Mis piernas se movían por sí solas a través del camino que había recorrido un millón de veces hasta la celda de mi mejor amigo. El plan era sencillo, arrastrar a Hernández hasta mi celda e interrogarlo para que me dijera qué estaba ocurriendo, en el peor de los casos que me ayudara a que el ratoncito mejorara; no podía haber fallas, o al menos así debía ser, de no haber sido porque un pelinegro se atravesó en mi camino cortándome el paso.
— ¿A dónde vas con tanta prisa?- Frederick estaba cruzado de brazos con su sonrisa cínica en uno de los pasillos más estrechos de todo el complejo, mi suerte no podía ser peor.
— No es asunto tuyo, quítate de mi camino- no quería ni tenía por qué dar explicaciones, solo quería llegar rápido con mi amigo para ayudar a Yalek.
— ¿Por qué eres tan borde conmigo?- formó un puchero ni la mitad de tierno que los de mi chico con fingida indignación, si hubiese estado plenamente consciente en ese momento probablemente le hubiese roto la cara por ignorar mis órdenes de esa manera—. Veo que no estás de humor, estás tenso Aki, déjame ayudar a que te relajes.
— Solo muévete baka, si me haces enojar sólo conseguirás que te rompa la cara- su sonrisa se amplió aumentando considerablemente mi molestia, no toleraba a ese idiota, pero cuando se hizo a un lado solo eché a correr de nuevo, ya había perdido demasiado tiempo.
Bajé saltando por los últimos escalones y continué a grandes zancadas hasta que me encontré con las rejas cerradas de la celda de Carlos. Sin esperar una invitación introduje en código y abrí la puerta, al parecer mi amigo había perdido sus reflejos y señales de alerta por la falta de uso, ya que a pesar de mi intromisión los dos ocupantes de la habitación estaban profundamente dormidos.
Jalé al moreno sin muchos miramientos consiguiendo que se levantara adormilado y mientras él intentaba procesar lo que estaba ocurriendo comencé a arrastrarlo conmigo por los pasillos y escaleras arriba.
— Serás cabrón, ¿qué mierda te ocurre Akihiko?- dijo molesto una vez que estuvo lo suficientemente despierto para darse cuenta de que era yo quien lo jalaba rápidamente, aunque supongo que ya lo sabía porque si no me hubiera roto algo antes de siquiera salir de su celda.
— Solo corre maldita sea- agradecía que mi amigo hubiera estado vestido porque no pensaba esperar a que se pusiera decente para que me acompañara.
— No te cuesta nada responder mamón- volvió a reclamar, sin embargo en ningún momento detuvo su marcha a mi lado.
— Es Yalek- fue lo único que dije, pero pareció ser suficiente porque el resto del camino me acompañó en silencio. Poco me importo casi caer en las escaleras, poco me importo pasar junto al pelinegro; solo quería llegar al lado de mi ratoncito—. ¿Me quieres decir qué verga está pasando?- mi preocupación estalló en gritos cuando llegué encontrándome con la escena de un chico inconsciente y cubierto de sangre al igual que su ropa y una buena área a su alrededor; lo peor del caso es que mi cuerpo me estaba traicionando, el olor de la sangre y la escena me estaban excitando de una forma enfermiza, pero yo no era capaz de controlar eso.
— Wey, yo ni siquiera estaba aquí, ¿qué quieres que yo sepa?
— Tú eres el que más sabe sobre él, ¿qué coño le pasa?- mi interior se debatía entre el miedo y el deseo, pero mi voz no mentía, estaba preocupado.
— No sé, no sé qué verga tiene, ¿por qué no fuiste a por la enfermera?
— Por- me detuve pensando un momento, un golpe mental me llegó por no haber pensado en ello, pero no sabía si podía confiar en la enfermera, después de todo mi "padre" quería ver al chico que me tenía tan mal hundido hasta el fondo—. Hay no sé wey, estoy pendejo y tú también. Ayúdame wey, haz algo que yo tengo un problema que arreglar- no solía mentirle, pero no quería que me llamara paranoico o desesperado, no podía culparme por tener miedo a perder lo único que me ataba a ese mundo de locos, el último recuerdo de Alva y al mismo tiempo el único ser capaz de hacerme superarlo; por otro lado el bulto en mis pantalones realmente estaba siendo un problema que debía resolver cuanto antes.
Me encargué de ello dejando que el olor metálico se colara en mi nariz recordando el sabor dulce de la sangre de Yalek. Mientras tanto Carlos iba de un lado al otro por la celda buscando no sé qué cosas, luego estuvo junto a Yalek y me negué a voltear. Sabía que debía curarlo y seguramente para ello tendría que quitarle la ropa ensangrentada, no quería iniciar una escena de celos por algo que yo le había pedido a mi mejor amigo así que me enfoqué en liberar la presión de mi miembro ignorando los sucesos entre los dos chicos a mi espalda. Los pasos del moreno se volvieron a hacer presentes y luego un golpe sordo seguido del sonido de un ladrillo siendo retirado de su lugar.
No tardé demasiado en terminar y girarme viendo al chico que analizaba algo en su mano.
— ¿Qué tienes ahí y por qué no estás cuidando a Yalek?- lo miré con reproche por estar hurgando en mi celda en lugar de averiguar que tenía mi chico.
— Cuidarlo ni verga wey, di que estoy aquí; y qué es esto, ni idea wey, según yo habías dejado las drogas- la mirada que me dirigió estaba aún más cargada de reproche que la mía.
— Si las dejé wey, y no sé. Espera, si sé qué es eso, dámelo- fijé mi vista en un objeto de metal torcido arrebatándolo de las manos de mi amigo— según yo ya la había mandado a la verga- reconocí eso como la cuchara que le había quitado a Yalek el primer día que lo había conocido; ¿cómo la recuperó? Ni idea, pero eso no era lo importante en ese momento. La tiré al piso sin darle mucha importancia y busqué entre mis ropas sacando el frasco que también le había quitado a Yalek y que tenía en mi poder.
— Y dices que no te drogas, serás cabrón, si llevas tu propia dosis. De menos hubieras invitado hijo de puta.
No sabía que tan enserio iba el reproche de mi mayor, pero si algo si sabía es que lo que tenía en la mano podía ser muchas cosas pero definitivamente no era algo que me fuera a causar placer alguno si es que Yalek decía la verdad. En ese momento escuché un pequeño quejido que fue suficiente para que me acercará corriendo al chico tendido en la cama.
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Hola...
Bueno, ¿ustedes creen que Carlos sepa lo que ocurre?...dejen sus teorías conspiranoicas en los comentarios...
Si les gustó el capítulo pueden compartirlo con sus amiguit@s...y si no...pueden compartirlo con sus no amiguit@s y a tomar por saco...
Nos leemos luego...
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* NARRA FRED
Trataba de comprender la razón del rechazo de Aki, me quedaba claro que nuestra relación no era del todo "buena" pero seguro que él se había divertido tanto como yo, el ya no compartir celda no significaba que fuésemos extraños, aún podíamos perder el control solo por diversión, ¿pero entonces por qué sus negativas y su falta de interés en algo a lo que nunca antes había puesto pretextos?
Estaba en eso cuando la voz de Aki se escuchó por el pasillo por el que había desaparecido momentos antes, acompañada de una segunda que pude reconocer como su "gran amigo" Carlos Hernández.
— Serás cabrón, ¿qué mierda te ocurre Akihiko?
— Solo corre maldita sea.
— No te cuesta nada responder mamón.
— Es Yalek.
¿Quién era Yalek?, ese nombre me parecía haberlo escuchado antes, pero si de algo estaba seguro es que el director no estaba de acuerdo en que su querido "hijo" estuviera con él, ¿cómo lo sabía? Porque él mismo me había dado su aprobación para que estuviera con Aki y eso, viniendo de Shima era algo digno de reconocimiento.
No iba a permitir que cualquier tonto con buen culo me quitara lo que por derecho era mío, yo tenía la autorización, yo y nadie más, ese mocoso tendría que pagar por meterse conmigo.
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Los Recuerdos Duelen [BL]
Roman pour AdolescentsDos chicos entraron a mi vida, demasiado parecidos para ser cierto, sobre todo porque yo vi morir a uno de ellos... "No puede ser, después de tanto tiempo, ambos terminaron en mis brazos; las posibilidades son muy pocas, hay un mundo entre nosotros...