5. Carrera mortal

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- Jorge, quédate con Diego. Voy a ver donde está Eric. Como le haya pasado algo...- ¿Tenía ganas de llorar? No sabía que me afectaría tanto...

- Vale, ves a buscarle. Cualquier cosa ya sabes, al móvil.

Empecé a correr pero en dirección contraria a la que ellos habían llevado en la carrera y sólo había caminado unos metros, cuando vi el cuerpo de Eric en el suelo en medio de una mancha de sangre gigantesca y su moto tirada de cualquier manera a un lado. Me acerqué a él más rápido si se podía y me fijé en que tenía los ojos un poco abiertos y parpadeaba. También respiraba pero muy despacito y con dificultad.

- Dios... Ahora también veo a Júlia en mi imaginación... Estoy enfermo- Dijo como pudo ya que estaba muy débil pero aún así, pude oír lo que dijo.

- No Eric, soy yo, Júlia- Me puse muy cerca de él y miré detenidamente su rostro. En la cara no le habían hecho daño, y aún en su estado, estaba tan guapo como siempre.

- No me lo creo.

- Que sí- Reí mientras lloraba. - Soy yo.

- Pero no llores- Levantó su brazo y acarició mi cara. En ese momento creí morir. Cuanto tiempo sin sentir su tacto... Que aún producía muchísimas cosas en mí. Agarré su mano con la mía y la entrelacé

- ¡Es que te puedes morir jod*r! ¿Tú sabes la sangre que has perdido?

- Me da igual. Si me muero, ¿Qué más da? A nadie le importo.

- Que te calles, no lo digas ni en broma.- Le di unos golpes en el pecho demasiado fuertes. Él tosió. - Lo siento- ¡Ostras! ¡Una ambulancia! Llamé rápido al teléfono de emergencias y me dijeron que estaban de camino.

Me acerqué sin importarme el pasado, ni la sangre, ni nada de nada y le di un abrazo fuerte, mientras apoyaba mi cabeza en su pecho.

- A mí me importas ¿Vale Eric?

- Sólo te doy pena.

- ¿Por qué piensas eso?

- Porqué...- Tosió fuerte. Si que estaba débil, sí. Y cada vez perdía más sangre y yo me desesperaba más porque le veía peor y...

- No digas nada.

¡Por fin la ambulancia! Lo subieron rápido y yo, obviamente, me subí con él. En ningún momento soltó mi mano y hacía muecas de dolor, así que seguramente le habían hecho muchísimo daño. Le envié un mensaje a Jorge: "No se qué le han hecho, pero le han destrozado, vamos de camino al mismo hospital que antes de ayer"

Acerqué una silla que había a la camilla y me senté justo a su lado, acariciando con la otra mano libre su cara, intentando así que su dolor cesara, aunque fuera imposible.

- Eres tú otra vez....- Le dijo al médico que le estaba poniendo algo en la espalda.

- ¿Eric? ¿Qué te ha pasado?- Él se encogió de hombros y empezó a llorar. Claramente Eric me importaba y mucho. Apretó un poco mi mano.

- Una historia muy larga- Dije yo también sollozando. Verle así me partía en dos.

- No me lo digas, que lo adivino. Tú eres Júlia.- Asentí. - Pues es un placer, he oído hablar mucho de ti...- Estuvo unos segundos mirándonos a Eric y a mí. - Ay Júlia Júlia... Que traes loco aquí a mi amigo Eric.- Sonreí. ¿Por qué? Quizá escuchar eso, ahora, me alegró un poco. Simplemente hice un gesto un poco raro que ni yo misma sabía lo que significaba.

De repente, la máquina donde Eric estaba enchufado hizo un sonido continuo y el médico se levantó bruscamente mientras gritaba:

- ¡Parón!- Otro médico que estaba por ahí empujó un tanto brusco mi silla hacia atrás separándome de Eric haciendo así que nuestras manos se separaran y mis caricias en su rostro cesaran. Había dos médicos más, pero estaban al otro lado y hablaban entre ellos. También se levantaron rápidamente al oír esa palabra y empezaron a reanimar a Eric, pero no les funcionó.

Vete, pero quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora