Cap 20. La llegada de Hermione.

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Busco comprender
por que la vida es asi
y al pasar el tiempo
quien me alienta
por que en mi silencio
quien me entiende
solo con mi llanto y mi tristeza
mi dolor y mi silencio

Eileen Snape levantó la vista del tedioso libro de transformaciones a la vez que intentaba ahogar un gran bostezo, inmensamente aburrida. Tenía que ponerse estudiar si no quería recibir una buena bronca...otra vez. La profesora Graham, esa gran bocazas, esa maldita cacatúa, le había ido con el cuento al jefe de su casa, para quejarse que el último trabajo que le había presentado. Según su juicio, era un verdadero asco, en la que había podido "notar los escasos esfuerzos que había puesto en él", recordándole que si la había aceptado ese año en su clase, aparte para hacerle el favor al profesor Longbottom, había sido con la condición de que se esforzase el máximo posible en su asignatura. No quería que por culpa de ella, bajase su media en los EXTASIS. El profesor Longbottom la regañó con verdadero ahínco y le dijo que era mejor que se pusiera a estudiar, si no quería verse alejada una temporada de sus entrenamientos de quidditch. Eso la había irritado, sintiendo un gran rencor hacia su estúpida profesora de transformaciones. Lo increíble, es que era incapaz de sentir rencor hacia el jefe de la casa Gryffindor, a pesar de ser él quien la amenazara sin jugar. No era idiota, era cociente que el profesor siempre quería lo mejor para sus alumnos... y para ella. Era un buen profesor, le gustaba lo que hacía y se notaba. Así que se concentró en odiar a la profesora Graham o como bien le decía su amigo James entre risotadas, "Esa que necesitaba que alguien le alegrara los bajos"

La sala de estudios estaba sumergida en un continuo murmullo, ya que sólo había allí unos pocos incautos castigados, desperdigados por las mesas. El profesor Longbottom estaba sentado en su mesa corrigiendo unos trabajos del primer curso, blandiendo con suavidad una pluma de color blanca, introduciéndola de vez en cuando con cuidado, en un tintero de color rojo.

Eileen, dejó reposar su mejilla en una de sus manos, contemplando un momento al profesor. Estaba sentado tras su mesa, enfrascado en la ardua tarea de leer los pergaminos con la redacciones de sus alumnos, en la que vez en cuando, corregía algo en ellos, mientras fruncía el ceño levemente, dejando escapar un resoplido de disgusto. Como si algo lo hubiera alertado, levantó los ojos de sin mover la cabeza, mirándola directamente, clavando sus intensos ojos marrones en sus ojos melados.

Algo en su interior se removió, notó como se estremecía todo su ser...

Se quedaron mirando un momento, dedicándose una media sonrisa, mirándose como si fueran idiotas. Hasta que el profesor pareció ruborizándose de su propia actitud, continuando con su tarea, no sin antes indicarle con un movimiento de barbilla que siguiera estudiando.

Eileen resoplando con verdadero fastidio, volvió a meter su nariz entre las páginas de su libro. Algo había hecho que despertarse cosquillas en su estómago, pero no podía ser que tuviera hambre. Desde luego cada día se estaba volviendo más idiota. Aquello que sentía en la boca del estómago cuando tenía a su profesor cerca, cuando notaba su mirada penetrándola hasta el fondo de su ser... aquello no era normal. No podía serlo. ¿Era posible... que quizás ella... que aquello que sentía por el profesor Longbottom fuera algo más que cariño? Después de todo era amigo de su madre, lo había estado viendo a lo largo de toda su escasa vida. No era tan descabellado que sintiera un especial cariño por él. Al igual que lo sentía por Harry, Ginny, Ron... Sus padres eran ambos hijos únicos. Su padre no tenía ningún pariente vivo y por parte de su madre, sólo tenía a sus abuelos muggles. Lo más parecido que tenían a una familia, eran los amigos de su madre... por eso quería a James como si fuera su hermano, por mucho que eso disgustase a su padre.

No te acerques tanto a ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora