Al final acabo sentándose a mi lado y empezó a comer conmigo porque le dio envidia. Acabamos de comérnosla y llevé la caja de la pizza a la cocina. Cuando llegué al sofá se acabó la paz:
- Júlia, hay que ir preparándose.
- ¿Tengo que ir vestida de alguna manera en especial?- Se puso a reír ante mi pregunta. Nunca había estado en un sitio así. No sabía nada de nada.
- Claro que no. Es una carrera, no una gala.
- Vale, vale. Ahora bajo.
Subí y busqué en mi armario el atuendo más adecuado para una carrera ilegal. La verdad es que no había nada especial, tampoco sabía que llevaba la gente que iba allí. Fui a lo básico: Unos tejanos, una camiseta básica, y una cazadora negra, unos tacones altos y un toque de maquillaje. Perfecto, supongo. Bajé volando y ahí estaba Eric, tan tranquilo en el sofá ¿Cómo podía estarlo? Seguramente ya estaba acostumbrado.
Me acerqué y él notó que estaba nerviosa:
- Eh... ¿Estás bien?
- Sí, supongo- Puso su mano en mi barbilla y movió mi cabeza para que nuestras miradas quedaran conectadas.
- Cuéntamelo anda...
- Pues que estas cosas me ponen muy nerviosa, y en sitios así, cualquier cosa puede pasar.
- ¿Prefieres quedarte?
- No, porque estaré en todo momento pensando en si estarás bien o no. Prefiero ir- Él como respuesta, simplemente acarició mi mejilla para que me tranquilizara y la verdad es que lo consiguió.
- Tenemos que irnos ya.
- Vale- Contesté en forma de suspiro.
Salimos de casa, eran las 21:20. Nos subimos a su moto y partimos hacia donde se haría la carrera. Recorríamos calles y más calles y cada vez nos alejamos más de mi casa, mi querida casa, ahora más que nunca. Llegó un momento donde al final de el camino por el que habíamos, donde ya no había ninguna casa ni ningún tipo de edificio, se veían luces oscuras y se escuchaba una fuerte música, la música que yo más odiaba. Nos fuimos acercando al lugar hasta que, después de media hora de camino desde mi casa, llegamos. Un lugar realmente tenebroso. La mayoría de gente vestía de negro y todo el mundo iba con moto o en coches muy tuneados que hacían muchísimo ruido.
Aparcó la moto un segundo a un lado y fuimos en busca de Jorge. Eric le envió un mensaje y a los cinco minutos ya estaba con nosotros:
- ¿Estás preparado?
- Más que nunca.
- Eso espero, porque hoy han apostado por ti 500 euros y si no ganas, ya sabes...
- ¿Cómo?- Pregunté sorprendida. Creo que no había escuchado bien, realmente no podía haber dicho eso, no no.
- ¿No le has contado esta parte a Júlia?
- Bocazas...- Susurró Eric. No podía ser, era verdad lo que había oído.
- Eric, no correrás, si corres, me enfadaré mucho contigo.
- No Júlia, no me condiciones.
- Claro que te condiciono, ¿Estás loco? Que si no ganas te parten las piernas.
- Literalmente- Afirmó Jorge.
- Y tú vaya amigo eres, que permites que acepte cosas de estas.
- ¿Tú sabes el dinero que va a ganar si queda primero?
- ¿Tú sabes lo que le puede pasar si no gana?- Grité ya desesperada.
- Gana muchas de las veces, por eso apuestan por él.
- Pero puede perder, quedar segundo, ¿Y entonces qué?
Nadie dijo nada, no se atrevían a decir nada porque la respuesta estaba clara. Si no ganaba, los que apostaban por él perderían tanto dinero que querrían vengarse, tenía que parar esto, Eric podía acabar muy mal:
- O las carreras o yo.
- No serás capaz.
- Vamos que no... No sabes lo peligroso que es.
- Sé lo peligroso que es.
- ¡Que lo hago por ti!
- Júlia, voy a correr- Hablaba, al contrario que yo, muy tranquilo.
- No lo hagas, es peligroso.
- Que sí Júlia, que es peligroso, que sí.
- ¿Prefieres las carreras antes que a mi?
Él no dijo nada, sólo me miraba. "El que calla otorga" Pensé. Ya está, estaba todo dicho. Me alejé de él, pero antes de alejarme le quise decir algo importante:
- Si corres, no me busques. No quiero estar con alguien que uno: Elige a las carreras antes que a mi, dos: Tiene aficiones peligrosas y tres: Arriesga su vida a por dinero.
Me fui andando de ese asqueroso lugar. Andaba y andaba y no sabía hacia adonde iba, pero cualquier sitio era mejor que estar ahí. Mi móvil no dejaba de sonar, obviamente era Eric y también me llamaba un número que desconocía que seguramente sería Jorge. Pasé del móvil y de él, igual que él pasaba de mí pues yo de él. Si él era malo yo peor. Llegó un momento en que ya no podía ni ver ni reconocer nada, estaba total y absolutamente perdida. Perfecto. Decidí parar, mejor quedarme quieta y no avanzar hacia ninguna parte, que perderme más.
De repente, empecé a escuchar ruidos muy cerca mío. No, no, no, todo esto no me podía estar pasando a mí, me daba mucho miedo, sentía pánico. Cada vez el ruido más y más cerca hasta que alguien me empujó contra un árbol, sólo pude gritar. No podía abrir los ojos, tenía tanto miedo que no podía abrirlos.
- Te necesito- Susurró alguien conocido en mi oído. Esa voz, esa sensación en mi interior, esos gestos... Era Eric.
- ¿Eric?- Y le abracé, había sentido tanto miedo, que verle había sido el doble o el triple de mejor que normalmente. Al recordar la situación de antes me alejé.
- Júlia, no he corrido esa carrera- Sólo pude sonreír, me acerqué a él y le besé. Yo también le necesitaba, también necesitaba sus palabras, sus sonrisas, sus besos, sus caricias, todo.
- La primera vez que me besas sin que te lo pida- Le salió esa sonrisa de felicidad total que no demasiadas veces aparecía en su rostro. En este momento todo era perfecto.
- Es que me ha alegrado mucho verte, y más aún escuchar que no has corrido en esa carrera, por mí.
- Haría tantas cosas por ti...- Unió nuestras frentes.
- ¿Cómo has sabido dónde estaba?
- Porque no me he separado de ti en ningún momento tonta, ¿Crees que te dejaría ir así como así por estos barrios? ¿Estás loca?- Se preocupaba mucho por mi, era genial. Me fijé en sus labios, que dibujaban una perfecta sonrisa en su perfecto rostro, no pude evitar imaginar besarlos ahora mismo, de nuevo.
- Bésame Eric- Y eso hizo, se fue acercando poco a poco hasta que nos unió en un profundo beso, un beso tierno y dulce esta vez. Estuvimos un largo tiempo hasta que nos separamos, una vez más, por falta de aire.
- Le enviaré un mensaje a Jorge para que traiga la moto- Dijo sacando el móvil de su bolsillo trasero.
- Vale, guapo.
Continuará...
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Vete, pero quiero que te quedes
Novela JuvenilQue cosa tan complicada el amor, y para ellos no iba a ser menos. Júlia y Eric se amarán. Pero, como en toda relación, hay ciertos obstáculos y ciertas dudas. El pasado, en el pasado se queda. Pero, ¿Y si vuelve? ¿Y si encima vuelve para estropearl...