Cap 37. Expectropatronum.

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Nadie pudo visitar

el umbral de mi locura

nadie pudo apagar
la ansiedad en mi corazón.
Nadie consiguió borrar
la huella de nuestros pasos
pero yo sé que nos queda
un rincón para los dos.

Pensaba que perdería el aliento por completo de un momento a otro, pero no quería parar. Corría a tropel a través de una de las inmensas y solitarias galerías del colegio, sin hacerle caso a su agitado resuello, ni a su pulso por las nubes.

Tenía la sensación de que en un momento a otro, expulsaría el corazón por la boca, pero le daba completamente igual...

Debía encontrarla, debía buscarla por todo el castillo. Levantaría hasta la última piedra si hacía falta hasta hallarla, pero tenía que encontrar a Eileen.

En el último cambio de clases se había formado un gran revuelo en el piso inferior, cerca de la salida al exterior. Él no había visto ni oído nada, ya que se hallaba en el ala contrario del castillo, aburriéndose en clase de historia de la magia, de la que habían salido un poco más tarde de lo habitual ya que el profesor Binns, había perdido la noción del tiempo, cosa que le ocurría a menudo al fantasma. James tuvo la incómoda tarea, de interrumpir el runrún constante del profesor para indicarle la hora que era.

Cuando salieron de clase, unos alumnos de quinto de Gryffindor que corrían frenéticamente por el pasillo, les contaron lo que había acontecido unos minutos atrás en los pisos inferiores a él y al resto de sus compañeros de curso, que estaban ignorantes de lo que pasaba.

-¡¡Snape le ha dado una paliza al profesor Longbottom!!- gritó uno de ellos haciendo exagerados aspavientos- ¡Por Merlín que ha sido muy fuerte!

Entonces lo supo... no hacía falta ser muy lumbreras para saber lo que había pasado entre ellos: el padre de Eileen había averiguado de alguna forma, lo que ocurría entre su hija y el profesor de herbología.

Comenzó a transpirar de los nervios, notando como su espalda se empapaba poco a poco de sudor. Su compañero narraba con ahínco lo que había visto, poniendo ciento énfasis en detalles escabrosos, como la de veces que el jefe de su casa había escupido sangre o la cantidad de patadas que había recibido en las costillas.

-¡Eso no es posible!- exclamó Ann, llevándose las manos a la boca escandalizada, apiadándose instantáneamente del jefe de su casa.

-¿Sabéis lo más fuerte?- prosiguió el chico, satisfecho de poseer tan atento auditorio- ¡¡Lo que le gritaba Snape!! ¡No os vais a creer el porqué de la pelea!

-¡Escúpelo!-chilló Ann.

-¿Por qué? ¡Cuéntalo ya!

-¿Qué? ¡¡Nos tienes en ascuas!!

James apretó sus manos levemente, con la leve esperanza de que nadie supiera realmente la razón... Si realmente se sabía, Neville y Eileen estaban metidos en graves problemas.

-Le acusó literalmente de estar tirándose a su hija.

-¡¡¿QUEEEEEÉ?!!- gritaron al unísono los Gryffindor, mirándose entre ellos, escandalizados y llenos de sorpresa.

-Eso no puede ser posible.-gritó alborotada una chica- ¿Eileen y el profesor Longbottom? ¡Eso es completamente absurdo!

El chico que narraba los hechos se cruzó de brazos con cara de satisfacción. El chismorreo era el deporte favorito por todos en aquel maldito colegio. Cualquier cosa era buena para murmurar y cuanto más escabroso el chisme, mejor. Y lo que acababa de ocurrir, era muy jugoso como para callarlo.

No te acerques tanto a ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora