14. Coche estropeado

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Me despertó un fuerte sonido y pegué un respingo alarmada. Miré a mi alrededor y ví que estábamos en un lugar desconocido, rodeados de casas y ya era de noche. Miré a mi izquierda y vi a Eric muy molesto.

- ¿Qué ha pasado?- Pregunté aún un poco aturdida.

- Siento si te he asustado, es que el coche se ha estropeado ya que se ha quedado parado y, por impulso y rabia, le he dado un puñetazo al claxon. Perdona.- Acarició mi mejilla.

- No te preocupes- Miré el reloj de mi muñeca y al ver la hora abrí los ojos sorprendida- ¿Ya es media noche?

- Sí, si ya estábamos a punto de llegar. Maldita chatarra...- Unos golpes en la ventanilla hicieron que desviáramos los dos la mirada hacia allí y, detrás de éste, vi a una mujer de unos cuarenta años mirándonos con una sonrisa. Bajé la ventanilla.

- Buenas noches chicos, ¿Os ha ocurrido algo?- Preguntó la mujer un tanto preocupada. - Es que he escuchado un fuerte ruido y ahora os veo aquí parados...

- Nada importante, sólo que el coche se ha estropeado.- Eric suspiró pesadamente y, poniendo sus manos en el volante, apoyó su cabeza encima.

- ¿Y dónde ibais, está muy lejos?

- No demasiado, a unos 50 kilómetros de aquí- Dijo Eric sin levantar la cabeza.

- En mi casa hay habitaciones de sobras, podéis quedaros los días que necesitéis.- Nos dijo para después mostrarnos una gigante sonrisa. Qué simpática.

- No hace falta, pero gracias por la invitación, buscaremos un lugar dónde poder quedarnos a dormir.

- Por eso os ofrecía mi casa, no hay ningún hotel hasta pasados largos kilómetros. Al ser pueblos perdidos a nadie le interesa construir por aquí- Genial. - Y además, no es ninguna molestia, de verdad.

Miré a Eric y él hizo lo mismo. Asintió y miré a la mujer.

- Bueno, gracias, intentaremos molestar lo menos posible.

- Oh querida... Estoy acostumbrada al jaleo. Ya conoceréis a mi familia.

Bajamos del coche y miré hacia éste, estaba en medio de la carretera.

- ¿Y el coche se queda ahí en medio?- La mujer negó con la cabeza.

- Ahora le diré a mi marido que salga y que ayude a tu novio a empujarlo hasta aparcarlo a un lado- Asentí.

Eric y yo fuimos acercándonos hacia la casa de la mujer y cuanto más nos acercábamos, más murmullo se escuchaba.

Nos fue guiando por un pasillo hasta llegar al comedor. Había 3 personas allí a parte de la amable mujer y, no me gustaba ser el centro de atención, pero en ese momento lo estábamos siendo.

-Hola- Dijeron todos prácticamente al unísono. Yo saludé con la mano y Eric saludó a todos, uno por uno. Me fijé que había un chico mirándome fijamente y eso hizo que me pusiera un tanto nerviosa.

- El ruido ese que hemos escuchado han sido ellos. Su coche les ha dejado tirados en medio de la carretera. Por cierto, Jose, tienes que ir a ayudarle a empujar el coche y sacarlo del medio- El hombre asintió levantándose del sofá y Eric me miró enviándome una sonrisa, sabiendo que pasaría un mal rato ahora que me dejaba sola delante de ellos.

Se alejó por el pasillo y me dejó allí. Los tres me miraban con una sonrisa y, al centrar mi mirada en el chico, me guiñó un ojo, haciéndome poner más nerviosa todavía. Me fijé en él: Era rubio, ojos de color marrón clarito, parecido al color miel, una sonrisa bastante bonita y no se podía mentir, era un chico bastante atractivo. Era todo lo contrario a Eric físicamente, y mi chico me parecía muchísimo más guapo y me gustaba millones de veces más. "Obviamente Júlia, si no no estarías con él"

El chico, al ver que le estaba mirando, se acercó sonriente y me dio dos besos.

- Hola, soy Marcos. ¿Y ésta belleza que observan mis ojos, cómo se llama?- Quería que la tierra me tragara.

- Soy Júlia.- Le sonreí tímidamente.

- Marcos, ¡Deja de coquetear!- Gritó un chico un poco más joven desde atrás, para después acercarse y darle un leve empujón a Marcos, bufó en contra y se alejó, volviendo a sentarse donde estaba.

- Yo soy Lucas, el hermano de ese pedazo de tonto- Reí. - Un placer Júlia. Ella es Maria, mi madre- Señaló a la mujer que había venido a buscarnos- Y el hombre que ha salido con tu acompañante es Jose, mi padre.

- Igualmente. Gracias por acogernos aquí, en vuestra casa.- Justo en ese momento Eric y Jose llegaron hasta nosotros y Eric llevaba en la cara una sonrisa gigante.

- ¿Todo bien?- Preguntó en un susurro. Asentí y me dio un beso en la frente, para después entrelazar su mano con la mía. Sonreí y volví mi vista hacia el sofá donde estaban los cuatro. Jose y Maria nos miraban enternecidos con una sonrisa tonta, los dos hermanos estaban hablando entre ellos.

- ¿No te recuerda a nosotros cuando éramos jóvenes?- Le dijo Jose a su mujer. Ella asintió y tenía una sonrisa gigantesca en la cara. Realmente se notaba que se querían. - ¿Sois novios no?- Asentí. - Se nota- Rió. Él también tendría alrededor de unos 40 años, era delgado y tenía unos ojos azules muy intensos, y como estaba moreno, destacaban más todavía.

- ¿Y cuanto tiempo lleváis juntos?- Preguntó Marcos, haciéndonos desviar la mirada hacia él.

- En total llevaremos casi 8 meses saliendo. Al principio casi 7, estuvimos separados un año, y ahora hemos vuelto. Hace aproximadamente un mes que volvemos a estar juntos.- Dijo para después plantar un beso en mis labios, haciéndome sonrojar considerablemente.

- Oh... Que bonito...- Dijo Maria. - ¿Y por qué os separasteis?- Mala pregunta.

Vio que nuestras caras se volvieron serias y después rectificó.

- Olvidad la pregunta, no he dicho nada- Eric asintió mirando hacia otro lado y yo miré hacia el suelo.

- ¿Habéis cenado?- Cuestionó seguramente para cambiar de tema. Negamos con la cabeza y ella sonrió. - Ha quedado cena, macarrones. ¿Os apetecen?- Los dos aceptamos y nos fuimos a la cocina a cenar.

La mujer se sentó a charlar con nosotros y por la puerta, a los 10 minutos, apareció Marcos, sentándose a mi lado izquierdo. Le miramos todos para después volver a lo que hacíamos.

Cuando ya llevábamos un rato de conversación, noté una mano en mi muslo haciéndome saltar y pegar un gritito.

- ¿Todo bien?- Preguntó Eric. Asentí con la cabeza para después mirar por debajo de la mesa disimuladamente y vi que era la mano de Marcos. Le miré fulminante y él, como respuesta, me envió una arrogante sonrisa. Intenté apartar su mano pero lo único que conseguí con eso fue que la apretara y la subiera un poco más arriba, haciéndome saltar disparada de la silla.

- Júlia, ¿De verdad que estás bien?- Volvió a insistir Eric.

- ¿Me cambias el sitio, por favor?

- Claro cariño- Maria nos miraba igual de enternecida que antes y Marcos intentaba reprimir una sonrisa. Me senté al otro lado y pude acabar mis macarrones pero siempre bajo la atenta mirada de Marcos, que me observaba disimuladamente.

Vaya días me esperaban en casa de Maria y Jose.

Continuará...

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Vete, pero quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora