─ ¿Eh?...- me dio un leve empujón, me levanté para poder mirarlo, su rostro reflejaba consternación pero aun así me dedicó una pequeña sonrisa melancólica─ Aki...- hizo una pausa desviando la mirada de mis ojos─ Aki...yo...no lo sé...yo...- acarició mi mejilla con su pulgar, mientras su cara adquiría ese hermoso tono rosado que ya comenzaba a ser característico de él─ eres tan...fantástico...sabes...nadie me había tratado como tú...yo...- sonrió levemente dirigiendo su mirada a mí─ en verdad eres lo único que tengo...y no te merezco...pero aun así me aceptas y te has quedado conmigo...aun...aunque soy un asco de persona y sólo te doy problemas...
Una pequeña lágrima se deslizó por su mejilla recordándome la fragilidad de todo, él era frágil, yo era frágil, la vida misma era frágil. Sin embargo escuchar sus palabras había sido como la más bella de las declaraciones de amor, me sentía como esos protagonistas de los libros cuando al fin logran rescatar a su doncella de la alta torre sólo para encontrarse con que ella les predicaba un amor puro, sincero e incondicional. No cabía en mí de la dicha que sentía, pero esa pequeña gota salada que se deslizaba descarada por el rostro de ese ser tan lindo que estaba frente a mí arruinaba mi escena de cuento como la lluvia imprevista en un día de campo. Sin poder soportarlo mucho más besé su mejilla borrando con mis labios el rastro húmedo de su rostro; hubiera sido muy fácil simplemente limpiarlo con mis dedos como había hecho tantas veces pero él me había hecho sentir tan dichoso que no podía dejarlo así, tenía que hacerlo sonreír pero no podía dejar pasar un detalle demasiado importante de su discurso.
─ Yalek- le sonreí con todo el cariño que me salía─ tu autoestima está hecha mierda- cerré los ojos y ladeé la cabeza con la intención de hacerlo, al menos, sonreír; pero gané más que eso al escuchar una suave risa melódica que me endulzaba los oídos con cada pequeña nota.
─ Tal vez...pero eso no significa que sea mentira, solo...solo me di cuenta...
Realmente necesitaba mejorar su amor propio, no podía conformarme con que se resignara a recibir un afecto que él creía no merecer y además pensaba que era mendigado del amor que iba dirigido hacia otra persona. Con cualquier otro no me hubiera importado, simplemente los tendría para follar y los sacaría de mi espacio en cuanto me aburriera, pero él no era como cualquier otro.
Me apegué a su cuerpo sintiéndolo frío, su tacto me recordó al que sentía cada vez que Alva me tocaba en sueños, su piel era demasiado fría para tratarse de un ser vivo, me preocupó pero conocía la forma perfecta de hacerlo entrar en calor. Acomodé mi cabeza en el hueco de su cuello y me dediqué a oler la esencia de su piel para después morder sin mucha fuerza obteniendo un quejido de su parte, a pesar de eso echó la cabeza hacia atrás dándome un perfecto acceso a la zona que me dispuse a recorrer con mordidas y pequeños besos cada vez más fuertes en la pálida extensión.
─ Haré el carmín brotar en tu cuello- volví a morder buscando dejar marcas que evidenciaran mi dominio sobre él y de paso arrancar esos gritos y quejidos que me hacían perder la cordura a medida que su sangre iba notándose por debajo de su piel.
─ A...Aki...- sus palabras quedaron ahogadas en más quejidos de dolor.
─ De esta forma tomaré todo de ti, hasta que no puedas ponerte en pie- comencé a lamer la herida que cavaba de hacer sintiendo la sangre recorrer mis papilas, podía notar cómo sofocaba los sollozos y las lágrimas que corrían por sus mejillas─ y no dejaré que a nadie le entregues este amor.
─ A...Aki...n...no...hagas...- ignoré sus súplicas cegado por la lujuria que sentía en ese momento, solo era consciente del sabor de su sangre y el calor de mi cuerpo─ por...por favor...Aki...esto...- sus quejidos iban en aumento junto con mis lamidas─ Aki.
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Los Recuerdos Duelen [BL]
Novela JuvenilDos chicos entraron a mi vida, demasiado parecidos para ser cierto, sobre todo porque yo vi morir a uno de ellos... "No puede ser, después de tanto tiempo, ambos terminaron en mis brazos; las posibilidades son muy pocas, hay un mundo entre nosotros...