Me acerqué y literalmente nos empezamos a devorar. Agarré su muslo dándole a entender que subiera y eso hizo: rodeó con sus piernas mi cintura y pasó sus manos por mi pelo, gesto que me encantaba.
Subí las escaleras y nos dirigí a su habitación, seguidamente nos dejé caer encima de su cama y me alejé un poco para ver su precioso rostro.
- Eres tan guapa Júlia...- Acaricié su cara suavemente. Ella únicamente soltó una leve risa y vi que miraba fijamente mis labios, yo sonreí.
- Eric, tienes los labios más tentadores que he visto nunca- Pasó su mano por mi labio inferior dejando a su paso un ligero cosquilleo. - Tan suaves, tan blanditos, gruesos como a mí me gustan, tan besables...- Y de nuevo volvimos a besarnos con tanta lujuría como antes, y hubo un momento que me iba a alejar un poco, pero ella, al ver mis intenciones, mordió mi labio y tiró de él para que no lo hiciera. Dios... Lo que provocó en mí eso. Pasé mi lengua por su labio pidiéndole paso. El beso se intensificó pero ella lo subió todavía más cuando me apretó fuertemente hacía ella.
Nos giró y quedó ella encima:
- Quítate la camiseta- Rogó. Dios mío, ¿Cómo negarme a eso? Tenía de nuevo los ojos oscuros y brillantes. Pasé la tela por encima de mi cabeza y volví a tumbarme bien. Ella no dejaba de pasar su mirada por toda la parte de mi cuerpo que estaba descubierto.
- Eres tan sexy Eric...- Júlia, que estaba sentada un poco más abajo de mi ombligo, empezó a acariciar mi torso. Pasaba sus dedos por encima de mi pecho, y fue bajando lenta y delirantemente hasta que paró en mis abdominales, que los resiguió haciéndome estremecer. Ella, al ver mi cara, soltó una pequeña risita.
- ¿Qué es tan gracioso?
- Estás deseoso, tienes una cara...
- Es que lo haces aposta. Vas taaaan lentamente que es delirante, lo sabes- Ella volvió a reír.
- ¿Es gracioso?
- Mucho.- Le iba a pagar con la misma moneda. Nos giré de nuevo y ahora yo estaba encima. Estiré sus brazos y me puse de rodillas encima de ellos, para que no pudiera moverlos. Perfecto, yo tenía las dos manos libres.
Me acerqué a su cuello y pasé mi lengua muy lentamente, escuchaba sus jadeos y por lo deseosa que ahora estaba ella reí encima de su cuello. Un escalofrío recorrió su cuerpo, lo sabía por los pelos erizados de su nuca.
- Vale, vale, prometo no reírme más.- Dijo con la voz ronca y sensual.
- Ya es tarde...- Seguía besando su cuello.
- Que me va a dar algo, en serio- Ya era suficiente, porque sabía lo que le afectaban los besos en el cuello. Me miró. - Que calor hace ¿No?
- Pues sí- Dejé sus brazos libres y se quitó la camiseta. Mi vista recorrió todo su cuerpo descubierto y madre mía, era tan guapa... Estaba tan... Bien.
- No me mires así- Puso sus brazos encima de su sujetador tapando su precioso pecho. Era una de las pocas veces que estaba roja como un tomate.
- ¿Eres tonta? No tengas vergüenza de ningún tipo, eres tan preciosa... Ni se te ocurra taparte delante de mí, cariño- Quitó sus manos de encima y elevé mi mirada hasta su cara ya que se sentía incómoda y yo quería que estuviera bien y que disfrutara.
Con sus manos, me acercó a ella y desvió su cara hasta mi oído.
- Tu cuello pide a gritos una marca.
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Vete, pero quiero que te quedes
JugendliteraturQue cosa tan complicada el amor, y para ellos no iba a ser menos. Júlia y Eric se amarán. Pero, como en toda relación, hay ciertos obstáculos y ciertas dudas. El pasado, en el pasado se queda. Pero, ¿Y si vuelve? ¿Y si encima vuelve para estropearl...