~¡Teníamos un trato!~

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― Yo también te extrañé- lo miré buscando algo que pudiera estar mal, pero parecía que simplemente lo habían usado como maniquí, dejándolo vestido y arreglado como si fuera un pequeño muñeco con orejitas de conejo―, y por cierto, te ves muy lindo.

― Gra...gracias...a...aunque en realidad fue Rune...- s timidez habitual saltó a la vista mientras se dedicaba a jugar con el dobladillo de la ropa y sus mejillas estaban encendidas como linternas.

― Sí, lo supuse.

Se acercó arrodillándose a un costado de la cama, cruzó los brazos sobre el colchón y me miró con una hermosa sonrisa estirando sus labios, hasta que poco después su expresión se descompuso en una mueca de miedo y duda que me descolocó por completo.

― ¿Qué tienes ratoncito?

No quería presionarlo, pero no entendía su repentino cambio, todo parecía estar bien, no encontraba una razón real para que de pronto el miedo se pintara en su rostro; a menos que algo le hubiera ocurrido mientras que Rune y Carlos estaban conmigo. Alejé esa idea de mi mente y lo examiné con cuidado, buscando cualquier cosa que me diera una pista del porqué de su cambio.

― Na...nada...yo sólo me preguntaba...por...por Fred...

― ¿Fred?- mi sangre se congeló e hirvió en mis venas al mismo tiempo, provocando un malestar insoportable que venía junto con el deseo de asesinarlo sin piedad― ¿qué pasa con ese bastardo? Le arrancaré la cabeza.

― N...no...yo sólo...no entiendo cuál es su problema contigo...- se resbaló por la orilla de la cama hasta quedar dándome la espalda, su voz haciéndose baja como si se tratara de un niño pequeño reprendido por su profesor del instituto.

― ¿Problema?- los sentimientos se mezclaron, diversión, confusión y molestia burbujeando en una especie de enojo cosquilleante que se esparcía por mi estómago.

― Bu...bueno...yo...parece muy empeñado en molestarte...

―Tiende a hacerlo, pero lleva años así- me encogí de hombros sin entender muy bien la preocupación de mi chico, era simple, Fred era un cabrón al que le gustaba molestarnos en cada oportunidad. Me recargué sobre su cabeza calmando por completo mi enojo; sabía que se había encontrado con Fred, pero al parecer no le había hecho nada y eso me bastaba por el momento.

― De acuerdo.

Me sorprendió lo fácil que fue contentarlo con la respuesta y simplemente me centré en sentir el pequeño movimiento que su respiración causaba en todo su cuerpo. El silencio se sentía cómodo y tranquilo, del tipo en que te puedes hundir y relajarte con una sonrisa por lo bien que se siente; sin embargo un rato después una serie de curiosos sonidos se comenzó a escuchar en la celda.

Me tomó un momento darme cuenta de que era Yalek el que estaba haciendo los pequeños ruiditos con su boca, y un poco más en asociar los sonidos con un viejo recuerdo que me hizo sonreír mientras un pequeño hilo de nostalgia se deslizaba por mi garganta. Sólo pude usar mi humor usual para dispersarlo.

― ¿Qué coño?

― Lo...lo siento...- me sentí un poco mal por cortarlo de esa manera, pero aún me era difícil relacionarlo con Alva sin que doliera de alguna manera dentro de mi pecho.

― No te disculpes, es lindo.

― Oye-, esperaba que continuara o volviéramos al silencio, más no me sorprendió realmente que quisiera hablar; parecía que su mente estaba volando muy lejos desde hace algún tiempo, y la única razón por la que no había insistido era porque estaba muy cómodo y no parecía ser algo serio―. ¿Te puedo hacer una pregunta?

Los Recuerdos Duelen [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora