44- Dear No One

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- Me gusta ser independiente, no requiere una inversión, nadie que me diga qué hacer...

Frunció el ceño al escuchar la música cuando entró a su casa, de seguro Dominik había dejado la radio encendida. Dejó las llaves en una mesita y, cuando se estaba dirigiendo a la cocina, detuvo sus pasos al ver a Dominik parado en el centro de la sala con una escoba en su mano pretendiendo ser un micrófono mientras cerraba sus ojos y movía su cuerpo al ritmo de la música.

- Pero, a veces, sólo quiero alguien a quien abrazar, alguien que me dé su chaqueta cuando hace frío...

Casi dejó caer las bolsas de las compras al escucharlo, había pasado tanto tiempo desde aquella vez que lo escuchó cantar que por poco olvida la hermosa voz que tenía el menor. Este último pareció no darse cuenta de que acababa de llegar, por lo que aprovechó para dirigirse a la cocina y dejar las cosas allí, desde donde estaba tenía una vista perfecta de Dominik y lo podía escuchar a la perfección mientras comenzaba a dejar lo que había comprado sobre las encimeras.

- Así que, si estás ahí, prometo ser bueno para ti, pero estoy cansado de buscar a mi futuro alguien. Porque cuando llegue el momento estarás aquí, pero por ahora, querido nadie, esta es tu canción de amor.

No se había dado cuenta de la sonrisa que había aparecido en su rostro, pero sí sabía que aquello era señal de estar disfrutando del mini concierto que el menor estaba dando en la sala de su casa. No entendía muy bien el por qué su pecho se había llenado de una sensación cálida, era algo así como si estuviera orgulloso de él. Se podía notar que disfrutaba demasiado aquello, sólo había que ver la emoción que transmitía con cada palabra que pronunciaba, como si realmente quisiera expresar lo que decía la canción.

Mientras comenzaba a cortar las verduras, se concentró en la letra de lo que cantaba el menor. Hablaba de encontrar a ese "alguien" especial a pesar de que le gustara estar solo y no depender de nadie, pero que en realidad amaría tener un alma gemela. Si bien no lo conocía tanto, pero le resultaba extraño que, tal vez, Dominik pensara de esa forma ya que parecía ser alérgico a los compromisos.

- A veces, quisiera a alguien que agarre mi mano, que me levante, me abrace fuerte, que sea mi hombre. Te amaría hasta el final...

Nuevamente quedó hipnotizado al verlo entonar aquellas palabras, había quedado como en un trance que no se dio cuenta que Ren había entrado y ahora estaba comiendo lo que él había preparado.

- ¡No, Ren!- Gritó cuando su perro escapó con un trozo de carne en su hocico. Pasó una mano por su rostro y se dio vuelta, encontrándose con la sonrisa burlona de Dominik.

- ¿Pido Pizza?


Hizo un sonidito de satisfacción al morder la porción de pizza, Dominik podría comer lo mismo toda su vida y él sería feliz con sólo eso; mientras que Val, apenas podría comer dos porciones y ya se sentía harto de esa comida poco saludable y nutritiva, pero no tenía más opción que aceptarla ya que Ren había terminado por robar toda la comida, no sólo la carne.

- Oye, ¿recuerdas aquella vieja loca en la feria?- El menor lo miró sin entender mientras iba por su quinta porción.- La que, supuestamente, veía el hilo rojo...

- Oh, si, si- Respondió con la boca llena, a lo que el mayor hizo una mueca de desagrado- ¿Qué pasa con ella?

Cuando compró aquello, pensó que a Dominik le gustaría ya que parecía ser del tipo de persona que compraría cualquier cosa sólo por el hecho de ser lindo y no importaría si no le diera utilidad alguna, completamente diferente a Val. Pero, si, lo compró por él, y ahora dudaba si había sido una buena idea.

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