Eileen se trenzó el pelo mientras se contemplaba sonriente ante el espejo. Se encontraba de muy buen humor aquella soleada mañana. La tarde anterior, se lo pasó muy bien. La había pasado en la grata compañía de su padre y se habían reído de lo lindo. Fueron a pasear por la orilla del lago, mientras su padre la divertía contándole una y otra vez lo acontecido esa mañana en el castigo de aquellas tres arpías. Se rió a carcajadas al imaginarse las caras de esas tres, cuando comenzaron a salirle espinillas por todo su lindo cutis... era una verdadera lástima que su padre no tuviera en su poder un pensadero, para poder enseñarle sus recuerdos y verlo por ella misma.
Su padre durante su paseo, habló muy seriamente con ella, sobre el asunto del sectumsempra. Severus con toda sinceridad, le explicó todo referente a ese maleficio... Eileen decidió no contarle que su profesor de herbología y ella habían estado hablando de ello esa misma mañana... Severus le preguntó de pasada por su castigo con el profesor Longbottom. Eileen le contó en qué consistió, sin tampoco explayarse demasiado en descripciones, obviando todo lo demás. Decidió no contarle nada de extraño "compromiso" con el profesor y lo de trabajar con el. Y por supuesto, no le contó cuando lloró... Su intuición de leona le decía que quizás a su padre, no le haría mucha gracia la historia y que "perdiera" el tiempo en una tontería como herbología, menos. Severus tenía cierta aberración por aquella asignatura.
Cuando se cansaron de pasear, se fueron al despacho de Severus, donde Eileen aceptó de buena gana leerle en voz alta. Al rato de estar enfrascada en su lectura, un ronquido la alertó, sacándola de su concentración. Su padre se había quedado profundamente dormido, una vez más, en aquel viejo sofá. Eileen al principio se enfadó, ya que estaba harta que se quedara dormido cuando le había insistido tanto en que le leyera... estuvo tentada en despertarle, pero el rostro relajado de su padre la contuvo, y le dejó dormir. A Elle le parecía increíble lo que dormía su padre, teniendo en cuenta que le había contado miles de veces el insomnio que había padecido casi toda su vida.
Decidió que sacaría provecho de aquello.
Con el más absoluto sigilo, sustrajo del armario personal de su padre ingredientes para cierta poción que pensaba realizar. Llenó su bolso con lo necesario, y tras besar a su padre en la frente, se escabulló de allí.
Con cuidado que nadie la viera, sobretodo cuidándose de los profesores, se adentró a un solitario baño de chicas de la segunda planta, que normalmente le servía como su laboratorio clandestino de pociones...
Eileen se miró intensamente al espejo, mientras hacía un repaso mental del día anterior... Rememoró el momento que se sintió rodeada por los brazos de su profesor de Herbología. ¿Por qué sentía aquellas extrañas sensaciones en la boca del estómago cuando recordaba aquel abrazo? Sólo había sido un inocente abrazo. Ella lloraba y el profesor había sido muy gentil. Eileen se asustó al darse cuenta que llevaba un buen rato pensando en lo bonita que era la sonrisa del jefe de su casa. Quizás recreándose en demasía... ¿Qué carajo estaba pensando? ¡Aaah! ¿Qué coño le pasaba últimamente que parecía que su cerebro no regía como debía? Sacudió su cabeza para vaciarla de pensamientos, pero la visión de su profesor aún seguía con insistencia allí... ¿Qué guardaría tras aquel hechizo? Lo que sentía ella era una simple curiosidad, era solo eso... seguro.
Cogió con alegría su saeta de viento, la mar de contenta, ya que esa mañana por fin tenía entrenamientos de quidditch. También cogió su bolso de cuero negro, con la insignia de Gryffindor en la solapa y salió de su habitación a grandes zancadas. Las pequeñas botellitas de cristal que guardaba en el bolso soltaban un suave tintineo, al compás de sus propios movimientos. Bajó de dos en dos las escaleras que conducían del dormitorio de las chicas a la sala común. Sonrió con cierta malicia cuando comprobó que en la sala, ya había algunos chicos, casi todos de quinto, esparramados por los mullidos sofás, casi tirados de cualquier manera con las caras de un color amarillento pajizo.
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No te acerques tanto a ella
FanfictionSecuela del fanfic "No te acerques tanto a mí" (Sevmione) Severus Snape vive una vida feliz y plena junto a su esposa Hermione y su única hija Eileen. Hermione está sumergida en una importante investigación de medimagia y él se gana la vida escribie...