Capítulo 7 ┋ Novios.

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Había terminado de poner la mesa y Emma de hacer la cena. Todo estaba listo y solo tenía que ir a buscar al abuelo a su habitación. Cuando bajo con él a mi lado, todas las miradas presentes en la mesa se posan sobre nosotros. Lo siento en su lugar y comienzo a servir la comida. Cada tanto miro de reojo a Liam, el cual está muy concentrado en fijarse todos mis movimientos y lugares de mi cuerpo, sin disimulo alguno. Eso último me molesta, y si pudiera, le clavaría un tenedor en el ojo. Sin embargo, decido ignorarlo.

—¿Dónde está mi hijo? —pregunta, Arturo, mientras coloco la servilleta en su cuello.

—Tuvo trabajo. —habla Anabell—. No pudo venir.

—Siempre tiene trabajo. A veces pienso que lo hace para evitarme. —habla con cólera.

Nadie le responde y no entiendo el motivo por el cual el señor de la casa evita a su padre como él dice. No parece ser un mal hombre y puedo asegurar que llegará el día en que, lamentablemente, él se arrepentirá de no haber estado con su padre cuando pudo. Algunos tienen la suerte de tenerlos a su lado, y simplemente se alejan por no tener tiempo. Con ese pensamiento en mi cabeza, vuelvo a la cocina.

—¿No crees que esta vestimenta es demasiado corta? —es lo primero que Emma me pregunta cuando hago acto de presencia.

—Demasiado. La odio. —digo sincera y ella asiente.

—Realmente no sé por qué tenemos que usar esto. ¡Es humillante! Además de que, si fuera un poco más corto, se vería toda la parte trasera. ¡No deja nada a la imaginación! —se queja—. No entiendo quien habrá elegido este traje.

—Quizás fue Ashton. —hablo.

—¿Por qué lo dices? —frunce el ceño, esta vez mirándome.

Bueno, básicamente se la pasa mirándote como si así pudiera desnudarte y tú me habías dicho que el traje te lo dieron luego de tres meses trabajando aquí.

Lo pienso, pero no lo digo. No deseo hacerla sentir incomoda.

—Olvídalo. —digo. Tomo una de las botellas de vino y vuelvo a la sala. Ahí se encuentran todos cenando en silencio. Voy sirviendo copa por copa, hasta llegar a la de Liam. Me posiciono a su lado, y casualmente, él roza su mano con mi expuesta pierna, haciendo que me sobresalte y vuelque un poco del vino sobre la mesa.

—Lo siento. —me disculpo. Lo limpio con el trapo que siempre llevo y siento mi rostro arder, pero no de la vergüenza. Al pasar por su lado, pateo su pierna disimuladamente. Ni se inmuta, pero sé que lo sintió. Espero que, aunque sea, le haya molestado por ser tan idiota. Sirvo la copa de Anabell en completa seriedad.

—Liam, ¿mañana iremos al parque como me prometiste? —la voz de Isabella se hace oír.

—Claro. Vendré a casa a las cinco e iremos. —habla él, asegurando sus palabras. Se nota sincero y me extraña tanta amabilidad de su parte. Supongo que solo es así con su hermana ya que me habían dicho que es su debilidad.

Antes de poder irme, Anabell me detiene.

—Antes de que tu horario laboral termine, necesito que pases por mi oficina para poder hablar. —dice sin mirarme, bebiendo de su copa.

—Sí, señora. —salgo de la sala, volviendo a entrar a la cocina. Cuando mi horario finaliza, y termino de cambiar mi vestimenta, paso por la oficina de Anabell como ella me pidió. Golpeo a su puerta y me da el permiso de entrar. Lo hago, viéndola frente a su escritorio. Cierro la puerta y con cada paso que doy, no puedo evitar preguntarme si hice algo mal. ¿Acaso me va a despedir? Pienso en todo lo que hice durante el día, buscando algún error que haya cometido, pero no tengo éxito. Cuando estoy frente a ella, junto las manos delante de mí, en señal de que la escucho.

INFERNAL © ┋ ¿En quién confías? [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora