Serendipity

59- Nosotros

Pasó su mirada a la mesa, revisando que todo estuviera en orden y acomodando el plato de cupcakes entre los demás aperitivos que había preparado junto a su madre. Sonrió al ver los adornos que esta había puesto, aún no sabía si estaba esperando un nene o una nena, por lo que todo era de colores neutros.

Decidió sentarse en uno de los sofá, ya que aún faltaban algunos minutos para que sus amigas llegaran, tomó su celular para enviar un mensaje a su novio, este lo vio luego de unos segundos pero no obtuvo respuesta, como siempre.

Un suspiro cansador salió de sus labios y cerró sus ojos con fuerza, por más feliz que estaba por el bebé que venía en camino, eso no cambiaba para nada la situación en la que se encontraba con Val. Había soñado muchas veces con que él se alegrara en cuanto supiera que estaba embarazada y que ambos fueran felices, pero estaba muy lejos de que eso pasara.

Había sido tan tonta e ilusa, el pensar que cuando ella tuvo que viajar para presentar su obra de teatro junto a sus compañeros tal vez ayude a que su novio y su mejor amigo puedan llevarse mejor; y claro que lo habían hecho, se llevaron mejor de lo que ella tenía planeado.

No sabía muy bien cuándo había comenzado todo, y por más que lo pensara una y mil veces no encontraba las señales que de seguro estuvieron allí todo el tiempo, pero ella había estado muy ciega. Y es que todos podían notar que ellos dos no se aguantaban, siempre se molestaban entre ellos y pocas veces se dirigían la palabra, pero habían sido incluso mejores actores que ella.

Sólo cuando volvió del viaje pudo notar el cambio en Val. Los momentos que pasaban juntos es como si él no estuviera realmente allí, se distraía con facilidad y su actitud había cambiado para con ella. Val no era del tipo de persona cariñosa, no solía demostrar sus emociones cuando estaban en público, pero siempre le hacía ver el cariño que le tenía, porque ahora que lo pensaba bien no estaba segura si había amor. Intentó no actuar paranoica, su novio podía estar pensando en proyectos de la universidad o en alguna otra cosa que a ella no le concernía; pero entonces comenzó a distanciarse aún más de ella, y cada vez que su celular sonaba se apresuraba para revisarlo e irse de la habitación para responder. Holly no aguantó más y le preguntó a su mejor amigo, el cual nunca le había mentido, o eso quería creer en ese entonces.

Dominik le había asegurado que Val no la estaba engañando con nadie, pero ella había pasado por alto el nerviosismo del chico al decir aquellas palabras. Ahora lo sabía.

Sus sospechas aumentaban cada vez más, las veces en las que la joven salía sin decirle una palabra al mayor, este ni siquiera le preguntaba a dónde iba o cuándo volvería. Pero todo empeoró aquella noche cuando decidieron sorprender a Dominik y hacer una pijamada. Hacía tanto que no pasaban tiempo juntos y realmente extrañaba a su amigo, pero entonces pasó lo de la llamada y su mundo comenzó a venirse abajo.

Ezra había dicho que se trataba de un chico que conocieron, y ella intentó convencerse de aquello. Se olvidó del tema lo que restó de la noche, pero cuando llegó a su casa fue diferente. ¿Cómo iba a pensar que no se trataba de Val si conocía exactamente su voz? Era él, no podía haber dudas al respecto.

Tal vez había sido demasiado buena, y tal vez por eso se habían aprovechado para mentirle en la cara.

Pero Holly estaba harta, había llegado a un punto en el que ya no podía soportar una mentira más. Holly amaba a su mejor amigo, habían pasado por tantas cosas juntos y nunca se habían ocultado algo, eran tan cercanos que la gente pensaba que eran hermanos; a ella no le molestaba pensar que el rubio era su hermanito, por más que tenían la misma edad siempre lo había visto como su pequeño, porque el cariño y amor que se tenían era incomprensible. Pero aunque lo amara demasiado, tenía que hacerlo.