Cap 23. Y el amor dijo no.

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Love's icy tomb
dug open for you
lies in a cemetery that bears my name
Love's violent tune
from me to you

Eileen sonrió al llegar a Hogsmeade junto a su profesor de Herbología. Hacía mucho que no se dejaba caer por allí, desde el cumpleaños de James, que el profesor la había dejado acudir a cambio de estar toda una semana estudiando todas las tardes después de clase en la sala de estudios bajo su atenta supervisión.

Siempre le había gustado ir a aquel lugar, aquel pueblecito tenía un punto acogedor que le encantaba. Y aquel día estaba muy contenta de ir... sobretodo por la buena compañía.

El pueblo estaba acicalado con sus adornos de navidad. Había luces parpadeantes por los escaparates de las tiendas, la gente te deseaba una feliz navidad al pasar a tu lado, regalándote una gran y sincera sonrisa, el buen humor y la felicidad de las fiestas era palpable en el lugar.

-¿Venimos por algo en concreto, profesor?- preguntó Eileen con curiosidad.

-Sí, venimos a comprar un regalo.

-¿Un regalo?- preguntó Eileen con curiosidad.

Neville asintió con la cabeza y se dirigió directamente al escaparate de "Moda Tiros Largos". Eileen frunció el ceño y lo siguió malhumorada, intentando en vano ocultar su molestia. ¿Un regalo? ¿Para quién? Eileen no pudo evitar sentir una punzada de dolor en la boca del estómago, debía contener mejor sus celos, pero tratándose de Neville no estaba muy segura si podría lograrlo. Se frotó las manos con fuerza. Hacía mucho frío, había nevado la noche anterior, así que la nieve era un elemento presente amontonándose en todos los rincones de aquel lugar.

Neville abrió la puerta del establecimiento y con su habitual amabilidad, la dejó que entrara ella primero, mientras le sujetaba caballerosamente la puerta. Eileen entró en la tienda seguida de su profesor. Casi nunca entraba allí, ya que no había forma que James la quisiera acompañar nunca, era lo malo de tener sólo amigos varones y que fueran todos unos cafres. Que ninguno quería irse contigo de compras, y si lo hacía, lo hacía con cara larga y resoplando cada dos por tres e increpando cada cinco minutos.

La chica de la tienda saludó con una sonrisa y siguió atendiendo a una mujer que estaba comprando calcetines.

-¿Qué estamos buscando exactamente?- preguntó la chica metiéndose las manos en los bolsillos de su abrigo, intentando simular su ataque de celos, similar al que sintió en pleno partido de quidditch hacía unas semanas atrás. Ahora sí que tenía bastante claro lo que sentía por el bueno del profesor.

-Un bolso.

¿Un bolso? ¿Y lo dice así? ¿A quién querría regalarle un bolso Neville? ¿Acaso tenía novia y ella no lo sabía? Frunció el ceño y comenzó arrepentirse de estar allí. Porque el solo pensamiento de que el profesor pudiera estar con otra mujer la destruía por dentro... el amor era una putada, pero lo suyo no tenía nombre. Sólo a ella le ocurrían esas cosas... el hecho de estar presente mientras el profesor le compraba un presente a su novia, la enfurecía. Sentía como toda la carga genética de su padre la golpeaba en las tripas como un puñetazo.

-A ver si consigo que tire de una vez ese viejo bolso rojo... - Neville se paró frente una estantería repleta de bolsos de todos los tamaños, formas, colores- La recuerdo con él desde que era un niño.

Un momento... ¿De quién estaba hablando? ¿Desde que era niño?

-Perdone,-dijo con timidez Elle- quizás podría ayudar a elegirlo... ¿Qué edad tiene la chica?

No te acerques tanto a ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora