Cap 31.Coge mi mano y sígueme.

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Follow me to a place where we can be absolutely free

To be exactly what we want to be

Completely, lose control that's when I need you more

Give me the key, to set your heart and spirit free


Neville Longbottom salió del concurrido comedor con discreción, intentando que no se percatasen en él. Hogwarts se había convertido en una auténtica locura de vaivenes de personas, llenándose aquella improvisada sala de prensa desde aquella misma mañana. Habían acudido numerosos periodistas, de muchos medios de comunicación mágicos, deseosos de enterarse de todos los pormenores del experimento con éxito de la doctora Snape. Todos querían hacerse eco del gran acontecimiento que había ocurrido entre aquellos muros, no faltaba ninguno: El profeta, Pocionero práctico, el quisquilloso, Transformación de hoy, Medimagia actual... e incluso Corazón de bruja había mandado a Rita Skeeter a cubrir la noticia, la cual no había calculado con encontrarse por los pasillos a un rencoroso Severus Snape, que aún no había olvidado el artículo que había escrito de él a principio de curso...

Todos pretendían ser participes de un hecho que marcaba un antes y después en el mundo de la medimagia. Porque lo que había conseguido Hermione, era un gran logro. Por primera vez en medimagia, se había utilizado una poción por vía intravenosa y por supuesto, el gran descubrimiento del siglo: evitar las transformaciones de los licántropos.

Todos estaban impacientes por entrevistar a Hermione, que se había convertido sin duda, en la bruja del momento.

Neville había cedido hacerse una fotografía con todo el equipo. Él al principio no quería, ya que le parecía atribuirse méritos que le pertenecían a otros. Pero Hermione le había presentado como el herbólogo del experimento ante la prensa, cosa que le había ruborizado, ya que no se lo esperaba. No le gustaba ser el centro de atención, y mucho menos ante una sedienta prensa. Poco a poco, se había ido apartando del tumulto, permaneciendo en un discreto segundo plano, y cuando había podido, se había marchado de allí.

Caminó rumbo a su despacho, mientras se crujía los dedos de la mano distraídamente, contento de alejarse de aquel alboroto que se había montado en el gran comedor. Aquellos bullicios no estaban hechos para él.

La concentración de gente nunca le había gustado. Le agobiaba.

Suspiró cargado de tristeza.

Llevaba más de dos días sin ver a Eileen y le parecía una tortura... ¡Cuánto la echaba de menos! Era increíble lo mucho que la amaba, lo que la necesitaba. ¿Qué había sido de su existencia antes de su amor por ella? Le parecía ahora tan sumamente imposible plantearse su vida sin ella. ¿Cómo se suponía que debía sobrevivir sin Elle el resto de las vacaciones? Sonrió y apretó el paso. Le escribiría una carta, al menos era una forma de sentirla más cercana, ya que el resto de medios eran muy arriesgados para ellos. Desde que se había marchado a casa de los Potter, se habían escrito con asiduidad, para enfado de Cthulhu, que parecía no gustarle en absoluto esos largos vuelos de un lado a otro...

-¡Longbottom!

Una voz de mujer que conocía muy bien le llamó a sus espaldas, interrumpiendo el hilo de sus pensamientos. No pudo evitar fruncir el ceño levemente, incómodo, volviéndose despacio y con reticencias. La profesora Graham caminaba hacia él con paso decidido y una gran sonrisa en los labios, cosa que le hizo desconfiar al apacible profesor de Herbología. ¿Qué carajo querría esa mujer ahora? Nunca le había caído mal, pero desde el comienzo de las vacaciones, concretamente desde la cena de navidad, se le había revelado insoportable. Y ya es que no la podía ni ver. Era cargante y no desperdiciaba ningún momento para meterse con él, sintiéndose el blanco de una especie de persecución a su persona por parte de la profesora de transformaciones... Y ya estaba harto.

No te acerques tanto a ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora