49- ¿Estás loco?

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Algo había cambiado.

No sabía exactamente el qué, pero había algo inusual en cómo habían empezado a comportarse mientras estaban solos. Ninguno de los dos mencionó nada sobre esa noche; el motivo podría ser porque no había mucho que decir al respecto, el mismo Dominik no se atrevía a pensar en cómo su idea de alejarse de Val había sido un completo fracaso, por lo que sería realmente una tortura pensar en cómo había caído con sólo unas palabras dulces y un buen sexo de "reconciliación", si es que podría llamarse así, y así es cómo llegaba al segundo motivo del por qué no quería decir ni una palabra: estaba avergonzado.

No sabía en qué estaba pensando, y luego de haber dicho eso comenzó a odiarse un poco por su propia estupidez. No recordaba haberle dicho a alguien "te quiero", sólo a sus amigos y familiares, pero a nadie más. Si bien no había tanto problema en unas simples palabras, pero él había llegado a la conclusión de que en realidad no lo sentía, culpaba a sus tontas hormonas por haberlo dicho, y probablemente sería lo mismo con Val, sólo se habían dejado llevar y eso era lo único que tenía para decir al respecto. Mas no lo diría en voz alta para no confundirse y pensar en cosas que no eran.

Los siguientes días, después de esa noche, eran aún más raras. Val solía pasar algunas tardes en el departamento de Dominik, este último encontró que era algo divertido ya que, la mayoría de las veces, lo único que hacía era trabajar e ir a la escuela y eso no le daba tiempo para salir con sus amigos, y para eso lo tenía a Val allí. Había pensado que lo que harían siempre sería follar, pero eso no ocurría siempre; acostumbraban a mirar películas, la mayoría las elegía Dominik y Val no se oponía demasiado a aquello, el mayor cocinaba porque no confiaba en los dotes culinarios del de baja estatura, o simplemente se besaban en el sofá por unos largos minutos, sin siquiera terminar en sexo. Era una lástima para el menor no follar cada vez que él quería, pero no se arrepentía demasiado, la pasaba bien con él y se había encontrado más de una vez sonriéndole sin un motivo.

Definitivamente algo había cambiado, pero la idea no le desagradaba en lo absoluto.

Y se encontraba nuevamente sonriendo mientras tocaba cualquier cosa en su guitarra y veía la amplia espalda de Val mientras este cocinaba tranquilamente alguna de sus extrañas recetas.

- Hay que comprar más vodka- lo oyó decir luego de unos segundos, concentrándose en revolver las verduras que tanto odiaba el menor.

Dominik dejó la guitarra a un lado y fue hasta uno de los estantes para tomar una bolsa de frituras- Ya compré esta mañana.

- ¿En serio?

Lo miró incrédulamente- Es imposible que no lo recuerdes, estabas conmigo- Val limpió sus manos y elevó sus cejas al mismo tiempo que lo miraba- Deberías ir a alcohólicos anónimos, tienes un serio problema con la bebida. El vodka es como el agua para tí.

- Claro que no, es sólo que tengo mucha resistencia- respondió el mayor con aires de suficiencia- Entonces, falta más vino.

Dominik lanzó una carcajada mientras lo observaba caminar hacia su habitación- ¡Eres un caso perdido!

Una vez en la habitación, buscó con la mirada en dónde podría haber dejado su billetera, comenzó a buscar por todas partes haciendo una nota mental y decirle a Dominik que limpie el desorden que él mismo había hecho, Val era demasiado pulcro. Se arrodilló en el piso y extendió su mano por debajo de la cama, rogando por no encontrar ningún animal muerto, frunció el ceño al tocar algo blando y lo tomó para ver de qué se trataba. Era el tigre que le había regalado Nate, lo recordaba por aquella vez en la que visitó la habitación que tenía el menor en la casa de su abuela.

El peluche era feo y barato, ante su perspectiva, no entendía por qué lo tenía aún después de todo lo que había pasado con el pelinegro. Le molestaba, y le daba a entender que tal vez extrañaba al idiota de Nate.

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