Serendipity

37- Eres mi bebé

Frunció el ceño al ver aquellas flores, preguntándose si fue Kai quien las dejó allí, ya que él hacía tiempo que no visitaba la tumba de su abuela, pero creía difícilmente que haya sido su primo porque a este no le agradaba los cementerios. Decidió restarle importancia mientras depositaba las rosas que él mismo acababa de comprar, a su abuela le encantaban ya que ella misma solía tenerlas en su jardín.

- Tal vez debería traerte naranjas- Bromeó el joven cuando terminó de arreglar las flores- Pero nunca las encontraba...

Su sonrisa se borró de su rostro mientras bajaba la mirada, lanzó un suspiro mientras frotaba sus manos para entrar en calor, aunque estaba muy abrigado, este invierno amenazaba con ser de los más fríos en años.

Había comenzado un nuevo año, y pensó que sería bueno visitar a su abuela, arreglar su tumba y dejar las rosas que tanto le gustaban. Pensó que ya se encontraba lo suficientemente bien, que ya no derramaría lágrimas recordando el cariño de su abuela, que a pesar de haber perdido a tantos seres queridos, había aprendido a superarlo.

Pero ahí estaba una vez más, con sus ojos llenos de lágrimas y un dolor tan fuerte en su pecho que sentía su respiración cortarse. Se obligó a calmarse, dándose cuenta de que pronto tendría un ataque de pánico, cerró sus ojos y respiró varias veces. Recordó la voz de su abuela calmándolo en esas ocasiones, su voz sonaba tan clara en su mente que parecía que ella estaba a su lado.

Se dio cuenta, entonces, que ella nunca lo dejaría, se había ido físicamente, pero tanto ella como sus padres, no los dejarían solo como él pensaba. Era algo horrible perder a alguien querido, la sensación de haber sido abandonado era algo inevitable, pero Dominik comenzaba a superarlo. O al menos, eso quería pensar.

Al ver que su primo ya había llegado, se despidió mentalmente de su abuela y se levantó, sacudiendo el polvo de sus pantalones.

- ¿Estás listo?- Preguntó Kai cuando se había acercado, el menor asintió y Kai abrió el paraguas para protegerse de la leve lluvia.

Ambos partieron hacia el trabajo del rubio, podían sentirse más tranquilos al saber que nadie los estaría persiguiendo para acabar con sus vidas o algo parecido, ya que se habían librado de la gran deuda que tenía el castaño con esos mafiosos.

Dominik no pudo evitar reír al imaginarse la reacción de su primo al decirle que fue Val quien los salvó. Ninguno de los dos habían cruzado más de dos palabras, pero sabía que a Kai no le caía demasiado bien, y el rubio lo entendía. Aún recordaba la primer impresión que tuvo de Val, aunque todavía pensaba que este era demasiado serio, su perspectiva había cambiado ese último tiempo.

Omitiendo los últimos acontecimientos con el mayor, Dominik comenzaba a descubrir nuevas facetas; podía notar que ya no se tensaba cuando estaban cerca, tampoco lo miraba con desagrado, y eso era un gran cambio. Hasta lo había visto intentando ser gracioso, aunque dejaba mucho que desear.

- Aún me pregunto qué es lo que pasó realmente- Habló Kai cuando ambos estaban a unas pocas cuadras del restaurante, Dominik lo miró con confusión- Es decir, nunca me dijiste cómo fue que pagaste la deuda. Sólo enviaste un mensaje diciendo "está todo resuelto"- Expresó esas últimas palabras con un tono misterioso, para luego reír.

- Está bien, pero promete que no harás ningún drama sobre esto- Dominik no se sentía seguro si debía decirle o no, pero Kai era el mayor involucrado y merecía saberlo- Val se encargó de pagarles todo el dinero que le debías a esas personas.

El castaño abrió su boca para decir algo, pero la cerró al no saber qué decir exactamente, frunció el ceño al imaginarse a Val con un maletín lleno de dinero, lentes de sol aunque seguro era de noche cuando se encontró con los mafiosos. La imagen era completamente surrealista, Val no parecía del tipo misterioso.