Se empezó a poner muy nervioso. Lo noté por como jugueteaba con sus manos y su mirada iba hacia ninguna parte. Me acerqué un paso más a él y acaricié su mejilla, eso le tranquilizaba siempre, metió su mano en el bolsillo y de éste sacó un sobre de color rojo.
- Me gustaría que leyeras esto. - Empecé a abrirlo pero me detuve cuando posó sus manos encima. - Aquí no. Léetela cuando estés sola, en tu habitación- Asentí y la metí en mi bolso.
- La leeré mañana, al llegar a casa- Pensé unos segundos - Hablando de casa, ¡Tengo que llamar a mi madre! Debe estar echando humo.
- Claro.
Cogí mi móvil volando y marqué el número de mi madre:
- ¿Mama?
- Hola Júlia, dime.
- Eric ha conseguido una cabaña increíble y nos quedaremos a dormir aquí.
- ¿A sí? ¿Y dónde está?
- Encima de un árbol.
- ¿Es de broma?
- No mamá, está entre las ramas de un árbol, es inmensa, mañana haré una foto y te la enseñaré.
- Vale cariño, pues pásalo bien, y no hagas nada precipitado, ya me entiendes.
- Ya mamá.
- No, en serio Júlia.
- Que sí, buenas noches.
- Buenas noches cariño.
Por fin colgué el teléfono, y me senté en la cama con Eric:
- Mi madre ha comprado la segunda parte del libro que leímos juntos.
- ¿Hay segunda parte? ¡Qué bien!
- Sí, está en mi estantería. Un día que vengas lo leemos juntos.
- Perfecto.
Eric dio unos golpecitos en su regazo señalando que me sentara y eso hice, rodeé su cuello con mis brazos:
- Júlia- Dijo uniendo nuestras frentes y cerrando los ojos.
- ¿Qué?
- No te puedes hacer una idea de lo nervioso que estaba en el restaurante, tenía miedo a que me rechazaras o a que... No sintieses lo mismo- Abrió sus ojos de nuevo, tan preciosos como siempre. Sonreí inconscientemente, estar con él me hacía feliz.
- ¿Recuerdas el día que fuimos a ver las estrellas?- Asintió. - ¿El momento en el que me besaste y después pusiste mi mano en tu pecho para que notara lo rápido que latía tu corazón, lo que producía en ti?- Volvió a asentir. - Pues, a mí me pasa lo mismo, por supuesto que siento lo mismo que tú, no lo dudes ni un solo segundo.
- Hagamos la prueba, pero de manera distinta.
- ¿Cómo?
- Sh...- Puso su dedo índice en mi boca y se acercó sonriendo a mi cuello. Estaba clarísimo lo que iba a hacer, acercó su cabeza debajo de mi barbilla. Su respiración contra mi cuello hacía erizar mi piel, hacía más pesada mi respiración, hacía latir más rápido mi corazón. Lo que producía en mí era delirante, únicamente su respiración me producía eso. Después posó sus labios encima y empezó a hablarme:
- Júlia, ¿Te gusto?- Cada vez que pronunciaba una palabra, sus labios rozaban ligeramente la piel de mi cuello, haciéndome sentir así cosas inexplicables. Asentí ante su pregunta, muy obvia, por cierto.
- ¿Mucho?- De nuevo hizo lo mismo. Poco más podría aguantar de ese modo, era como que el cuerpo se me debilitaba. Se separó escasos centímetros, los suficientes como para poner la mano encima de mi pecho, para poder notar el latir de mi corazón.
Abrió los ojos como platos. Realmente me iba muy deprisa, él no sabía bien lo que producía en mí.
- Te late rapidísimo, te va a dar un ataque- Dijo serio.
- Es que, eso, me pone muy nerviosa.
- ¿A sí? ¿Cuánto?
- Mucho.
- ¿Cuánto es eso?- Acercó su cabeza a mi cara de nuevo unos centímetros hasta quedarse tan cerca que notaba su respiración contra la mía.
- Lo suficiente como para no poder pronunciar palabra.
Quise bajarme ya de su regazo pero él no me dejó, me recoloqué de nuevo y acerqué mi boca a su oído:
- Me gustaría recordarte, que yo también sé cuales son tus puntos débiles, así que te recomiendo, que no utilices eso en mi contra- No se movió ni dijo nada, estaba como una estatua. Le di un beso al lado de su oreja y un escalofrío recorrió su cuerpo, la piel se le erizó.
- Sé que es delirante, sé lo que es estar sometido por alguien, sé la rabia que te da perder el control de todo, pero es tan satisfactorio verte así que no lo dejaría de hacer nunca- Volví a presionar mis labios en su lóbulo.
- Además, sé que te encanta.- Se agarró fuerte a mí, estaba sobrepasando sus límites. La verdad es que no sé como tal tontería en el oído, podía hacerle sentir así, de verdad, era increíble.
De repente, giró bruscamente y nos tumbó en la cama, él encima de mí, ahora yo había perdido el control, de nuevo, lo tenía él. Cuando pude ver su cara me quedé totalmente sorprendida. ¿Dónde estaba el azul tan precioso de sus ojos? Ahora eran totalmente oscuros, pero brillaban muchísimo, los labios los tenía rojos, seguramente de tanto mordérselos.
No dijo nada. Empezó a besarme con lujuria, parecía que su vida dependiera de ello. Nos besábamos como nunca antes lo habíamos hecho, con pasión, con lujuria, con deseo. Pero, esto debía parar aquí, no más.
- Eric, para- Estaba demasiado ocupado, no me escuchó.
- Que pares- Dije un poco más fuerte y empujándolo hacia atrás.
- ¿Qué pasa?
- Nada, que ya está.
- No me puedes dejar así.
- Por ahora, hasta aquí.
- Entiendo, no hay problema, supongo. Esperaré lo que haga falta.- Dijo con la respiración agitada. Me sentía un poco mal, pero no era el momento, bajé mi cabeza analizando la situación anterior, la había fastidiado. - Te quiero Júlia.- Le miré, su color de ojos había vuelto.
- Y yo a ti.- Esta vez hubo un simple y suave roce de nuestros labios, no había nada mejor que eso.
- Creo que por hoy ya está bien, vámonos a dormir ya.
- Me parece bien, que yo ya tengo sueño. Buenas noches Eric, gracias por todo lo que haces por mí, eres de lo mejor- Acaricié su precioso rostro.
- Buenas noches cariño, que descanses, tú eres de lo mejor del mundo.
Continuará...
Aquí empieza la relación seria entre Eric y Júlia. Comentad y votad que os parece. Me haría muy feliz que votarais la historia, de verdad. Gracias de nuevo <3

ESTÁS LEYENDO
Vete, pero quiero que te quedes
Novela JuvenilQue cosa tan complicada el amor, y para ellos no iba a ser menos. Júlia y Eric se amarán. Pero, como en toda relación, hay ciertos obstáculos y ciertas dudas. El pasado, en el pasado se queda. Pero, ¿Y si vuelve? ¿Y si encima vuelve para estropearl...