     ― Tranquilo, ni que fuera a violarte- las bromas de mi novio solo podían causarle gracia a él; yo estaba cada vez más ansioso y podía ver que el niño también. Quitó el paño que cubría su frente y me lo arrojó mirándome suplicante, suspiré y fui a enjuagar el pedazo de tela―. Eh, te he dicho que no te muevas, que así es más difícil esto- me giré a ver al par, definitivamente estaba totalmente incómodo con la situación; al menos no era el único.

   ― Lo...lo siento...- volvió a su posición y Rune sonrió triunfal extendiendo el brazo para que le pasara de vuelta el trapo con el que comenzó a limpiar la piel del hermanito de Alva; estaba completamente lleno de marcas de nuevo, incluso parecía más doloroso que las heridas de Aki, aunque yo sabía que no era así― ¿Qu...qué pasó?- al parecer el pelirrojo ya se había ganado su confianza, al menos la suficiente como para que hablara con él.

     ― No lo sé realmente, cuando desperté estabas lleno de sangre, mis brazos y piernas también.

   ― ¿C...cuánto tiempo pasó?...

     ― Pues, creo que han sido un par de días.

   ― E...entiendo...gra...gracias...- realmente estaba poniendo mi mayor esfuerzo para mantenerme en silencio y no interferir en su conversación o ahorcarlo accidentalmente.

     ― Necesito que te pongas de espaldas- su tono tierno, me enervaba que fuera dirigido a alguien que no era yo.

<Respira, ¿quieres?, los dos son demasiados sumisos>

El menor obedeció dejando que mi chico limpiara también la superficie de su espalda; era sorprendente la cantidad de huesos que eran visibles bajo su piel; pero más increíble era que el pelirrojo se pusiera a tararear tranquilamente sabiendo que yo estaba al borde de un ataque de nervios. De la cama de abajo llegó un murmullo débil, Aki estaba siguiendo la canción de Rune; por un momento temí que se despertara y fuera testigo de la escena en la cama de arriba, él no era tan bueno controlándose como yo; pero para mi tranquilidad seguía inconsciente, con los ojos cerrados y una expresión de dolor en el rostro.

   ― A...Aki... ¿d...dónde está?...A...Aki...- ese par de tontos me iban a sacar canas verdes.

     ― Aki...Aquí no está, aquí solo estamos tú y yo- mi pequeño continuó tarareando, ignorando las pequeñas gotas de agua que se asomaban por debajo de la tela negra que cubría los ojos del castaño― voltéate nuevamente.

   ― ¿Pu...puedes seguir cantando?...se...se oye muy lindo...- su risa me endulzó los oídos, pero me seguía molestando que la escuchara alguien además de Alva y de mí.