Me preparé para mi quedada con Celia: me duché, me vestí de manera muy simple y esperé a que fuera un poco más tarde para salir de casa. Cuando llegó la hora salí volando hacia la cafetería ya que se me hacía tarde, apuré demasiado el tiempo y ahora iba justa.
Estuve andando 8 minutos, un tiempo récord de mi casa a la cafetería, y cuando llegué Celia ya me estaba esperando en una mesa.
Me senté en frente suyo. No salía ni una palabra por parte de ambas, estábamos calladas y de vez en cuando una miraba a la otra. Yo no había decidido quedar así que no iba a abrir la boca a menos de que ella hablara primero. Este momento de silencio se acabó cuando ella decidió hablar:
- Júlia em... Lo siento, es que no sabía que Eric era tan mono... Y como no te gustaba demasiado... Pues no sé, aproveché la ocasión.
- Es muy sencillo Celia, tú te vuelves a acercar a él con intenciones inadecuadas y te arranco los pelos. ¿Entendido?
- Uh... Que posesiva.
- No, posesiva no, pero Eric ahora ya me gusta muchísimo y no es plan de que tú te acerques para coquetear con él.
- No quería ofenderte el otro día- Hizo una pausa mientras miraba al suelo- ¿Me perdonas?- Le miré unos segundos pensando bien que hacer.
- Claro que te perdono- Y se acercó a darme un buen abrazo de los suyos.
- Bueno ¿Y cómo te va con él?
- Pues muy bien, la verdad. Todo es tan... Genial.
- ¿Y qué? ¿Ya ha habido acercamiento?
- No del que tú piensas, pervertida. Ni lo habrá por ahora, o eso creo. Sólo unos besos.
- Ajá, entiendo. ¿Y ya estáis saliendo oficialmente?- Ahí mi cara se volvió seria.
- No, no somos nada serio.
- ¿Por qué?
- Pues no lo se, así estamos bien, supongo que será por eso, que no necesitamos decir que tenemos algo serio para ser algo serio, ¿Me entiendes?.
- Sí, sí, a la perfección. Pero a ti te gusta tener algo formal con tu persona especial.
- Me conoces tan bien... Pero bueno, prefiero dejarlo como está.
- Júlia, me tengo que ir ya, hablamos pronto ¿Vale? Gracias por venir.
- A ti.
Empecé a caminar por la ciudad ya que hacía mucho tiempo que no lo hacía, caminaba y caminaba por las bonitas calles hasta que me quedé estática en el sitio por lo que estaba viendo, no podía creer lo que veían mis ojos. En un banco me encontré algo, más bien a alguien que me dejó totalmente descolocada, si no me equivocaba era Eric con dos o tres chicos más, ¡Y estaban todos fumando!, estaba flipando.
- ¿Eric?
- ¡Júlia!- Dijo tirando el cigarro lejos de nosotros.
- ¿Desde cuándo fumas?
- ¿Podemos hablar de esto luego?- Reí ante su pregunta.
- ¿Luego? ¿Cuándo? Tengo muchas cosas que hacer, no tengo la agenda libre hasta dentro de tres días.
- Vamos Júlia, no seas así...
- Adiós Eric- Y me alejé bastante, pero una voz hizo que parara:
- No, no, espera.
- ¿Qué quieres?
- Sí, fumo.
- Pues ya está, arreglado. ¿Pero por qué no me lo has dicho? Es un detallito bastante importante.
- Porque pensaba que si te decía que fumaba te echaría mucho para atrás a la hora de conocernos.
- Em... El tabaco me da muchísimo asco, pero mientras no fumes en mi casa... Ya está.
- De acuerdo- Dijo abrazándome.
- No me gustan los secretos y las mentiras Eric- Él sólo asintió.
(Lo que Júlia no sabía es que Eric tenía muchísimos secretos, que esto sólo era el principio de una larga lista de ellos y situaciones extrañas en las que no entendería nada. Los dos sí se gustaban mutuamente, muchísimo. Quizás sería una de las pocas cosas reales que habría y tendría esa relación. Pero Júlia, claro, no sabía nada de nada, ni lo sabría nunca. O tal vez sí.)
Seguí caminando por allí con la cabeza hecha un lío, no conocía esa etapa de Eric, es decir, no sabía que fumaba ni lo había sospechado nunca. Ni había visto tabaco en ningún sitio ni había olisqueado nunca en su ropa el olor desagradable que contiene. ¿Pero por qué me mentía con una tontería como esta? Si me mentía con esto, que no es nada, ¿No me mentiría con nada más?. Estaba claro que pensaba demasiado, sólo era una maldita tontería, pero yo tenía la manía de pensar demasiado las cosas y darle la vuelta a todo. Sí, era una tontería, nada más. Debía confiar en él, quería confiar.
Decidí volver ya, suficiente por hoy. Llegué a casa y me fui a duchar, lo necesitaba. Cuando me metí en la ducha, mi cuerpo se relajó por fin. Salí y cogí mi móvil, había recibido un mensaje de Eric:
"Lo siento mucho, de verdad Júlia, lo siento. No quería mentirte, sólo que tenía miedo a que no quisieras conocerme por el hecho de que fumo" Le contesté sinceramente: "No tienes que cambiar tu forma de ser ni esconder nada por nadie, ni por mí" Su respuesta fue clara "No quería arriesgarme. Por cierto, recuerda que esta noche te recojo" Última respuesta por mi parte: "Claro Eric, nos vemos" Él me volvió a escribir "No te enfades Júlia, por favor" No quería contestarle más pero... Jolín, era superior a mí. "No lo hago, tranquilo."
Ya no hubo más mensajes de por medio, menos mal. No me apetecía hablar más. Fui a la cocina a ver que me podía cocinar y me hice un poco de pasta, hervir sí que sabía hervir pasta. Cuando pasaron 11 minutos, la saqué y me puse tomate y queso.
Después de comer, fregué los platos y quise llamar a mi madre, hacía tiempo que no hablaba con ella:
- ¿Júlia?
- Hola mamá, ¿Qué tal estás?
- Que alegría escucharte, muy bien, ¿Y tú cariño?
- Muy bien mami, ¿Cuándo vuelves?
- Dentro de 3 días estoy ahí.
- Vale, hablamos pronto. Te quiero.
- Y yo cielo mío.
Colgué el teléfono y me puse a ver la tele, no había nada interesante así que me puse a ver el cotilleo, no tenía nada mejor que hacer. Quedaban cuatro horas para que Eric me viniese a buscar.
Continuará...
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Vete, pero quiero que te quedes
Novela JuvenilQue cosa tan complicada el amor, y para ellos no iba a ser menos. Júlia y Eric se amarán. Pero, como en toda relación, hay ciertos obstáculos y ciertas dudas. El pasado, en el pasado se queda. Pero, ¿Y si vuelve? ¿Y si encima vuelve para estropearl...