Cap 10. ¡SECTUMSEMPRA!

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La tenue luz de la mañana, se coló furtiva por un resquicio de la persiana. Sin poder evitarlo, soltó un leve gruñido, aún envuelta en el mundo de los sueños y se volvió al lado derecho de la cama, alargando la mano como buscando un cuerpo a su lado. Pero aquella superficie de la cama permanecía fría y vacía. Resopló fuertemente al recordar que su marido, no estaba allí con ella. Era algo que sospechaba que no lograría acostumbrarse nunca. El calor de su cuerpo no estaba allí, junto a ella, amanecer sola en aquella enorme cama...

Hermione se levantó haciendo a un lado las sábanas y se puso una bata de seda que reposaba en una silla cerca del tocador. Se acercó con determinación a la ventana y subió la persiana con brusquedad, dejando entrar la luz del sol y el ruido de una ciudad que se despierta de su aletargado sueño. Hermione miró el extraño paisaje parisino. Dicen que es una de las ciudades más románticas del mundo, pero a ella le faltaba su Severus. Extrañaba enormemente a su marido, sentía como una parte de ella se encontraba lejos. Era como si se hubieran dividido en dos. Acarició con ternura el anillo con forma de serpiente y cerró los ojos para concentrarse... Percibió un tremendo enfado de su marido y decidió conectarse con él... hacía mucho que no lo notaba tan furibundo.

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Eileen Snape cerró los puños con tanta ahínco, que estuvo a punto de hacerse sangre al clavarse sus propias uñas en la palma de la mano. Sus dientes se apretaron con fuerza, rechinándolos con rabia. Sin mediar palabra, se volvió con vehemencia y entró en el comedor del colegio con paso decidido. Naturalmente ningún profesor había llegado aún, si no, aquel recorte no estaría colgado en la pared. El cuerpo de Eileen temblaba de ira, sabía de sobra quién estaba detrás de aquello, no le hacía falta razonarlo... simplemente sabía que Victoire y sus amiguitas eran las responsables de aquella burla.

James observó con preocupación, cómo su amiga había sacado su varita y se adentró en el comedor como una fiera salvaje. La conocía de sobras, sabía que su padre era intocable para ella y era capaz de una locura... temía por el lío que era capaz de meterse y sin pensarlo dos veces, corrió a avisar a un profesor, aunque Eileen pudiera acusarlo después de chivato. Pero no iba a permitir que se metiera en problemas.

Elle caminó con decisión, rumbo fijo hacia la mesa de Gryffindor. Todos los alumnos que estaban en el comedor, tenían los ojos puestos en ella, expectantes. Se acercó a aquella figura pelirroja, que estaba de espaldas, desayunando tan tranquila, como si todo aquello no tuviera nada que ver con ella.

-Yo tengo miedo...- la escuchó parlotear Eileen- Ese hombre me mira fijamente, con esos ojos que parecen atravesarte... seguro que ya se ha enamorado de mí y me persigue por todo el castillo.- dijo con socarronería.

Eso ya fue demasiado para Eileen. ¿Acaso ésa maldita se estaba atreviendo a burlarse de su padre delante de todos?

-¡Te mira con asco! Cuando te ve, le entran arcadas.- Victoire dio un respingo y se volvió- ¡Has sido tú!- la acusó con un dedo- ¡Tú has puesto ese cartel! ¡Anoche lo estabas planeando con esas zorras!- dijo señalando con desprecio a Estrella y Patty.

Victoire se levantó de su asiento y se encaró con Eileen.

-¿De qué hablas vampiro raquítico?- dijo acercando su rostro con desafío- ¡Yo no he hecho nada!

-Tú has colgado eso en la pared... querías vengarte porque mi padre te dio de tu medicina ayer en pociones...

-¡Yo no he hecho nada! ¿Lo dices porque estaba levantada tarde? Te recuerdo que tú estabas levantada igual...

No te acerques tanto a ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora