15- Tierno

115 9 0
                                    

Despertó bruscamente debido a los fuertes golpes que le daba Holly con la almohada. La miró de reojo, murmuró algo e intentó seguir durmiendo, pero su amiga no se rendía tan fácilmente.

- ¡Ya despierta, llegaremos tarde!

Ahora que lo pensaba bien, no había sido una buena idea quedarse a dormir en la casa de Holly; la joven tenía mucho más energía de la que tenía Dominik usualmente. Pero después de lo que había pasado con Tyler, no quería estar solo y su amiga era su mejor opción.

Dominik se sentó en la cama y frotó sus ojos- Hoy no iré a la escuela, ¿puedo quedarme aquí?

Holly lo evaluó con la mirada, raramente veía a su amigo tan desanimado como para faltar a la escuela, si bien no era un gran fan de esta, pero casi nunca faltaba. Supuso que la razón era por lo mal que había llegado anoche a su casa. Sabía que había algo más que Dominik no le estaba contando, el hecho de que él recibiera constantes insultos no le parecía suficiente como para que él esté de esa forma, sin la típica sonrisa en su rostro que todos los días veía, o esa actitud desinteresada que más lo caracterizaba. Pero no insistiría en el tema, si Dominik no quería hablar de ello era porque le dolía, y lo único que haría Holly sería acompañarlo y hacerle olvidar lo malo, como siempre hacía.

- Está bien- Dijo asintiendo levemente- Ambos nos quedaremos.

Dominik hizo una mueca- No es necesario, puedo quedarme solo...

- Ni hablar- Holly lo tomó de la mano y ambos se encaminaron a la cocina- Si tú te quedas, yo también.

Mientras Holly preparaba el desayuno, Dominik se sentó en la barra de la cocina y observó a su amiga. 

No era la primera vez que acudía a ella cuando algo andaba mal. Ella fue la primera que lo consoló cuando murieron sus padres. A diferencia de todas aquellas personas que le decían que todo estaría bien, que sus padres estaban en un lugar mejor y que lo superaría poco a poco, ella se había quedado en silencio mientras lo abrazaba y acariciaba su cabello; no salió ni una palabra de su boca, ni una mentira de todas esas que las personas le decían diariamente.

También lo había ayudado cuando se animó a confesarles su orientación sexual a sus padres. Al principio, les había parecido shockeante la noticia; su padre armó un escándalo, confesando que no toleraría esa situación, su madre solo se había limitado a llorar, en silencio y con la decepción en sus ojos. Si bien era entendible la reacción de sus padres, ya que estos asistían todos los domingos a la iglesia y esta no aprobaba para nada la homosexualidad. Aún así, Dominik había tenido una pizca de esperanza, solo esperaba que sus padres lo acepten y ya. Pero la respuesta fue otra, y no pudo soportarlo. Había tomado su mochila y guardó lo necesario para irse de su casa, pero al escuchar la voz de Holly en el piso de abajo, todo había cambiado.

La joven estaba casi gritando a sus padres que nada de eso era justo, que no importaba cuán devotos eran a la iglesia, su deber era apoyar a su hijo; si lo amaban, tenían que aceptar que la felicidad de Dominik no dependía del género. Y gracias a ella, al poco tiempo sus padres le pidieron perdón y lo aceptaron.

Sin lugar a dudas, Holly era un gran pilar en la vida de Dominik, y este agradecía poder estar junto a ella después de lo que había pasado.

El timbre de la casa lo trajo al presente, Holly dejó el plato con el desayuno delante de él y fue a abrir la puerta. Dominik comenzó a comer, sin muchas ganas en realidad. Se volteó cuando escuchó pasos acercarse a él.

- Hoy nos tomaremos el día- Dijo Holly mientras se sentaba a su lado y sonreía- También deberías hacerlo, mi amor.

Val lo miró por unos cortos segundos y luego miró a su novia- Si, tal vez debería hacerlo.

SerendipityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora