45. Me vuelves tan loco Júlia...

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- Y yo a ti Júlia, y yo a ti- Sonrió ampliamente. Me encantaba su sonrisa. Sus labios eran tan bonitos... Carnosos, perfectos para ser besados.

- Perdonad chicos, os toca- Dijo la cajera.

- Perdona es que estábamos... Perdona- La cajera rió.

- ¿Qué queréis tomar?

Pedimos lo que nos apeteció y cuando dejó toda la comida en la bandeja nos dirigimos hacia una mesa vacía. Después, empezamos a comer.

- Que buena está la hamburguesa- Dijo Júlia dándole un mordisco.

- ¿Está más buena que yo?- Sabía que está pregunta le pondría un tanto nerviosa. Dejó de comer y me miró intentando disimular su sonrisa pero le fue imposible.

- ¿A qué viene esa pregunta Eric?- Seguía intentando reservarla.

- No sé... Pero respóndeme- Acaricié su pierna por debajo de la mesa y ella pegó sin querer un pequeño saltito. Reí interiormente.

- Eric, que hay niños...- Intentó quitar mi mano pero no me dejé.

- ¿Y qué? Si no estoy haciendo nada malo... Y no me líes, respóndeme.

- Pues claro que estás más bueno que la hamburguesa, eso es obvio.

- ¿Y qué és lo que más te gusta de mí cariño?- Yo seguía con su pierna.

- ¿A qué juegas Eric?

- ¿Estás nerviosa cielo?

- Em no no...

- ¿Segura?- Me acerqué a ella.

- Sí, segura.

- Vamos a cenar, hablaremos de esto luego cariño- Susurré antes de separarme.

- Eres un guarro Eric- Reí.

- No lo soy, sólo que me encanta verte nerviosa.

- Y además, eres un guarro.

- ¿Guarro yo? ¿Te recuerdo lo de hoy en la piscina de chocolate?

- ¡Ayy!- Puso sus manos en su rostro mostrando vergüenza.

- No tengas vergüenza, ese punto tuyo me encanta. Eres tan... Caliente. - Le di un beso.

- Bueno, vamos a cenar.

- Sí, hablaremos de esto luego.

Nos lo comimos todo, hasta la última patata de nuestra bandeja. Salimos y fuimos hasta delante del SPA dónde estaba aparcada la moto. Arrancamos y nos fuimos.

Aún no habíamos llegado y Júlia habló:

- ¿Adónde me llevas ahora?- Gritó para que lograra oírle, suerte que tenía el casco, si no... Uf...

- Es sorpresa. Sólo puedo decirte que te va a encantar.

Punto de vista de Júlia

Paramos delante de un edificio no muy alto pero sí muy ancho. Llegamos a la puerta y Eric la abrió.

- ¡Espera! ¡No puedes mirar!- Tapó mis ojos con una mano y se escuchaba una música muy chula de fondo.

Avanzamos un poco hasta que paró y quitó la mano de mis ojos, gracias a eso, pude ver un bonito salón donde había una pareja bailando muy arreglada que, al vernos, se fue ¿Qué?. Éste era espectacular. Una lámpara gigante preciosa en el centro y las paredes eran espejos.

Vete, pero quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora