27. Te quiero, te deseo, te necesito

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No pudo seguir ya que llegó el camarero, que buen momento para volver:

- ¿Qué queréis para beber?

- Lo que ella decida- Ahora, tanto el camarero como Eric me miraban.

- Yo quiero agua.

- Pues agua para los dos, gracias.

- Enseguida os lo traigo.

Hubo un silencio para nada incómodo, nuestras miradas volvieron a conectarse. En ese momento, al mirarle así, bajo las luces del restaurante, en la mesa 22, sentados al lado de un gran ventanal, me di cuenta de que le quería. Que ese sentimiento que producía en mí no era una simple atracción o un simple cariño. Le quería.

Posé mi mirada de nuevo en la carta ya que tenía que decidir que quería para cenar:

- Eric, todo esto es muy caro, no hacía falta venir a un sitio así, en una hamburguesería mismo, estando contigo, ya es especial- Le salió la sonrisa de felicidad total, seguramente por mi confesión y no pude evitar hacer lo mismo.

- Da igual Júlia, te mereces esto y mucho más, créeme.

- Gracias.

El chico volvió con nuestras bebidas y nos preguntó que qué íbamos a cenar:

- ¿Qué me recomiendas?

- El solomillo con patatas asadas.

- Pues eso.

- Y yo quiero lo mismo pero con lechuga, quita las patatas- Pedí.

- Perfecto, enseguida vuelvo con vuestros pedidos.

El camarero se volvió a ir, y volvimos, de nuevo, a quedarnos solos:

- Antes, habías empezado a hablar pero el camarero te ha cortado ¿Qué íbas a decirme?

- Nada importante Júlia, no es nada.

Punto de Vista de Eric

Quería decirle que le quería, que fuera mi chica, pero me daba miedo que me rechazara o simplemente, no sintiera algo tan fuerte como yo y no quisiera salir conmigo. Eso me dejaría totalmente destrozado.

El camarero pronto vino con nuestra comida, se notaba que había buen servicio en este restaurante.

- Gracias- Dijo Júlia, con una de sus sonrisas que deja loco a cualquiera. El chico le devolvió la sonrisa y se fue.

Quería decirle que le quería, y lo iba a haber:

- Qué buena está la comida ¿Verdad?- Comentó Júlia.

- Em... Sí, sí, está deliciosa- Hoy no era mi día.

Acabamos nuestras cenas y salimos a una gran terraza que tenía ese restaurante. No había nadie, y me fijé que al final de la terraza, había un sitio donde apoyarse, entonces, para estar más comodos, fuimos hasta allí. Le cogí la mano y la entrelacé con la mía, le iba a expresar todos mis sentimientos:

- ¿Tenéis hora?- Otro señor interrumpiéndome, ¿De dónde había salido?

- No, buen hombre, no tenemos hora- Dije casi gritando y mirándole como un psicópata. Pero es que había intentado tres veces decírselo y no podía.

- La juventud de hoy en día...- Murmuró alejándose.

- Eric, tranquilízate- Pasó su mano por mi mejilla. No había nada mejor que su roce contra mi piel. - ¿Qué te pasa?

Me limité a suspirar y mirar hacia el suelo, nada más podía hacer. Júlia, con sus finos dedos cogió mi barbilla y levantó mi cabeza. Me miró profundamente con sus preciosos ojos azules:

- Llevo toda la noche intentado decirte algo.

- Adelante, dime.

- Abrázame- Lo necesitaba, sinceramente.

Ella se acercó a mí y me dio un abrazo de los suyos, de esos que nunca quieres separarte.

Acerqué mi cabeza a su oído, estuve unos segundos así pensando bien si decírselo o no. Al final, decidí lanzarme:

- Júlia, si no te lo digo, reviento- Hubo unos segundos de silencio, para respirar profundamente, y soltar, por fin, lo que deseaba decirle. - Te quiero, te deseo, te necesito. Sé mi novia a partir de ahora, a partir de este momento, y me harías tan feliz....- Solté de golpe, y después le di un beso en su mejilla. Estaba realmente nervioso, el pulso me iba a mil.

Ella no dijo nada, seguramente no se esperaba tal confesión por mi parte, sólo pude imaginarme que estaba sonriendo. Júlia acercó sus labios a mi oído esta vez, sabía lo que provocaba en mí al hacer eso:

- Eric, te quiero. Pensaba que nunca llegaría este momento, claro que quiero ser tu novia.- Y se abalanzó encima de mí. Le cogí y empezamos a dar vueltas como en las películas. Pero había una gran diferencia entre esas historias y la nuestra: Nuestra historia era totalmente real, los sentimientos estaban a flor de piel.

Nos separamos escasos centímetros por un segundo y le cogí de la mano, no quería separarme de ella ni un solo milímetro.

- Tengo un poco de frío.

- Toma mi chaqueta- Me la quité y se la cedí, la verdad es que le quedaba mejor a ella que a mí.

- El vestido te queda tan bien... Y con la chaqueta ya ni te cuento... Te queda mejor a ti que a mí.

- Gracias.

- Vamos, aún queda algo más.

- ¿Aún hay más?

- Por supuesto.

Punto de Vista de Júlia

Eric pagó al camarero y nos fuimos de ese precioso restaurante. Salimos y nos subimos a la moto. Nos alejamos todavía más de mi casa y estuvimos por carretera media hora más, después Eric se desvió por un camino de tierra hasta que llegamos a un árbol gigante que en las ramas tenía una cabaña también inmensa, nunca había visto nada igual.

- ¿Cómo has conseguido encontrar la cabaña?

- Es de un amigo, me la ha dejado por hoy.

- Cada día me sorprendes más, eres increíble.

- Que va...- Dijo dándome un beso en la mejilla, la verdad es que cada día me gustaba más.

- ¿Cómo se sube?

- Por la escalera que hay detrás, agárrate- Me cogió de manera nupcial y fue subiendo escalón a escalón hasta que llegamos, la verdad es que si no subimos 50 escalones no subimos ninguno, tuvo mucho mérito.

- Gracias.

- No hay de qué cariño.

Cuando estuvimos arriba, sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta. Al entrar, me quedé sin palabras, que lujazo, había un montón de muebles de lujo y un jacuzzi, me sorprendió ver un jacuzzi en medio del salón. Él entró un poco más y cogió de una silla un bonito ramo de rosas, era precioso.

- Son preciosas, muchas gracias.

- Júlia, no es nada. El que debería darte las gracias soy yo, por estar a mi lado, por querer compartir esta etapa de tu vida conmigo, gracias- Y me miró de una manera especial, le brillaban los ojos espectacularmente gracias a la luz que desprendía la cabaña. Me entraron unas ganas inmensas de besarle y eso hice: Le besé, un suave y breve roce que te llevaba al cielo.

Nos guió a la habitación, parecía que la noche ya había acabado, pero sólo me lo pensaba, aún había más sorpresas.

Continuará...

Gracias por leerla <3 Comentad y votad que os parece. No hay nada que me haga más feliz que ver que votais la historia, de verdad. Gracias de nuevo, sois geniales <3

Vete, pero quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora