36- Valik

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- Eso es, bebé...- Exclamó el mayor cerrando sus ojos, sumido en el placer que recibía- Muevete así, joder.

Sus dedos marcaban con fuerza la cintura del menor, cada tanto movía sus caderas para así entrar con más fuerza mientras el contrario brincaba sobre él, llenándose por completo de su miembro.

- A-ah, Val- Sus gemidos no hacían más que volver loco al nombrado, aún más cuando veía su rostro con una expresión de absoluta satisfacción- M-me encanta tu polla.

Después de haber despertado y haberse dado cuenta de que Val ya no se encontraba junto a él en la cama, la idea de ir hasta su habitación para despertarlo y volver a repetir lo ocurrido la noche anterior cruzó por su mente.

Si bien Dominik tenía mucha, demasiada, experiencia sexual, nada se podía comparar a Val. Conocía distintas formas de sexo, desde el "sexo vainilla" al rudo, y aunque la experiencia con el mayor no había hecho la diferencia en ese sentido, lo había hecho de otra forma.

Desde pequeños nos han enseñado que ciertas cosas estaban prohibidas, como robar las manzanas de tu vecino o decirle a la gente mayor cuán feas son. Con el paso de los años, esas cosas se volvían más serias, como fumar a escondidas de tus padres o escaparse de casa. Otro ejemplo es el fijarse en el novio de tu mejor amiga, lo más prohibido de todos.

Pero Dominik sabía diferenciar las cosas, lo que él estaba haciendo no lo veía tan mal por un simple motivo: no estaba enamorado de Val, si aquello fuera así, sabría que había jodido todo con su mejor amiga. Pero lo que hacían era simple sexo, solo estaban quitándose las ganas acumuladas; de nada servía ya negar la tensión entre ambos, y esta era la única forma que conocía.

Ahora bien, a pesar de que una parte de él le gritaba que no lo haga, la otra le decía que no se le ocurriera parar. Disfrutaba tanto hacer lo prohibido que no había pasado, ni una sola vez desde la fiesta, el pensamiento de su amiga. No había lugar para otro pensamiento que el estar follando con Val.

Y es por eso mismo que se dejó llevar por sus ideas e irrumpió en la habitación de este, encontrándolo durmiendo tranquilamente, y despertándolo entre besos y lamidas en su cuello. Lo mejor de todo aquello fue que el mayor no puso resistencia, sino que prosiguió a besarlo casi con desesperación, alejándose de él solo cuando necesitaban tomar un poco de aire, pero tan rápido como lo conseguían volvía a devorar sus labios como si su vida dependiera de aquello. No dejó ni una parte del menor sin recorrer con sus labios y sus manos, sonriendo internamente cuando escuchaba los suspiros que soltaba el menor y los gemidos que adoraba oír.

Le encantaba acariciar su piel suave, le gustaba aún más verla tornarse roja por sus nalgadas, cómo se retorcía debajo de él mientras le pedía más. El cambio de posición por parte del menor no lo había tomado por sorpresa, sabía que a Dominik le gustaba llevar el control; el menor había gemido en alto cuando se dejó llenar nuevamente por el mayor, mientras que este último lo ayudaba con sus manos y con movimientos de su cadera lo ayudaban a llevar el ritmo necesario para que ambos gocen.

- Fóllame más duro, Daddy.

Dominik se dejó caer sobre el pecho de Val, aprovechando para besar su cuello y morderlo cuando el mayor lo abrazó por la cintura y elevó su pelvis para aumentar fuertemente sus embestidas, llevándolo al límite cuando tocó su próstata repetidas veces, ambos gimiendo cuando se corrieron a la misma vez.



La habitación que minutos atrás estaba llena de gemidos y suspiros ahora se encontraba en completo silencio, mientras ambos se vestían también compartían miradas cómplices. Val abrochaba los últimos botones de su pantalón mientras miraba de reojo al menor, su sonrisa ladeada demostraba que había disfrutado desde el primer momento de la noche, el arrepentimiento o culpa no tenían lugar en su mente, solo volver a repetir lo sucedido con el menor. Este último mencionado era consciente de la mirada del mayor y por eso mismo se tomaba su tiempo para vestirse lentamente.

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