10- Paraíso

109 10 1
                                    

Después de lo ocurrido con Kai, Nate se dio cuenta de que su reacción fue exagerada. Era obvio que Dominik defendería a su primo de cualquier cosa, así sea de un ejército de zombies, y él lo entendió después de dos días.

Nate tardó dos días en darse cuenta de aquello, y había ido casi corriendo hasta la casa de Dominik para disculparse. Este último lo recibió indiferente, lo que dejó aún más confundido al pelinegro, pero después de hablar, ambos arreglaron todo.

Y la mejor forma de arreglarlo era saliendo juntos a una discoteca. Nate no era de salir mucho, por lo que se sentía cohibido al entrar a aquél lugar y ver a todas las personas refregarse entre sí. En cambio Dominik, se sentía en su hábitat. Estaba tan acostumbrado a todo ese ambiente que no le pareció nada extraño el ver a un grupo de gente bailando sobre una tarima mientras se echaban alcohol encima. Tampoco le pareció extraño recibir tantas miradas; lo único extraño era en la circunstancia en la que se encontraba.

Cada vez que Dominik iba a alguna fiesta o a alguna discoteca, no le importaba con cuántas personas bailara o se iba al finalizar la noche; pero esta vez no podía hacer nada de eso, porque Nate lo tenía tomado de la cintura, y ahí se dio cuenta de que tenía novio y que tenía que serle fiel.

Suspiró mientras se sentaba al frente de la barra de bebidas y esperaba lo que había ordenado el pelinegro para tomar. El hecho de tener novio le imposibilitaba coquetear, hablar, o solo mirar a otra persona, y ya se sentía algo aburrido. Pero prometió hacer el intento.

- Aquí tienen- El barman dejó dos copas de vodka, dirigiendole una sonrisa ladina a Dominik.

- Gracias- Contestó Nate entre dientes, claramente molesto con el barman.

Dominik decidió ignorar esa sonrisa y tomó la copa para comenzar a beberla. Se dio vuelta y observó la pista de baile, la cual estaba repleta. Terminó su bebida de un solo trago, la dejó en la barra y caminó hasta la multitud que bailaba.

Comenzó a bailar entre toda la gente, su cuerpo se movía al compás de la música mientras cerraba los ojos. Sus caderas se mecían seductoramente, mientras que sus manos recorrían su cuerpo. Relamió sus labios y abrió los ojos, sonrió cuando vio que varias personas lo miraban. Pero poco duró esa satisfacción cuando notó, nuevamente, las manos de Nate en su cintura. Se dio la vuelta, con la intención de comenzar a bailar con él, pero escuchó que alguien gritaba su nombre.

- ¡Dominik!

Volvió a escuchar su nombre por tercera vez. Movía su cabeza de un lado para el otro, pero no encontraba a quien lo llamaba. Hasta que sintió que alguien tiraba de su brazo, y vio a Holly.

- ¿Eras tú quien me llamaba?- Preguntó frunciendo el ceño.

- Claro que si- Dijo rodando los ojos y riendo. Dirigió su vista a Nate, quien estaba tomado de la mano del rubio.- ¿Y él quién es?

- Él... él es...

- Su novio- Contestó Nate con una sonrisa- ¿Y tú eres...?

- Su amiga, Holly- Miró algo confundida a su mejor amigo, no le había dicho que tenía novio y se sentía ofendida. Pero rápidamente cambió su expresión, reemplazándola por una sonrisa- ¡Vengan con nosotros!

- ¿Nosot...

Dominik no tuvo tiempo a preguntar, pues Holly lo había tomado nuevamente del brazo y lo arrastraba por la discoteca. Se abrieron paso entre algunas personas hasta llegar al sector de las mesas. El rubio frunció el ceño al ver a Val sentado allí. Este tenía la mirada perdida en la copa que tenía entre sus manos, por lo que no se dio cuenta cuando habían llegado ellos tres.

SerendipityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora