27- Oso

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- Solo estoy diciendo que si mi novio vive aquí, vendré a verlo las veces que quiera.

- Que no se te olvide que sigo siendo el dueño de la casa.

Dominik cerró con fuerza sus ojos y puso su almohada en su cabeza, para así silenciar los gritos que se escuchaban en el piso de abajo.

- ¿Y eso qué tiene que ver?

- Que no puedes venir a la hora que quieras, aquí hay gente que necesita estudiar en silencio.

Arrojó su almohada con enojo al notar que ya no podría dormir y suspiró mientras miraba hacia el techo.

No podía creer que Val lo hubiera obligado a vivir allí; si bien la casa de su abuela no estaba en las mejores condiciones, quería permanecer todo el tiempo que fuera posible allí dentro. Cada cosa, cada pequeño detalle le hacía recordar a su abuela, y ahora estaba alejado de ella.

No es que no agradeciera a Val y a Holly por darle asilo en aquella inmensa casa, pero todo le parecía una exageración. Él estaba cómodo en su pequeña casa, pero al ver el interior de esta no podía sentirse más extraño. Había tantas habitaciones que parecía un hotel, demasiados baños como para contarlos y la sala de estudio, donde supuestamente Val siempre estaba allí.

Holly le había dicho que la pasarían bien juntos, pero su convivencia allí sería todo lo contrario. Por suerte no había pasado nada extraño con Val, solo el abrazo que habían compartido ayer porque fue la única manera de demostrarle al mayor su agradecimiento por la patineta.

Al recordar ese regalo, no pudo evitar preguntarse por qué Val se había preocupado por él. Cuando este llegó a su casa, se había sorprendido demasiado, y más aún cuando le dijo que él también se preocupaba por Dominik. Si intentaba recordar, no sabía cuándo fue el momento exacto en el que notó que Val comenzaba a cambiar su actitúd, en especial para con Dominik. De alguna forma, tendría que sentirse relajado, pero era todo lo contrario.

Se levantó y se vistió para salir de la habitación, sin siquiera peinarse o lavarse la cara. Sin bajar las escaleras, pudo ver a Nate apoyado en el marco de la puerta de la entrada. Este tenía el ceño fruncido mientras miraba a Val, quien tenía los brazos cruzados y con expresión no tan relajada.

- Nate...- El nombrado miró hacia las escaleras y sonrió al ver a su novio- Sube.

Una vez en su nueva habitación, dejó a Nate allí mientras entraba al baño privado de esta y lavó su cara y sus dientes, y luego pasó sus manos por su cabello para que quede desarreglado.

- Esta casa parece una mansión- Dijo Nate cuando el rubio había vuelto a su habitación y elegía su ropa para luego ducharse.

- Lo sé, pensé lo mismo cuando entré- Exresó algo distraído mientras miraba su armario.

Nate se removió en el lugar mientras hacía una mueca- No me parece adecuado que estes viviendo aquí.- Dominik rodó los ojos al escucharlo. Anoche, antes de irse a dormir le había avisado al pelinegro que ahora viviría allí, y Nate le había dicho exactamente lo mismo.- O sea, es incómodo que vivas con el novio de tu amiga. Podrías haber venido a vivir conmigo.

- No vivo con el novio de mi amiga, vivo con él y mi amiga- Se dio vuelta y lo miró sin expresión alguna- Además, haré lo que quiera.

Cuando hubo elegido su ropa, entró nuevamente al baño para ducharse, dejando a Nate algo enojado por sus palabras, pero no tenía ganas de discutir.

Los tres desayunaron en silencio, mientras que Holly no paraba de hablar de la escuela y sus clases de teatro, también le había preguntado a Dominik si volvería a asistir a clases, pero este todavía no se sentía bien. Simplemente, sentía que aún no había terminado su luto.

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