Cap 30. Poción a la tibia luz de la luna

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Eileen y James llegaron a la puerta del Florean Fortescue, la heladería que estaba en el callejón Diagon. Eileen no había desayunado nada aún y, después de su noche de actividad combinada con su mañana movidita, estaba que se desfallecía. Sus tripas rugían a cada instante, para el divertimento de James, que había aceptado de buena gana ir aunque él ya había tomado un rebosante desayuno aquella mañana. Él siempre estaba dispuesto a comer y si implicaba dulces, mejor que mejor.

Entraron en el establecimiento que estaba increíblemente solitario y se sentaron en la mesa al final del local. Aunque el establecimiento estuviese vacío, les daba un aire más íntimo. Un hombre tirando a grueso, con bigote y cabello castaño oscuro grasiento salió a recibirlos.

-¡Hola jovencitos! ¿Qué os pongo?- dijo con una gran sonrisa, dejando ver su hilera de dientes amarillos.

Pidieron chocolate caliente y un par de gofres, uno de chocolate para James, y otro de chocolate con mucha nata para Eileen, que afirmaba que ya que se metía semejante bomba en el cuerpo, lo haría bien, sin privarse de nada. El hombre no tardó en servirles unas tazas de sabroso líquido humeante y dos platos con los apetitosos dulces.

-¿Has visto a Andy estos días?- preguntó Eileen, ya que su amigo aún no le había dicho nada sobre su novio. Le había contado por encima sus vacaciones, pero no había mentado al hufflepuff aún.

El chico negó con la cabeza.

-No le veo desde que salí de Hogwarts, aunque nos escribimos todos los días... quizás podamos quedar con él... han venido unos tíos suyos de Alemania a pasar las navidades y le ha sido imposible escaparse de casa... pero creo que mañana o pasado se largan.

-Joder... pobre.- dijo Elle agarrando con fuerza la mano de su amigo, que se había puesto un poco apenado. Añoraba mucho a Andy, Eileen podía leer en su rostro como un libro.- Le extrañas mucho...

No era una pregunta. Ella llevaba apenas unas horas separada de Neville y le parecía ya una eternidad. Si pensaba en los días que llevaba su amigo sin ver a su novio, no podía evitar sentirse apenada.

Ambos suspiraron ruidosamente al unísono.

-¿Y qué tal las vacaciones de pringada en el colegio?- dijo cambiando la voz y de rostro, queriendo dejar de lado el tema de Andy, ya que conseguía deprimirle- Aburriéndote y llorando por las esquinas mi ausencia...

-Eres un poco creído ¿no?- El chico comenzó a partir su gofre riéndose sin parar. Eileen levantó una de sus cejas, ante la mirada socarrona de James.

-Hice una pintada en tu honor en la pared... quedará allí para los restos.

-¿Una pintada? ¿Y qué has puesto?

-¡Slytherin quien lo lea!- los chicos comenzaron a reírse como locos, el dueño de la heladería les miró divertido a lo lejos, qué bonita era la amistad...

-¡No jodas!

-¡Pues sí! No sabes el mosqueo que se pilló la imbécil de Graham. Estuvo cacareando durante todo el día...

-Esa mujer necesita que le alegren los bajos de una vez...- Eileen se rió, era lo más amble que podía decir su amigo sobre Graham-Pues menos mal que no te pillaron, porque sino...

-Bueno, me pillaron de hecho en la escena del crimen... y con la varita en la mano.

-¡Por los mocos de Merlín! ¿Y qué paso?

-Es una historia un poco larga y la verdad es que tengo que contarte algo... pero no sé cómo empezar...- dijo bajando la voz, encontrando de repente super interesante la punta de sus pies, llena de inseguridad.

No te acerques tanto a ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora