24. Tienes unos ojos preciosos y una sonrisa delirante

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No supe que decir, era una declaración totalmente sincera de lo que sentía por mí, ¿Qué como sabía que era real? Mi instinto, la forma en la que me miraba, su modo de actuar cuando estábamos juntos, simplemente me hacía sentir que yo era importante para él.

- No me lo esperaba, no sé que decir, la verdad.

- Pues no digas nada- Y después de estas palabras me besó muy despacio, muy dulce, con mucho sentimiento; un beso que duró su tiempo, y que demostraba que lo dicho era cierto.

- Eres muy especial para mí Eric- Acaricié su cara, le gustaba mucho que le hiciera eso.

- Tú también lo eres, cariño.

- Al final, ese mote no me disgusta del todo, es cariñoso, nunca mejor dicho- Reímos los dos.

- No se si recuerdas, que cuando empezamos a quedar, te dije que al final te acabaría gustando el mote y yo, y no estaba tan equivocado... ¿No?

- Ay... ¡Bueno!

Pusimos la tele y ahí nos pasamos horas y horas, tampoco cenamos ¿Para qué?. De pronto, se escuchó la puerta de la entrada y después unos pasos mientras también se oían maletas rodar.

- ¡Hola cariño!- Dijo mi madre antes de mirar hacia mi pierna. - ¿Qué te ha pasado?- Se acercó corriendo dejándolo todo ahí en medio.

- Nada, un estúpido chico en skate me ha tirado y me he torcido el tobillo, suerte que vino Eric a ayudarme.

Mi madre miró a Eric y se acercó a él:

- Hola Eric, cuanto tiempo ¿Qué tal estás?

- Muy bien, ¿Y tú Carla?

- Bien, aquí, de vuelta a casa, ya la echaba de menos.

- Veo que os acordais perfectamente el uno del otro- Dije sonriendo.

- Pues claro, como olvidar a este bellezón de madre que tienes- Era Eric, ¿Qué esperar?

- No digas tonterias- Dijo mi madre dándole un diminuto empujón.

- Es verdad.

- Y bueno que, ¿Ya estais juntos? ¿O aún no?- Abrí los ojos como platos, no sabía que decir, quería que la tierra me tragara en ese instante, así que habló Eric.

- No estamos juntos, por ahora- Me miró y me sonrió.

- Ah... Pues pensaba que sí.

- Como Júlia sólo me ha llamado tres veces en tres semanas...- Dijo subiendo el tono de voz para que lograra escucharla. - Pensé que estaba muy ocupada saliendo contigo.

- En realidad, lo estaba.

- Ajá, entiendo. Bueno, supongo que tendreis hambre- Gracias mamá.

- Yo tengo muchísima hambre- Afirmé.

- Y yo.

- Pues no se hable más, os voy a preparar una cena deliciosa.

Mi madre se fue a la cocina, y nos quedamos de nuevo Eric y yo solos:

- Tu madre es un encanto, ojalá tuviera yo cerca a la mía...

- ¿Por qué se fueron?- Vi que su cara cambió completamente de estar contento, a estar rotundamente serio, hasta el color de la cara de cambió.

- No quiero hablar de eso, nunca.

- Entiendo- Dije pasando mi mano por su mejilla, sabía que eso le relajaba.

- Suerte que te tengo a ti- Sonó muy sincero.

- Por supuesto que me tienes a mi, eso ni lo dudes.

Me dio un abrazo y me apretó a él tan fuerte que casi me ahogo, era como si no quisiera que me separara nunca de su lado, después de un buen rato de estar así, mi madre salió y nos separamos:

- Ya está la cena lista chicos.

- Vamos volando- Dije.

- Júlia, te recuerdo que no puedes andar, mucho menos podrás volar...

- Es verdad, no me acordaba.

- Tranquila, yo te llevo- Me agarró como las anteriores veces y me sentó en una de las sillas,. Mi madre nos miraba sin sacar su sonrisa de la cara, Eric le gustaba para mi, yo lo sabía.

- Gracias Eric.

- A ti Júlia- Y me dio un beso en la mejilla ya que mi madre estaba mirando.

Mamá había preparado un buen plato de macarrones de los suyos con salsa boloñesa hecha por ella, no había nada mejor que eso, las galletas de Eric y la pizza.

- Qué bien, como echaba de menos tus platos de pasta con esta salsa- DIje cogiendo el paquete de queso y echándome muchísima cantidad.

- Sabía que te encantaría que te hiciera este plato, por eso lo he hecho- Dijo mientras le servía el plato a Eric.

- Gracias- Contestó Eric.

- A ti cielo.

Los tres empezamos a cenar y nos comimos dos grandes platos cada uno. Siempre le salía genial este plato pero hoy le había quedado realmente buena.

Cuando acabamos Eric puso mi plato y el suyo a lavar y me cogió para subir a mi habitación. Le di un beso a mi madre y fuimos a mi cuarto.

- Eric, te quedas a dormir ¿No?

- Por supuesto.

- Pues avisa a mi madre.

- Claro, voy a avisarle.

Bajó y a los pocos minutos ya estaba subiendo de nuevo:

- Hecho, ya le he avisado.

- ¿Y te ha dejado?

- Pues claro.

- ¿En mi habitación?

- Sí. En tu habitación.

- Entiendo, pues vamos a dormir.

Estaba a punto de quedarme dormida pero una voz hizo volver a estar totalmente despierta:

- Júlia.

- Dime.

- Recuerda que mañana es la cena, y quiero que te pongas el precioso vestido.

- Me acordaba de sobras y ya tengo el vestido preparado para mañana, tú tranquilo- Giró para mirarme y yo hice lo mismo. Acaricié su mejilla e instintivamente, cerró sus ojos. Al rato, los abrió. Me miró como siempre hacía, profundamente.

- Si las miradas tan preciosas como la tuya perforaran el alma, yo ya la tendría totalmente destrozada. Tienes unos ojos preciosos y una sonrisa delirante.

- Gracias- Le contesté sonriendo, y como si de un espejo se tratase, él sonrió también.

- Buenas noches Eric.

- Buenas noches Júlia.

Continuará...

Mañana será el gran día, el día de la cena. Gracias por leerla <3

Vete, pero quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora