43. Que bonito todo

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- Hombre, ¡Qué sorpresa pareja! ¿Cómo estáis?- Era Alicia. Maldito el momento en el que decidí traer a Júlia a este lugar.

- Hey- Saludé seco.

- Hola- Júlia también saludo a mi modo. Obviamente no estábamos demasiado a gusto en este momento, por su culpa habíamos pasado una época separados.

- ¿Qué casualidad no?- Ella parecía no percatarse de nuestra incomodidad. Hablaba como si nada.

- Seguro- Contestó mi preciosa novia. Era la mejor. Yo aguantaba la risa como podía, su respuesta fue tan seca que a años luz se hubiese notado que no quería hablar con ella.

- Te noto un poco molesta... ¿Aún estás rencorosa conmigo por lo que pasó?- Júlia, que tenía la mirada posada en mí, la desvió para fijarse en ella.

- ¿Molesta? ¿Yo? Que va. Me encanta que coqueteen con mi chico, es de lo mejor que hay. Sobre todo si lo hacen sin cortarse un pelo. Y encima, la misma persona que ya lo ha hecho más de una vez. ¿Molesta? ¿Por algún motivo?- La ironía se notaba en cada palabra que soltaba.

- Es lo que tiene tener un novio tan guapo y que besa tan bien- Dios mío. En ese instante yo creo que mi corazón dejó de palpitar un segundo.

- ¿Y tú que sabes cómo besa? En tu vida probarás labios tan deliciosos y perfectos como los de mi novio. No estás a su altura.

- Ya, seguro que no...

- Como ya te dije, en su vida se fijaría en alguien como tú, así que déjanos en paz.

- Júlia, no me toques las narices... No me las toques- Amenazó ella. Esto se estaba poniendo muy tenso.

Estaba en peligro, como Alicia dijera algo de lo del beso... Me moría. Aunque bueno... Era su palabra contra la mía. Júlia obviamente, me creería a mí. Además, ese beso no significó nada de nada, sólo lo hice para que nos dejara en paz. Me acerqué al oído de Júlia para que sólo ella pudiera oírme.

- Tranquila, mírame a mí, no le mires a ella, como si no estuviera. Y disfruta de este día, que es para nosotros- Vi que esbozó una sonrisa que agradecí muchísimo y me agarró de la mano. Era tan preciosa...

- Que bonito todo... pero... ¿Vuestro amor podría con todo?- Júlia no pudo evitar desviar su atención hacia ella.

- ¿A qué te refieres?

- ¿ Y si vieras una foto de Eric besándose con otra?- Júlia me miró y después negó con la cabeza. Me estaba sintiendo como una mierda. Pero esa foto no existía, no podía existir porque ese beso fue en mi casa. Sólo lo decía para liarlo todo. Y se le daba muy bien. Pero no podría con nosotros.

- Esa foto no existe porque Eric nunca haría eso.

- Vale vale...- Alicia cruzó sus piernas y empezó a canturrear algo que no me interesaba. Giré la cara de Júlia con mis dedos índice y pulgar y la atraje hacia mí para darle un beso.

Al rato, por fin salió la pareja de las cabinas y nosotros entramos. Ni nos despedimos de Alicia. Pero antes de entrar, salió una masajista:

- Ahora que entren tres, que se acaba de incorporar una chica en el turno de las 11- ¡Venga ya! No podía ser cierto... Debía de ser una pesadilla. Alicia se acercó y entramos los tres.

- Hola chicos, mirad: Vosotros tumbaos aquí- Nos dijo a Alicia y a mí, mierda. Pero ni loco me ponía a su lado - Y tu hermana que se tumbe al otro lado- Júlia abrió los ojos como platos, estaba que echaba chispas.

- Para empezar, yo soy su novia.

- Ah perdona, es que os parecéis un poco y pensé que eras su hermana.

- Pues pensaste mal.

- Vale, pues entonces... Tú, túmbate allí- Señaló a Alicia y después a la camilla más alejada.

Nos quitamos los tres las batas y no pude evitar echarle una miradita a Alicia, muy mala y todo lo que tú quieras, pero tenía un cuerpazo que... Madre mía. Ella se dio cuenta de que la miraba y empezó a moverse sensualmente. Rápido aparté mi mirada y la posé en Júlia, que también tenía un cuerpazo que era de envidiar.

Nos tumbamos los tres cada uno en su respectiva camilla y nos empezaron a dar un masaje con chocolate súper relajante.

Punto de Vista de Júlia

Estuvimos dándonos un placentero masaje durante una hora. Eric y yo compartíamos alguna que otra sonrisa y mirada, mientras también, en algún momento, cerrábamos los ojos. Al acabar, dimos las gracias y nos fuimos.

- ¿Que bien verdad?- Dijo la pesada de Alicia.

- Sí, sí, genial- Contesté pasota.

- ¿No te ha gustado?- Esta vez fue Eric quien preguntó.

- Pues claro que me ha gustado tonto- Le dije al oído. Él como respuesta sonrió.

- Si tenéis que decir algo, decidlo en voz alta, que me siento sola.

- A ver, ¿Tú eres tonta? He venido con mi novio y quiero estar sola y exclusivamente con él.

Pareció no importarle ya que seguía con nosotros. Alicia ya me estaba cansando, todo el rato sin separarse de nosotros. Estábamos en un largo e interminable pasillo y ella iba un poco más avanzada que nosotros. A mi izquierda había una puerta y a mi derecha mi Eric agarrándome la mano. Se me ocurrió una idea. En un movimiento rapidísimo, nos metí a Eric y a mí en la habitación que había detrás de esa puerta. Cuando estuvimos dentro, me fijé que había pestillo y rápido lo puse. Suspiré aliviada.

Miré la sala en la que estábamos. Como no, estaba llena de chocolate, y no era una sala con algún mueble en concreto. Tenía como un agujero en plan piscina y alrededor estanterías con toallas, y una mesa diminuta al lado con fresas. Mi paraíso.

Eric tenía una enorme sonrisa y me abalancé encima de él, me cogió y rodeé su cintura con mis piernas:

- Por fin solos- Le dije muy cerca de su boca por la cercanía de nuestros cuerpos.

- Sí, que ganas tenía de estar contigo- Me dio un beso.

- Qué casualidad encontrarle aquí justo hoy. Fíjate si es mala, que sin querer, ya le sale. No sé si se me entiende...

- A la perfección

Miré hacia la piscina de chocolate y me entraron unas ganas tremendas de entrar. Miré a Eric y sin decir ni una palabra ya me entendió. Yo seguía encima suyo y no me tuve que bajar, avanzó hasta la piscina y nos metió allí dentro. Lo íbamos a pasar tan bien...

Continuará...

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Vete, pero quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora