5- Pescado

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Cuando Dominik entró a aquella casa, sus fosas nasales se llenaron de un horrible olor a cigarrillos, alcohol y comida, posiblemente, podrida.

Un chico le había abierto la puerta y lo condujo por la sala, en donde se encontraba una mujer y un hombre follando en el sofá; abrió una puerta y bajaron por las escaleras hasta llegar a un lugar algo tenebroso. Las luces eran tenues, las paredes de color negra con manchas rojas, que Dominik deseó que no fuera sangre.

El sótano estaba cubierto de humo, la música sonaba levemente, algunas personas jugaban al billar, otras fumaban de un extraño objeto, y otras comían pizza. Dominik pudo divisar, a lo lejos, a Kai. Este estaba tirado en el piso con los ojos cerrados, su ropa parecía estar mojada y manchada con vómito.

El rubio miró a sus costados, en busca del joven que le había abierto la puerta, pero este parecía haber desaparecido.

- ¿Dónde está Henrik?- Gritó Dominik para llamar la atención de todos.

Los presentes se miraron entre si, con el ceño fruncido y lo ignoraron volviendo a lo suyo. Dominik suspiró fuertemente mientras frotaba sus sienes. Cuando estuvo a punto de levantar a su primo, se le acercó un chico con el cabello largo hasta los hombros y tez morena, apestaba a alcohol.

- Yo soy Henrik- Dijo tímidamente mientras metía sus manos en los bolsillos de su pantalón.

Dominik enarcó una ceja- ¿Eres su amigo y no fuiste capaz de poner a Kai en algún lugar cómodo y limpiarlo?

El joven bajó la mirada con expresión apenada. Dominik se sentía furioso porque los supuestos "amigos" de Kai no habían mostrado ni una pizca de amabilidad para con su primo. Sabía qué clase de personas rodeaban a Kai, sabía lo que solían hacer y sabía que su primo se sentía cómodo en todo ese ambiente. Kai no fue, precisamente, del tipo de persona que hacía amigos con facilidad; su personalidad no se lo permitía. Siempre fue demasiado brusco para hablar, y no se molestaba en ocultar si le agradabas o no. Es por eso que no tuvo la posibilidad de conocer a buenas personas, porque estas salían huyendo en cuanto Kai abría la boca.

Desde pequeño, Dominik fue el único amigo que tuvo, además de ser su primo. Pero en cuanto Dominik se mudó a la ciudad, Kai cambió por completo. Conoció a una pandilla, donde fue recibido de inmediato dado que compartían gustos y demás cosas; pero Kai no solo se unió a la pandilla porque les gustara la misma banda de música o algo así, sino que lo hizo para hacer enojar a sus padres. Se encontraba en la época rebelde de todo adolescente. Bebía, fumaba, se drogaba, salía a robar por simple diversión o por necesidad, teniendo como consecuencia pasar alguna noche en la cárcel o el típico y aburrido sermón de sus padres. Todos pensaron que Kai pasaría rápidamente esa época rebelde, pero nunca cambió.

Dominik se acercó a su primo, se arrodilló a su lado y palmeó varias veces su rostro. Al principio, se preocupó un poco porque Kai parecía totalmente ido, pero suspiró aliviadamente en cuanto escuchó una queja salir de su boca.

El rubio miró a Henrik, quien miraba todo con expresión aburrida.

- ¿Puedes ayudar, idiota?- Exigió Dominik.

El otro lo miró confundido, volteó su cabeza como si Dominik le hubiera hablado a alguien más y abrió grande los ojos cuando se dio cuenta que se refería a él. Se acercó y ambos sacaron a Kai de ese horrible lugar.




Su brazo izquierdo sostenía la cintura de Kai, quien apenas se podía permanecer en pié, mientras que con la otra mano colocó la llave en la cerradura y así abrir la puerta. Pero esta parecía no querer ceder, por lo que decidió darle una patada, provocando un gran estruendo en toda la casa.

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