3- Perra

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Dominik estaba en la clase de matemáticas. Específicamente, estaba al frente de la gran pizarra tratando de resolver un problema que el profesor le había asignado.

El anciano que tenía como profesor lo había atrapado hablando con dos de sus compañeros, entonces a "modo de venganza", este lo mandó a la pizarra. Pero con lo que no contaba era que Dominik hubiera terminado tal ecuación en cuestión de pocos segundos, dejando al viejo con la boca abierta y humo saliendo de sus orejas.

El rubio le sonrió con arrogancia y volvió a sentarse a su sitio, al lado de Will y Billy, los gemelos del aula y los más insoportables.

- ¿Irás a la fiesta de hoy?- Preguntó Billy mientras mordisqueaba su lápiz.

Dominik lo miró confundido, nadie le había hablado sobre una fiesta y se sentía ligeramente ofendido. Él era el alma de la fiesta, y nadie lo había invitado.

- Nadie me había avisado sobre una fiesta...- Dijo mientras miraba con resentimiento a todo el aula- Pero no creo que vaya, estaré ocupado.

- ¿Haciendo qué?- Se burló Will quien no paraba de escribir en su cuaderno.- Oh ya sé, seguro estarás en la cama con otro.

El joven en cuestión comenzó a reír. Toda la escuela sabía de su reputación, y no se avergonzaba de ello. Pero tampoco se trataba de una puta, como varios solían decir de él. Si ellos no eran capaces de pasarla bien como Dominik lo hacía, no era su problema.

Antes de que pudiera responder, se acercó una compañera y le sonrió a Dominik.

- ¿Irás a la fiesta de hoy?- Dijo con un brillo en los ojos.

- Me preguntan si iré, pero nunca me invitaron- Respondió entre risas.

- ¡Pero tú siempre estás invitado!- Gritó un chico del aula.

- ¡Es verdad, sin Dominik no hay fiesta!- Dijo un grupo de chicas.

El profesor de inmediato los mandó a callar a todos. Dominik reía por lo bajo, le gustaba ser el centro de atención y que todos estén pendientes si él asistiría a alguna fiesta.

- ¿Irás o no?- Volvió a insistir Billy.

El rubio negó con la cabeza- No lo creo, pero te avisaré si cambio de opinión.

La clase transcurrió de lo más aburrida, Dominik trató de concentrarse en esta, pero no podía.

Hoy no era un buen día para él, porque era el cumpleaños de su madre. Por eso es que no quería ir a la fiesta, no se sentía muy bien y emborracharse no estaba en sus planes.

Había planeado no pensar mucho en aquello, solo iba a pasar el tiempo con su abuela y tal vez con Kai; claro, si este tampoco asistiría a la fiesta. Sabía que nada le haría cambiar de opinión, además no es que realmente valiera la pena ir. Llegaría, pasaría el rato con sus amigos mientras bebían, luego comenzaría a bailar, más tarde dejaría que alguien ponga sus manos sobre él y, para terminar la noche, se iría con aquella persona. No, no valía la pena.

A veces se aburría de toda esa rutina, a veces quería algo más. Dominik había tenido novio hace bastante. El primero y único que tuvo, fue a los quince. Al principio todo parecía ir bien, ambos tenían una relación firme y saludable que duró tres meses.

Tres meses fue lo que tardó Dominik en cagarla.

Realmente pensaba que su noviazgo sería de esos que duraban para toda la vida; irían juntos a la universidad, luego trabajarían, se casarían y hasta adoptarían hijos. Pero al llegar a los tres meses, decidió que se aburrió. Ya no se sentía atraído por él en ningún sentido; se aburría con sus conversaciones y no se sentía satisfecho en su vida sexual. Por lo que decidió buscar lo que no encontró, en otra parte. Dominik había engañado a su novio con cuatro chicos, claro que sin que él se entere. Al despedirse de su novio, le enviaba un mensaje a algún chico, se acostaba con este y luego seguía con su vida diaria. Hasta que uno de esos chicos le avisó al novio lo que estaba pasando, y ambos decidieron terminar con su relación.

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