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CAPÍTULO 5:

"Bed Stuy 22:30 p.m."

Calipso. Burdel

Kalipso.

-Kalipso - vuelven a pronunciar, noto que se trata de una mujer.

Banet.

-Banet, sácame de aquí-

-shh, nos pueden escuchar- susurra acercándose a la puerta la cual nos separa.

-ayúdame a salir- pido, aún mi cuello arde debido a la cortadura antes de la pelea.

- no puedo, no eres la única que ha estado aquí, créeme- entrelaza nuestros dedos a través de la ventanilla.

-¿no puedes?-

-te traje algo- busca entre sus bolsillos – esto te ayudará a tranquilizarte mientras estés aquí- pone entre mis dedos una pequeña funda de pastillas amarillentas.

-solo quiero salir de aquí, Banet. Llama a Jacko- trato de devolverle lo que me dio.

-no, escúchame, si te portas mal te va a ir peor, conociendo a madame Chloé te va a dejar aquí un buen rato- mira el pequeño sobre y agrega: - sólo mastícalas y no te dará hambre ni sed, estará bien, créeme. Pero por ahora, debo irme- observa a los lados, puedo palpar su nerviosismo.

Entonces desentrelaza nuestros dedos y me transmite pena con su mirada.

-no, no espera Banet...-

-saldrás de aquí, nos vemos-

-Banet no, no me dejes...- susurro, pero ya no está, apenas alcanzo de puntitas a la ventanilla así que no tengo gran vista.

Observo durante minutos, incluso por horas a las pastillas entre mis manos.

Mi ávida mente se encuentra en una confrontación.

Mi estómago empieza a hacer ruidos.

Y no quiero recordar.

Entonces, luego de unos cuantos minutos más, opto al fin por llevarme una a la boca, doblo mis rodillas hasta sentar mi trasero en el suelo mientras mastico suavemente la tableta saboreando lo amarga que es, hasta que se deshace en mi boca y trago.

De inmediato se sueltan en mí un sinnúmero de sensaciones, mis poros se dilatan y mi respiración pierde ritmo. Siento como las pupilas de mis ojos se abren y se cierran a medida que parece encogerse la habitación. Siento tanta paz en éste momento, siento que me desvanezco, que me riego tal cual un líquido llenando cada rincón de éste miserable lugar.

(😈)

-¡te pagué para que no le alquiles a nadie su cuerpo, no para que la encierres en un maldito calabozo!-

-¡tú zorra me tiene harta con sus berrinches, Jacko!-

Abro lo ojos. Tengo un horrible dolor de cabeza, mi cabello está esparcido por el suelo de tierra seca y mi cuerpo se siente tan pesado, tanto que, me cuesta mantenerme despierta.

-ese no es mi asunto, ¿Qué quieres? ¿Qué huya y deje mis planes como si nada?-

-Kalipso, no tiene a dónde ir, los mafiosos que han estado observándola durante estas noches, la encontrarán en un parpadeo. Además... tú se la robaste a Otón y debes deshacerte de ella antes de que Otón te encuentre. Ella está condenada a este mundo -

¿Otón?

¿Jacko me robó?

El maldito de Jacko... mintió, nunca me compró y yo soy una estúpida por creerle.

EL DIABLO IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora