- Y yo a ti Júlia, y yo a ti- Sonrió ampliamente. Me encantaba su sonrisa. Sus labios eran tan bonitos... Carnosos, perfectos para ser besados.
- Perdonad chicos, os toca- Dijo la cajera.
- Perdona es que estábamos... Perdona- La cajera rió.
- ¿Qué queréis tomar?
Pedimos lo que nos apeteció y cuando dejó toda la comida en la bandeja nos dirigimos hacia una mesa vacía. Después, empezamos a comer.
- Que buena está la hamburguesa- Dijo Júlia dándole un mordisco.
- ¿Está más buena que yo?- Sabía que está pregunta le pondría un tanto nerviosa. Dejó de comer y me miró intentando disimular su sonrisa pero le fue imposible.
- ¿A qué viene esa pregunta Eric?- Seguía intentando reservarla.
- No sé... Pero respóndeme- Acaricié su pierna por debajo de la mesa y ella pegó sin querer un pequeño saltito. Reí interiormente.
- Eric, que hay niños...- Intentó quitar mi mano pero no me dejé.
- ¿Y qué? Si no estoy haciendo nada malo... Y no me líes, respóndeme.
- Pues claro que estás más bueno que la hamburguesa, eso es obvio.
- ¿Y qué és lo que más te gusta de mí cariño?- Yo seguía con su pierna.
- ¿A qué juegas Eric?
- ¿Estás nerviosa cielo?
- Em no no...
- ¿Segura?- Me acerqué a ella.
- Sí, segura.
- Vamos a cenar, hablaremos de esto luego cariño- Susurré antes de separarme.
- Eres un guarro Eric- Reí.
- No lo soy, sólo que me encanta verte nerviosa.
- Y además, eres un guarro.
- ¿Guarro yo? ¿Te recuerdo lo de hoy en la piscina de chocolate?
- ¡Ayy!- Puso sus manos en su rostro mostrando vergüenza.
- No tengas vergüenza, ese punto tuyo me encanta. Eres tan... Caliente. - Le di un beso.
- Bueno, vamos a cenar.
- Sí, hablaremos de esto luego.
Nos lo comimos todo, hasta la última patata de nuestra bandeja. Salimos y fuimos hasta delante del SPA dónde estaba aparcada la moto. Arrancamos y nos fuimos.
Aún no habíamos llegado y Júlia habló:
- ¿Adónde me llevas ahora?- Gritó para que lograra oírle, suerte que tenía el casco, si no... Uf...
- Es sorpresa. Sólo puedo decirte que te va a encantar.
Punto de vista de Júlia
Paramos delante de un edificio no muy alto pero sí muy ancho. Llegamos a la puerta y Eric la abrió.
- ¡Espera! ¡No puedes mirar!- Tapó mis ojos con una mano y se escuchaba una música muy chula de fondo.
Avanzamos un poco hasta que paró y quitó la mano de mis ojos, gracias a eso, pude ver un bonito salón donde había una pareja bailando muy arreglada que, al vernos, se fue ¿Qué?. Éste era espectacular. Una lámpara gigante preciosa en el centro y las paredes eran espejos.
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Vete, pero quiero que te quedes
Ficção AdolescenteQue cosa tan complicada el amor, y para ellos no iba a ser menos. Júlia y Eric se amarán. Pero, como en toda relación, hay ciertos obstáculos y ciertas dudas. El pasado, en el pasado se queda. Pero, ¿Y si vuelve? ¿Y si encima vuelve para estropearl...