~Enfermo~

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     ― Aki... ¿qué es lo que piensas?...

― Muchas cosas- justo en ese momento un grito barrido resonó en la celda, me giré a ver la reja y pude alcanzar a ver como mi amigo pasaba corriendo sacándome varias risas, solo a Carlos Hernández se le podía ocurrir hacer ese tipo de cosas.

     ― Entiendo...- miré a mi chico, ya no me miraba, simplemente estaba recostado en mi pecho mirando la pared, un tierno puchero fruncía sus labios, no pude resistir la risa que me provocaban sus celos, pero no lo quería molesto por una tontería como esa, así que le alcé la barbilla haciendo que me mirara; la idea de que era jodidamente tierno daba vueltas en mi cabeza, era algo irresistible.

― ¿Tanto te molesta?

     ― Eso no importa...- se zafó de mi agarré evitando mi mirada, me dolía que hiciera eso, me hacía sentir que no podía hacer las cosas bien; cada vez que parecía estar más alegre e incluso parecía que podría olvidarse de todo ocurría algo que lo arruinaba todo, pero, ¿qué podía hacer yo si ni siquiera se dignaba a decirme qué era lo que le molestaba?

Detuve mis pensamientos prestando atención a la incómoda sensación que comenzaba a esparcirse por mi nariz, esa molestia que me hacía arrugarla en busca de algo de alivio, ese picor que solo podía indicar la inminente proximidad de un estornudo; y no tardó en llegar el inconfundible sonido que se llevaba considerables trozos de mi dignidad cada vez que lo escuchaba. Me tallé tratando de evitar que más de esas vergonzosas sacudidas me atacaran.

― Lo siento...

     ― S...si...s...salud...- me miraba perplejo pero había una pequeña sonrisa estirando sus labios, con eso hubiera podido conformar de no haber sido por el malestar que comenzaba a extenderse por todo mi cuerpo y que llevaba ignorando desde que me había despertado, aunque pensándolo bien, eso explicaba algunas cosas.

― Mierda, creo que me enfermaré- coloqué mi mano sobre mi frente comprobando mi propia temperatura, era alta pero nada de lo que preocuparme aún. Mis afecciones solían seguir un patrón muy marcado, no solía enfermar muy seguido, pero cuando lo hacía era suficiente para dejarme tumbado; y debía hacer algo antes de no poder levantarme sin temblar.

     ― ¿Q...qué?...- su mirada cambió repentinamente a una preocupación alarmante― ¿E...estás seguro?...

― Pues, seguro lo que se dice seguro, no. Aunque parece que tengo fiebre- cerré los ojos tratando de controlar mis molestias, no había necesidad de preocuparlo― y duele mi garganta.

Más estornudos escapaban sin que pudiera detenerlos, no lo había visto enfermo y no quería que lo estuviera por mi culpa. Acercó su mano a mi frente tocando brevemente para luego alejarse de forma abrupta.

     ― A...Aki...estás muy caliente...- en una situación normal me hubiera descojonado por su ingenuidad o hubiese comenzado a molestarlo con frases a doble sentido que probablemente no entendiera, pero la pesadez de mi cuerpo se extendía a gran velocidad y solo podía agradecer internamente que se levantara de encima de mí.

― Hmm. Odio enfermarme- me froté los ojos tratando de disipar el picor― mierda.

Se levantó de golpe chocando con la cama de arriba, pensé que quizá debía quitarla o al menos hacer que la bajaran ya que casi era inútil teniéndolo conmigo en la celda, prefería dormir con él y no podía hacerlo arriba ya que terminaba cayéndose, pero eso tendría que hacerlo cuando me sintiera mejor, mientras tanto él seguía golpeándose al levantarse, algún día terminaría por realmente hacerse daño si continuaba así. Por otro lado parecía no importarle el golpe y yo solo podía agradecer haberme enfermado de la garganta y no del estómago, eso lo odiaba aún más.

Los Recuerdos Duelen [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora